La fe de Teresa en la presencia real de Jesucristo en el pan consagradoen la santa Mia era vivísima- Con frecuencia alude al consuelo que experimentaba al recibir la comunión. Copiamos este párrafo del capítulo 30mdel libro de la Vida:
Algunas veces -y casi ordinario, al menos lo más contínuo- en acabando de comulgar descansaba: y aun algunas, en llegando el Sacramento, luego a la hora quedaba tan buena, alma y cuerpo, que yo me espanto.
No parece sino sino que en un punto se heshacen todas las tinieblas del alma, y salido el sol conocía las tonterías en que había estado. Otras con sola una palabra que me decía el Señor, con sólo decir: No estés fatigada; no hayas miedo, quedaba del todo sana, o con ver alguna visión. como si no hubiese tenido nada. Regalábame con Dios; quejábame a El cómo consentía tantos tormentos que padeciese; mas ello era bien pagado, que casi siempre eran después en gran abundancia las mercedes.
No me parece sino que sale el alma del crisol como el oro, más afinada y clarificada para ver en sí al Señor. Y así se hacen después pequeños estos trabajos con parecer incomportables,y se desean tornar a padecer, si el Señor se ha de servir más en ello. Y aunque haya más tribulaciones y persecuciones, como se pasen sin ofender al Señor, sino holgándose de padecerlo por El, todo es para mayor ganancia(V 30,14),
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