miércoles, 27 de octubre de 2010

FORZADO CONVIDA A AMAR

Ángel músico, tocando el laud.En plata.
Custodia del Corpus de Ávila. Juan de Arfe,1571



Teresa gusta de recordar los beneficios recibidos de Dios y la absoluta gratuidad de Dios. Y nos recomienda que hagamos memoria de lo que cada uno debemos a Dios:


Es lícito y meritorio que siempre tengamos memoria de que tenemos de Dios el ser, y que nos crió de nonada, y que nos sustenta, y todos los demás beneficios de su muerte y trabajos, que, mucho antes que nos criase, los tenía hechos por cada uno de los que ahora viven.

Esos dones divinos son comunes a todos. Hay que empezar por reconocerlos. Pero Teresa desciende a uno muy particular que Dios le había hecho: dejar de tener gusto en vanidades y tenerlo de hablar con El. Este cambio lo valora como una joya que puede lucir en su pecho:

¿Por qué no sera lícito que entienda yo y vea y considere muchas veces que solía hablar en vanidades, y que ahora me ha dado el Señor que no querría sino hablar con El? He aquí una joya, que, acordándonos que es dada, y ya poseemos, forzado convida a amar. Que es todo el bien de la oración fundado sobre humildad.

Y a continuación cita otras dos joyas con que le ha regalado Dios a ella y a otros que ella conoce: el menosprecio de sí mismo y del mundo.

Pues ¿qué será cuando vean en su poder otras joyas más preciosas, como tienen ya recibidas algunos siervos de Dios, de menosprecio del mundo y aún de sí mismos ? Es claro que se han de tener por más deudores y más obligados a servir a Dios.

Teresa nos lleva a unas conclusiones irrebatibles, como que es propio del bien nacido, ser agradecido y que es imposible tener ánimo para cosas grandes si no está convencido de que Dios le ha ayudado antes y le seguirá ayudando.¡No seamos ingratos con Dios! La escuchamos:

Es menester sacar fuerzas de nuevo para servir, y procurar no ser ingratos, porque con esa condición las da el Señor: que si no usamos bien del tesoro y del gran estado en que nos pone, nos lo tornará a tomar, y nos quedaríamos muy más pobres, y dará Su Majestad las joyas a quien las luzca y aproveche con ellas a sí y a los otros. Pues ¿ cómo aprovechará y gastará con largueza, el que no entiende que está rico?

Es imposible, conforme a nuestra naturaleza,- a mi parecer-, tener ánimo para cosas grandes quien no entiende está favorecido de Dios.Porque es tan muerto nuestro natural, que nos vamos a lo que presente vemos; y así estos mismos favores de Dios son los que despiertan la fe y la fortalecen.Yo digo lo que ha pasado por mí.


Teresa de Jesús

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