YO SOY, NO TENGAIS MIEDO,dice Jesús. Domingo 7 agosto

DOMINGO XIX A

En este domingo encontramos a Jesucristo retirado a un lugar solitario, en plena naturaleza, donde está solo y orando .- Encontramos también a sus apóstoles, pescando desde su barca ,en medio del lago de Genesaret, faenando,pero disgustados, y llenos de miedo porque hay un viento fuerte que los zarandea y temen hundirse.
Fijémonos primero en Jesucristo, retirado a un lugar tranquilo, para hacer un rato de oración.Hay muchas formas de hace oración, rezando el Padre nuestro u otra oración, asistiendo a Misa y escuchando atentamente la Pqalabra de Dios, entrando en una iglesia y quedarse un rato en silencio meditando en algún pasaje del Evangelio o concentrado escuchando la voz de Dios a través de la

Apostol san Felipe

propia conciencia.- Cualquier forma de oración es saludable para la persona.

Muchas gentes hacen de la oración el alimento diario de su vida, con pausas habituales de meditación y escucha de la Palabra de Dios y participando activamente en la Santa Misa...Por la oración nos unimos interiormente con Dios, ponemos ante sus ojos nuestra vida, nuestros quehaceres,nuestra expectativas, y también a los que tenemos a nuestro alrededor. Así, con esta actitud interior, nos resulta más facil realizar nuestra vocación personal , realizarnos más plena y conscientemente, y , sobre todo, crecer en la vida espiritual.

Fijémonos también en el relato del Evangelio, que habla de los apóstoles. La atención se centra en esos pescadores que han perdido el control de su barca, y han quedado a merced de las olas y de un viento contrario. Pasan varias horas así, en la incertidumbre y rodeados por el mar embravecido.- En la madrugada Jesús los busca y se acerca a ellos serenamente, caminando sobre las aguas.- En ese contraste entre la paz de Jesús y el nerviosismo de los apóstoles, descubrimos la diferencia que hay entre reaccionar de una manera o de otra ante las circunstancias. El creyente, que afianza su fe en la oración, pone su confianza en Dios, y sabe reaccionar como Santa Teresa, diciendo como ella : “Nada te turbe, nada te espante, Dios no se muda, la paciencia todo lo alcanza, quien a Dios tiene nada le falta, sólo Dios basta”.

- Otros, en cambio, se dejan vencer por las circunstancias, y en todo ven peligros. Les pasa lo que los apóstoles del Evangelio de hoy. Invocan a Dios, y descubren al Señor, que viene a auxiliarles, pero su primera impresión es la de que es un fantasma. Jesús les dice:”Soy yo, no tengais miedo”. Pero desconfian, no tienen fe plena en la ayuda del Señor...San Pedro se ve a punto de ahogarse y hace una plegaria profunda desde lo más profundo de su corazón :¡Señor,sálvame!. Jesús le tiende la mano y le recrimina su poca fe: “¡Qué poca fe! ¿Por qué has dudado?.- Jesús mandó a Pedro caminar sobre las aguas como signo de que nuestra vida ha de ser guiada por la fe. Para que aprendamos, con este ejemplo, que incluso cuando parece que todo se hunde, nada es imposible para Dios. La confianza en Dios da una fuerza y un poder sobrehumano al que cree firmemente en El. La Iglesia dirigida por San Pedro y luego durante dos mil años, por el Papa y los obispos, sucesores de los apóstoles, es como una barca, que aunque ha sido y sigue siendo zarandeada por los vientos de todas las contradicciones,no se ha hundido ni se hundirá, porque está formada por hombres y mujeres firmemente creyentes en Jesucristo, que se postran ante El en oración, diciendo también: ” Realmente eres Hijo de Dios”.

La fe en Jesucristo resucitado y en Dios todopoderoso, es manantial, de cuyas fuentes brotan energías fecundas de paz interior y de eficacia para la acción.- Sobre la fe que Pedro profesó publicamente cuando le dijo a Jesucristo," Tú eres el Mesias, el Hijo de Dios vivo”, edificó la Iglesia como sobre una roca inconmovible.- Fe firme en Jesucristo es la enseñanza más importante de este Evangelio. Repitamos muchas veces esta misma súplica de Pedro:¡Señor, sálvame!
¡Feliz domingo! Con un cordial saludo. Nicolás González