DOMINGO DE CUARESMA.Iº A.
El evangelio nos presenta a Jesucristo tentado por el diablo, pero,también, rechazando frontalmente las tentaciones. Tentaciones que coinciden en un núcleo central: Apartar a Dios de la vida humana. Hacer ver al hombre , que, ante todo lo que parece más urgente en nuestra vida, Dios pasa a ser algo secundario, o incluso molesto y superfluo.
También ese mismo es el núcleo de nuestras tentaciones: Queremos poner orden en nuestro mundo por nosotros mismos, sin Dios, contando únicamente con nuestras propias capacidades. Sentimos la tentación de reconocer como verdaderas sólo las realidades sociales, políticas, técnicas y materiales, y dejar a Dios de lado, como alguien que no tiene nada que decirnos. Según nuestro papa Benedicto XVI, esta es la tentación que nos amenaza de muchas maneras, en nuestro tiempo.
Es propio de la tentación adoptar una apariencia moral: no nos invita directamente a hacer el mal, porque eso sería muy burdo. La tentación finge mostrarnos lo mejor. Se presenta con la pretensión del verdadero realismo. Lo real es aquello que se constata: el poder y el dinero. Y ante ello las cosas de Dios aparecen irreales, propias del interior de cada cual, cosas secundarias que realmente no se necesitan en la sociedad.
En la primera tentación, el demonio le pide a Jesús que demuestre ser Hijo de Dios, convirtiendo las piedras en pan. También nosotros, para despejar nuestras dudas de fe, le pedimos a Dios que nos pruebe con claridad que existe, haciendo que nadie pase hambre en el mundo, que no haya catástrofes, que llueva cuando nosotros queremos…La respuesta de Jesús es clara: “ No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. El pan es importante, pero más importante es la libertad, y más importante que la libertad es la fidelidad a quien nos ama. Sabemos que Dios nos ama, y nos habla palabras de vida eterna.
Cuando no se respeta esta jerarquía de bienes, sino que se invierte, ya no hay justicia, ya no hay preocupación por los que sufren, sino que se crea desajuste y destrucción también en el ámbito de los bienes materiales. Cuando a Dios que es lo primero, se le da una importancia secundaria, que se puede dejar de lado en nombre de asuntos más importantes, entones fracasan precisamente esas cosas presuntamente más importantes. En la mentalidad moderna se cree que con la técnica los poderosos pueden convertir las piedras en paz, pero han terminado dando piedras en vez de paz. Está en juego la primacía de Dios. Si no se reconoce la realidad de Dios, ninguna otra cosa puede ser buena. No se puede gobernar la historia con meras estructuras materiales, prescindiendo de Dios. Si el corazón del hombre no es bueno, ninguna otra cosa puede llegar a ser buena. Y la bondad del corazón solo puede venir de Dios, que es el creador de todo bien.
El diablo le propone a Jesús que se tire desde lo alto de la torre del templo, y demostrará ser Hijo de Dios, cuando todos vean que Dios le envía a los ángeles para que le protejan y no le pase nada. La repuesta de Jesús es: “No tentarás al Señor tu Dios”.-También a nosotros nos asalta esta misma tentación: someter a Dios a una prueba, que consideramos necesaria para que Dios demuestre que existe y que nos ama. La arrogancia con que el hombre quiere someter a Dios a las condiciones que le impone, le impide encontrar a Dios. A Dios se le encuentra con el amor. El que confía en Dios con una confianza última e ilimitada, sabe que en todos los horrores que le ocurran, nunca perderá una última protección, la de Dios. Sabe que el fundamento del mundo es el amor y que, por ello, incluso cuando ningún hombre pueda o quiera ayudarle, él puede seguir adelante poniendo su confianza en Aquel que le ama.
Por último, Jesús nos dice :“Al Señor tu Dios adorarás y a El sólo darás culto”.- Respeta al poder, al bienestar, a la técnica y a la economía, Pero sólo a Dios adorarás: a Dios como el auténtico bien del hombre. La historia ha demostrado siempre que lo que se funda en los mandamientos de Dios es lo que verdaderamente permanece y salva, y que los reinos de la tierra, que han prescindido de Dios, se han ido derrumbando todos.
