DOMINGO 20 A
En el Evangelio aparece una mujer cananea que se acerca a Jesucristo y le expone un deseo: que cure a su hija. Le pide un milagro.- Sabe que no es digna ni de dirigirse a Jesucristo, por ser judío y ella cananea. Pero el amor de madre y la seguridad que le inspiraba el amor de Jesucristo a los enfermos y a los pecadores, vencieron su timidez.
Jesucristo la somete a una prueba muy fuerte: mantiene un diálogo con ella, en presencia de otros judios, que podía haberla hecho desistir de su petición. Pero ocurrió lo contrario, la reafirmaron más en sus deseos y en su confianza en la ayuda del Señor.
Jesucristo demuestra que penetra más allá de las palabras y de las apariencias, y sabe descubrir las reales necesidades espirituales de los hombres, y los acoje, sean quien sean, vistan como vistan, de cualquier raza y condición.- Ninguna convención, ninguna costumbre, ninguna estructura social puede separar a los hombres ante carencias o necesidades profundas: el verdadero amor no tiene fronteras.
Esta mujer nos da todos una lección ejemplar de perseverancia. Nos enseña que mueve el corazón de Dios el que sabe invocarle con perseverancia, insistentemente.El que sabe aceptar las pruebas y vencer las dificultades que encuentre en el camino. El que jamás desiste de su intento de buscar lo mejor para el otro.Pasa por todo, por el bien de su hija. Se olvida de sí, de su condición, y sólo piensa la salud de su hija. El gesto de esta mujer debe contagiarnos una inmensa confianza en el Señor, desde una profunda humildad.
Nos imaginamos el consuelo y la satisfacción que experimentaría Jesucristo, al ver que hay almas así, que creen firmemente en El, que lo esperan todo de El, sin que nada ni nadie sea capaz de quebrantar esa confianza .
Reflexionemos también en el amor universal de Dios, que no tiene límites. Es un amor puro, de absoluta benevolencia y generosidad, que no espera recompensa. Dios, que no necesita nada de los hombres por ser infinito en todo, sin embargo nos ama a todos hasta entregarse totalmente por nosotros.- Otro rasgo característico del amor de Dios, expresado en Jesucristo, Dios hecho hombre, es que Dios ama incluso al pecador, al que es su enemigo. A los que ve alejados, olvidados de Dios, parece dirigirles estas palabrs que oíamos antes: “Los traeré a mi monte santo, los alegraré en mi casa de oración”. Nuestro Dios es un Dios de perdón.
El Evangelio nos propone saber pedir al Señor y esperar; saber perdonar como El; aprender a hacer un favor a cualquiera que nos lo pida; saber tratar con igual respeto a un convecino que a un extranjero. No pagar con la misma moneda, no devolver mal por mal; saber ser amable con quien se comporta con aspereza o con orgullo...; a ser atento y servicial aún con quien sabe que no se lo ha de agradecer nunca.
Jesucristo es nuestro Maestro, nuestro camino. Aprendamos de El y sigamos sus pasos de amor y solidaridad con el que sufre...
AL FOTO CORRESPONDE AL APOSTOL SAN BARTOMÉ
DOMINGO 20 A
En el Evangelio aparece una mujer cananea que se acerca a Jesucristo y le expone un deseo: que cure a su hija. Le pide un milagro.- Jesucristo quiere probar su fe, y se resiste a acceder a su petición. Pero la mujer insiste y vence todas las contrariedades, hasta que por fin lo consigue. Jesucristo elogió públicamente su fe, su perseverancia, su confianza en El: “ Que grande es tu fe: que se cumpla lo que deseas”.
El mejor comentario a este Evangelio nos lo da la forma de actuar de Santa Teresa. Nos da ejemplo de fortaleza y constancia en hacer aquello que entendía ser lo que Dios la pedía en cada momento. Esta era su norma:” Cuando una buena inspiración acomete muchas veces,no dejarla por miedo a ponerla por obra”. ¿A quién no se le ocurren ideas magníficas? ¿A quien n o le vienen deseos de hacer cosas grandes por los demás o por el reino de Dios? Pero llevarlos a la realidad es lo difícil. Convertir las ideas en hechos , aterrizar en la realidad, cuesta a veces muchos sudores, porque hay que vencer muchas y grandes dificultades.
Santa Teresa tenía ”una muy grande y determinada determinación de no parar hasta llegar hasta el fin, venga lo que viniere, suceda lo que sucediere, murmure quien murmurase,trabaje lo que se trabajare, aunque se hunda el mundo, aunque se muera en el camino”(cam.21)
Buscar las cosas por amor a Dios, buscando la gloria de Dios. Y decía claramente que si uno lo hace sólo por Dios, mientras mayores sean los trabajos, si uno sale con ello, mayor premio, y más sabroso se hace después.- “Penas que se acaban,- escribía-, no hagais caso de ellas, cuando interviene algún servicio mayor a Aquel que tantas pasó por nosotros”.
Mirar al crucificado la estimulaba a no desistir en sus deseos.¡Si El pasó tanto por mí,- se decía-, no voy yo a pasar algo por El ¡.-La Cruz es el arbol de la vida.Para quien se agarra a la cruz, cualquier otro asidero le parece frágil, quebradizo. Quien se agarra a la honra, a la fama, al poder, al dinero,al placer, a la comodidad,- decía nuestra Santa-, es como el que se apoya en unos “palillos de romero seco, que asiéndose a ellos no hay seguridad; que en habiendo algún peso de contradicciones o murmuraciones, se quiebran. Y así tengo experiencia que el verdadero remedio para no caer, es asirnos a la cruz y confiar en el que en ella se puso. Hállome en esto con un Señorío, que me parece podría resistir a todo el mundo que fuese contra mi, con no me faltar Dios”” (CC,3º).
Dueña de sus actos, viéndose bajo la mirada amorosa de Dios, se veía como en un castillo, capaz de resistir a todo el mundo que fuese contra ella, con tal de que no le faltase Dios
Es lo mismo que dijo el Papa en Sydney:” Jesús está cerca de ti.Siente su abrazo que cura,su compasión, su misericordia”.”Reconoced y creed en el poder del Espíritu en vuestra vida”.Necesitamos a Dios,Alejarnos de El es sólo un intento vano de huir de nosotros mismos.Dios está con nosotros en la vida real, no en la fantasía.Enfrentarnos a la realidad, nó huir de ella: esto es lo que buscamos. Por eso el Espíritu Santo,con delicadeza,pero también con determinación,nos atrae a lo que es real,duradero y verdadero”.
Que la mujer cananea del Evangelio y Santa Teresa, mujer tan cercana a nosotros , sean fuente de inspiración en nuestra vida. Que así sea.
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