domingo, 6 de marzo de 2011

DIOS QUIERE A QUIEN LE QUIERE



La verdad del encuentro de Dios con Teresa de Jesús se evidencia en la respuesta que ella le da a Dios. Ya desde niña fue percibiendo la presencia de Dios en su vida, como percibía la compañía de su padre, madre y hermanos. Dios estaba en el ámbito de las presencias comunes en las que Teresa coexiste.


A Dios le aplica referencias semejantes a las que experimenta con los humanos, familiares y amigos. Le parece que Dios quiere probarla, unas veces con regalos y otras con contrariedades, para ver si le corresponde por puro amor o por interés propio. A la donación de amor, Dios espera la acogida del beneficiario, y a más acogida, más dones divinos. Teresa acoge la presencia de Dios, y experimenta que aumenta en ella el gozo, el deleite, una seguridad grandísima de que Dios la posee, y que queda muy mejorada y con más fortaleza-La escuchamos:


Dios no deja nada por hacer con los que ama, y como ve que le reciben, así da y se da. Quiere a quien le quiere. Y ¡qué bien querido. y qué buen amigo!

¡Oh , Señor de mi alma, y quién tuviera palabras para dar a entender qué dais a los que se fían de Vos, y qué pierden los que llegan a este estado, y se quedan consigo mismos!. No quereis Vos esto, Señor; pues más que esto haceis Vos, que os venís a una posada tan ruín como la mía. Bendito seais por siempre jamás.

Sea el Señor alabado, que me libró de mí. Pues comenzando a quitar ocasiones y a darme más a la oración, comenzó el Señor a hacerme las mercedes, como quien deseaba -a lo que pareció- que yo las quisiese recibir, Comenzó Su Majestad a darme ,muy ordinario, oración de quietud, y muchas veces de unión, que duraba mucho rato.

Comencé a temer, como era tan grande el deleite y suavidad que sentía, y muchas veces sin poderlo escusar; puesto que veía en mí, por otra parte, una grandísima seguridad que era Dios, en especial cuando estaba en la oración, y veía que quedaba de allí muy mejorada y con más fortaleza (V, 22, 17:23,2)-
Del encuentro con Dios quedamos siempre mejorados y con más ánimo y esperanza.¡ Hay que experimentarlo! Que Santa Teresa nos anime a probarlo. Con mis saludos. Padre Nicolás

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