El evangelio nos presenta a Jesucristo tentado por el diablo, pero,también, rechazando frontalmente las tentaciones. Tentaciones que coinciden en un núcleo central: Apartar a Dios de la vida humana. Hacer ver al hombre , que, ante todo lo que parece más urgente en nuestra vida, Dios pasa a ser algo secundario, o incluso molesto y superfluo.
También ese mismo es el núcleo de nuestras tentaciones: Queremos poner orden en nuestro mundo por nosotros mismos, sin Dios, contando únicamente con nuestras propias capacidades. Sentimos la tentación de reconocer como verdaderas sólo las realidades sociales, políticas, técnicas y materiales, y dejar a Dios de lado, como alguien que no tiene nada que decirnos. Según nuestro papa Benedicto XVI, esta es la tentación que nos amenaza de muchas maneras, en nuestro tiempo.
Es propio de la tentación adoptar una apariencia moral: no nos invita directamente a hacer el mal, porque eso sería muy burdo. La tentación finge mostrarnos lo mejor. Se presenta con la pretensión del verdadero realismo. Lo real es aquello que se constata: el poder y el dinero. Y ante ello las cosas de Dios aparecen irreales, propias del interior de cada cual, cosas secundarias que realmente no se necesitan en la sociedad.
En la primera tentación, el demonio le pide a Jesús que demuestre ser Hijo de Dios, convirtiendo las piedras en pan. También nosotros, para despejar nuestras dudas de fe, le pedimos a Dios que nos pruebe con claridad que existe, haciendo que nadie pase hambre en el mundo, que no haya catástrofes, que llueva cuando nosotros queremos…La respuesta de Jesús es clara: “ No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. El pan es importante, pero más importante es la libertad, y más importante que la libertad es la fidelidad a quien nos ama. Sabemos que Dios nos ama, y nos habla palabras de vida eterna.
Cuando no se respeta esta jerarquía de bienes, sino que se invierte, ya no hay justicia, ya no hay preocupación por los que sufren, sino que se crea desajuste y destrucción también en el ámbito de los bienes materiales. Cuando a Dios que es lo primero, se le da una importancia secundaria, que se puede dejar de lado en nombre de asuntos más importantes, entones fracasan precisamente esas cosas presuntamente más importantes. En la mentalidad moderna se cree que con la técnica los poderosos pueden convertir las piedras en paz, pero han terminado dando piedras en vez de paz. Está en juego la primacía de Dios. Si no se reconoce la realidad de Dios, ninguna otra cosa puede ser buena. No se puede gobernar la historia con meras estructuras materiales, prescindiendo de Dios. Si el corazón del hombre no es bueno, ninguna otra cosa puede llegar a ser buena. Y la bondad del corazón solo puede venir de Dios, que es el creador de todo bien.
El diablo le propone a Jesús que se tire desde lo alto de la torre del templo, y demostrará ser Hijo de Dios, cuando todos vean que Dios le envía a los ángeles para que le protejan y no le pase nada. La repuesta de Jesús es: “No tentarás al Señor tu Dios”.-También a nosotros nos asalta esta misma tentación: someter a Dios a una prueba, que consideramos necesaria para que Dios demuestre que existe y que nos ama. La arrogancia con que el hombre quiere someter a Dios a las condiciones que le impone, le impide encontrar a Dios. A Dios se le encuentra con el amor. El que confía en Dios con una confianza última e ilimitada, sabe que en todos los horrores que le ocurran, nunca perderá una última protección, la de Dios. Sabe que el fundamento del mundo es el amor y que, por ello, incluso cuando ningún hombre pueda o quiera ayudarle, él puede seguir adelante poniendo su confianza en Aquel que le ama.
Por último, Jesús nos dice :“Al Señor tu Dios adorarás y a El sólo darás culto”.- Respeta al poder, al bienestar, a la técnica y a la economía, Pero sólo a Dios adorarás: a Dios como el auténtico bien del hombre. La historia ha demostrado siempre que lo que se funda en los mandamientos de Dios es lo que verdaderamente permanece y salva, y que los reinos de la tierra, que han prescindido de Dios, se han ido derrumbando todos.
Amigos del BLOG, atención a estas tentaciones, que nos asaltan con frecuencia, en estos tiempos.Hemos nacido para luchar y vencer las tentaciones del maligno, y así crecer en fortaleza de ánimo y en confianza en la ayuda del Señor. Con un cordial saludo, P.Nicolás
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