sábado, 30 de octubre de 2010

FESTIVIDAD DE TODOS LOS SANTOS. 1º DE NOV .

Ángel músico


FESTIVIDAD DE TODOS LOS SANTOS

En esta festividad de Todos los Santos, la Iglesia nos invita a una doble reflexión: la primera recordar a todos los moradores del cielo y a pedir su intercesión, su ayuda;y segundo,a pensar en nosotros llamados a ser perfectos, a entrar en el misterio de Dios para gozar con ellos eternamente. Vivir lo que se llama “la comunión de los santos”.

El Papa nos recordaba recientemente estas verdades.”Quien cree, nunca está solo; no lo está en la vida ni tampoco en la muerte. Cuando murió Juan Pablo II,-dice-, hemos podido invocar a los santos de todos los siglos, sus amigos, sus hermanos en la fe, sabía bien que serían el cortejo viviente que lo acompañaría en el más allá, hasta la gloria de Dios. Nosotros sabíamos que allí se esperaba su llegada. Ahora sabemos que él está entre los suyos y se encuentra realmente en su casa.. Pero también nosotros aquí, sabemos que no estamos solos, que estamos rodeados, guiados y conducidos por los amigos de Dios.

Invoquemos la protección y la ayuda de nuestros santos. Reavivemos la conciencia de que no estamos solos. Uno no está solo, si tiene fe. La muchedumbre de los santos de Dios me protege, me sostiene y me conduce... A la comunidad de los santos no pertenecen sólo las grandes figuras que nos han precedido y cuyos nombres conocemos .Todos nosotros somos la comunidad de los santos; nosotros, los que hemos sido bautizados en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo; nosotros que nos alimentamos con la palabra de Dios y con el cuerpo y la sangre de Cristo, en la Eucaristía, por medio de la cual El quiere transformarnos y hacernos semejantes a sí mismo.
Veámonos como creados a imagen de Dios, y, porque Dios es amor, hemos sido creados con la capacidad de amarlo también a él , nuestro Creador, y de amarnos mutuamente. Nos dice, por medio del profeta Isaias: Te he creado a mi imagen y semejanza..Yo mismo soy el amor, y tu eres mi imagen en la medida en que brilla en tí el esplendor del amor; en la medida en que me respondes con amor”. El mayor don con el que Dios nos ha regalado es su amor. Los santos han sentido a Dios cerca de ellos. Si estoy convencido de que aquel que me ama está cerca de mí, incluso en las situaciones de tribulación, en él puedo confiar, él me sacará de todas las dificultades.

Los santos nos dan ejemplo y nos invitan a sentir la presencia del Señor cerca de nosotros, que percibamos esta presencia , oculta pero muy real, de Cristo cerca de cada uno de nosotros.Dios nos espera. Quiere que lo amemos. Nos invia a que le abramos las puertas de nuestro corazón. No debemos ser sordos a él; los oidos de nuestro corazón están tan llenos de muchos ruidos del mundo, que no podemos percibir esta presencia silenciosa que llama a nuestra puerta. Al mismo tiempo, analicemos si estamos realmente dispuestos a abrir las puertas de nuestro corazón; o, quizá, este corazón está tan lleno de otras muchas cosas, que no hay lugar en él para el Señor, y por el momento no tenemos tiempo para el Señor.

Al final de la vida, no nos examinarán de las cosas que hayamos hecho, sino del amor con que hayamos hecho las cosas. Como decía San Juan de la Cruz, “al final de la vida os examinarán del amor”. Ese es el fin para el que hemos sido creados.

En la comunión de los Santos, con especial mención de Juan Pablo II, que el uno de noviembre de 1982 visitó este Monasterio de la Encarnación de Ávila, para honrar a santa Teresa y saludar a tres mil montas contemplativas llegadas a esta casa desde toda España, os saluda vuestro Capellán Nicolás González

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