Nicolás, Capellán de la Encarnación, Ávila

TERESA ANTE LA FUNDACIÓN DE MEDINA DEL CAMPO (4)

Ya hemos dedicado tres páginas a la Fundación de Medina. Pero interesa asomarnos a la interioridad de Madre Teresa ante una empresa tan grande, y que tan de repente se le cruzó en su camino. Se ve sola ante la aventura, que había ido diseñando en su cabeza.¡Si, al menos, encontrara un fraile o un hombre seglar, que le ayudaran!

Por lo que afectaba a su persona, se veía como "una pobre monja descalza", Algo así como "una hormiga".¿Quién la mandó meterse en tantos lios? ¿Quién le salió garante de los resultades de tan  arrogante osadía? A sencillamente su fe en el poderoso Señor del cielo y de la tierra, a quien desafió humildemente: ¡ Creo,Señor, que tú me has metido este proyecto en mi cabeza, yo lo he decidido por
Ti, asique tú sabrás lo que quieres hacer , valiéndote de esta hormiga. Escuchemos sus mismas palabras en dos párrafos:

 Pues estando yo ya consolada con las licencias, creció más mi cuidado, por no haber fraile en la Provincia, que yo entendiese, para ponerlo por obra, ni seglar que quisiese hacer tal comienzo. Yo no hacía sino suplicar a nuestro Señor que siquiera una persona despertase. Tampoco tenía casa, ni cómo la tener. Hela aquí una pobre monja descalza, sin ayuda de ninguna parte, sino del Señor, cargada de patentes y buenos deseos y sin ninguna posibilidad para ponerlo por obra. El ánimo no desfallecía ni la esperanza, que, pues el Señor había dado lo uno, daría lo otro. Ya todo me parecía muy posible, y así lo comencé a poner por obra.

 ¡Oh grandeza de Dios! ¡Y cómo mostráis vuestro poder en dar osadía a una hormiga! ¡Y cómo, Señor mío, no queda por Vos el no hacer grandes obras los que os aman, sino por nuestra cobardía y pusilanimidad! Como nunca nos determinamos, sino llenos de mil temores y prudencias humanas, así, Dios mío, no obráis vos vuestras maravillas y grandezas. ¿Quién más amigo de dar, si tuviese a quién, ni de recibir servicios a su costa? Plega a Vuestra Majestad que os haya yo hecho alguno y no tenga más cuenta que dar de lo mucho que he recibido, amén.

(Fundaciones 3,6.7)