lunes, 10 de mayo de 2010

TERESA, AMADA DE LA SABIDURÍADIVINA


LAUDATIO DE JUAN PABLO II A SANTA TERESA(I).


La primera visita que un Papa hizo a España, acaeció el uno de noviembre de 1982, y fue para conmemorar el IV Centenario de la Muerte de Santa Teresa.Y la primera misa la celebró este Papa, Juan Pablo II, en la ciudad de Ávila. En su homilía expresó su admirable devoción a santa Teresa´


He venido hoy a Ávila, para adorar la sabiduría de Dios. Al final de este IV Centenario de la Muerte de Santa Teresa de Jesús, que fue hija singularmente amada de la Sabiduría divina. Quiero adorar la Sabiduría de Dios, junto con el Pastor de esta Diócesis, con todos los obispos de España, con las autoridades abulenses y de Alba de Tormes presididas por sus Majestades y miembros del gobierno, con tantos hijos e hijas de la Santa y con todo el pueblo de Dios aquí congregado, en esta festividad de Todos los Santos.


Teresa de Jesús es arroyo que lleva a la fuente, es resplandor que conduce a la luz. Y su luz es Cristo, el Maestro de la Sabiduría, el libro vivo en el que aprendió las verdades; es esa luz del cielo, el Espíritu de Sabiduría, que ella invocaba para que hablase en su nombre y guiase su pluma. Vamos a unir su voz a su canto eterno de las misericordias divinas, para dar gracias a ese Dios que es la misma Sabiduría. Y me alegra poder hacerlo en esta Avila de Santa Teresa que la vio nacer y conserva los recuerdos mas entrañables de esta Virgen de Castilla. Una ciudad célebre por sus murallas y torres, por sus iglesias y monastrios. Que con su complejo arquitectónico evoca plásticamente ese Castillo interior y luminoso que es el alma del justo, en cuyo centro Dios tiene su morada. Una imagen de la ciudad de Dios con sus puertas y murallas, alumbrada por la luz del Cordero.

Todo en esta ciudad conserva el recuerdo de su hija predilecta, “La Santa”, lugar de su nacimiento y casa solariega, la parroquia donde fue bautizada; la catedral con la imagen de la Virgen de la Caridad, que aceptó su temprana consagración; la Encarnación que acogió su vocación religiosa; san José, primer palomarcico teresiano, de donde salió Teresa, como andariega de Dios, a fundar por toda España.

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