Teresa de Ávila ha estado presente en la Jornada Mundial de la Juventud celebrada en Madrid estos dias, por diversos motivos.
Primero porque es una de las santas bajo cuya protección puso el Papa estas Jornadas. Pero tan sólo ha citado Benedicto XVI a nuestra Santa, proponiéndola como digna de ser imitada por los jóvenes. Una vez en el discurso con el que clausuró el Viacrucis del viernes. Citó aquel texto en que narra santa Teresa, cómo, delante de un Cristo muy llagado, se conmovió de verle tal y lo que había padecido por nuestros pecados, por lo que ella tomó la decisión de concentrarse más en la vida de oración y de la caridad. Otro día el Papa hablando de la fe como encuentro personal con Cristo,propuso la necesidad de cultivar la oración como trato de amistad con quien sabemos nos ama, citando el conocidísimo texto de de santa Teres.
Pero, sobre todo, la Santa ha estado presente en la JMJ, porque varios miles de jóvenes han venido a visitarla en sus conventos de Ávila, a diario, mañana y tarde, y cientos de obispos y presbíteros han celebrado la Eucaristía con ellos en la iglesia y capilla de la Encarnación. En nuestro patio , llamado de las 7 Moradas, han ondeado sus banderas, cantado en todos los idiomas y bailando a todos los ritmos. ¡Qué entusiasmo, qué fervor, qué alegría inundaban estos espacios!
Como nuestras dos iglesias estaban copadas desde las 9 a las 22 horas, con reserva previas de Misas u otros actos de culto, un Obisto de Corea con sus 95 jóvenes tuvieron que improvisar una mesa de altar en los jardines de enfrente. Nos ha ocurrido todo lo inesperado.
Alabado sea Dios. Honor y gloria a santa Teresa de Ávila. El Capellán, Nicolás González
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