viernes, 3 de diciembre de 2010

PREPARAD LOS CAMINOS DEL SEÑOR

MONASTERIO DE LA ENCARNACIÓN, ÁVILA.
En la escalera, Teresa se encuentra con el Niño Jesús.
Y dialogan: -Yo soy Teresa de Jesús- ¿Y tú? Yo soy Jesús de Teresa

PREPARAD LOS CAMINOS DEL SEÑOR- Domingo II de Adviento. 5 diciembre

Nuestro Señor Jesucristo nos dice a cada uno de nosotros, según se lee en el Evangelio de este domingo: Preparad los caminos del Señor. Caminos,¿por dónde, para ir a dónde?, ¿para que vaya quién?

El camino interior, para encontrarnos con el Señor, que viene a nosotros, y por el que nosotros salimos a su encuentro. Dos somos los protagonistas en este camino: Jesús el Hijo de Dios y el yo de cada uno de nosotros.¡ Jesús y yo!

¿Cómo preparar ese camino interior? Realizando obras de conversión, tales como obras de misericordia, de oración, de caridad, de servicio a los demás, de perdón. Nuestra mirada interior, con el entendimiento y voluntad, ha de centrarse en Jesucristo, Redentor del mundo, verdadero Dios y verdadero hombre, principio y fin de nuestra historia personal. Y porque El viene a nuestro encuentro, a nosotros nos corresponde salir hacia El.

En Jesucristo encontraremos el cumplimiento del anhelo presente del hombre y de la humanidad entera. Percibimos, con la antena del alma, como si una voz gritara en el desierto de nuestro mundo, que camina en la historia por senderos tortuosos, que llevan a los hombres a precipicios insufribles de hambre, catástrofes naturales, perversiones a causa de drogas, prostitución, paro, enfermedades contagiosas, de mucho dolor y lágrimas. Y esa voz grita: Preparad el camino al Señor.

Convertios a Dios, contad con Dios en vuestra vida, que os está esperando, que os ama a cada uno en particular. Dejad que El entre en vuestro corazón, en lo íntimo de vuestra conciencia, y algo nuevo experimentareis en vuestra existencia: esperanza, paz, gozo. Lo que sea. Pero algo siempre por lo que merece la pena preparar el camino para acoger al Señor, que viene a nuestro encuentro para ofrecernos la salvación, la verdadera libertad. Eso que nosotros, por nosotros mismos, no podemos conseguir.

Preparad el camino, allanando los montes de vuestra soberbia y ambición, enderezad lo torcido de vuestras vanidades y mentiras, quitad lo escabroso e hiriente de vuestros egoismos, odios y rencores. Que vuestro pensar, querer, sentir y actuar sea conforme a los mandamientos de Dios, a la palabra de Dios contenida en los Evangelios y predicada en la Iglesia.

La Misa es el mejor lugar de encuentro con Dios. Es el acto en el que, según creemos, El viene a nosotros y nosotros le tocamos. Es el acto en el que se realiza lo auténtico y propio: entramos en contacto con Dios. El viene a nosotros, y nosotros somos iluminados por El. De dos maneras:por una parte, en cuanto que escuchamos su palabra, de modo que realmente lo oimos hablar, recibimos de su parte orientación para el camino. Por otra, en cuanto El mismo se nos regala en el pan transformado.

¡Ven, Señor, no tardes. Ven, Señor Jesús! Con los saludos y la bendición de vuestro Capellán Nicolás González




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