martes, 26 de octubre de 2010

NOS HICISTE, SEÑOR, PARA TÍ. Domingo 31 oct.

Peregrino, apoyado en su bastón.
En plata. Custodia del Corpus, Ávila. Juan de Arfe 1571
DOMINGO 31 C

El evangelio de este domingo describe el encuentro de un hombre llamado Zaqueo con Jesucristo. Era un hombre engreido, egoista, muy seguro de si mismo, porque era rico. Pero Zaqueo tiene un deseo en su corazón que es ver y hablar con Jesucristo. Piensa que ese hombre, del que ha oído tantas cosas, puede responder a lo que su corazón busca. Se había dado cuenta de que sus riquezas no eran suficientes para saciar el deseo de su corazón. Toda persona reflexiva tiene esa inquietud en su corazón. San Agustín lo expresó de manera muy expresiva y muy exactas : “Nos hiciste, Señor, para Ti, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en tí”. Sin embargo, alguno reduce ese deseo interior a lo mínimo, y se conforman con la mediocridad, o tratan de ahogarlo.

Zaqueo no actúa así. Por ser bajo de estatura, busca la manera de subirse a una higuera, que estaba al borde del camino por donde iba a pasar Jesús, y allí se encaramó. No le importa lo que pueda pensar de él la gente que le conoce, ni las murmuraciones. Pero a el no le importa, porque ha dado un paso importante : se ha separado de la multitud, y ha obrado según su conciencia. Pensemos que la masa, lo que todos hacen, muchas veces ahoga los impulsos más grandes que hay dentro de nosotros mismos, por falso respeto humano, por temor al qué dirán.-


Jesús le dirige la palabra :” Baja en seguida, porque hoy tengo que alojarme en tu casa”. Jesús quiere habitar en el corazón de cada uno. En el evangelio de san Juan, el Señor dice :”Vendremos a él y en él haremos nuestra morada”. El deseo del hombre coincide con el deseo de Dios.Jesús ama apasionadamente a cada hombre y a cada mujer.Busca nuestra compañía, estar con nosotros. Cuando Jesús entra en casa de Zaqueo, se produce la transformación. Zaqueo empieza a amar a los hombres, porque ha sido amado por Dios: con el gesto ,las palabras y la compañía de Jesucristo ha experimentado el gozo del amor desinteresado de Jesús hacia él. Y reacciona según nos describe el evangelio: “La mitad de mis bienes, Señor, se la doy a los pobres; y, si de alguno me he aprovechado, le restituiré cuatro veces más”.


La vida de Zaqueo se iluminó. “A los que pecan, les recuerdas su pecado, para que se conviertan y crean en tí, Señor. El camino de Jesús es el amor. Zaqueo descubrió aquel día que alguién le amaba desinteresadamente : lo vió en la mirada, en las palabras y en el hecho de que Jesús se acercara a él y le hablara como los verdaderos amigos:” Vengo a tu casa”. Vengo para estar contigo y comer con tus amigos,que son pecadores como tú. Nada hay mejor como hacer el bién desinteresadamente, como practicar la amistad. La amistad es correspondida con la amistad. El perdón, la bondad son gestos de señorío, de magnanimidad. El rencor y el odio envilecen y apartan. El amor es el fermento que puede transformar el mundo, de nuestro alrededor. Pidamos a Jesucristo que entre en nosotros y sea nuestro amigo, compañero por los caminos de la vida.

Amigos del BLOG, rezo por vosotros y os envía un cordial saludo vuestro Capellán

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