LAUDATIO DE JUAN PABLO I A SANTA TERESA (2)
Seguimos con la carta que el llorado, Papa por un mes, dedicó a santa Teresa
Para mí, eres un caso notable de un fenómeno que se repite regularmente en la vida de la Iglesia católica.
Las mujeres, de por sí, no gobiernan – esto corresponde a la jerarquía- , pero, con mucha frecuencia, inspiran, promueven y a veces dirigen.
En efecto, por una parte, el Espíritu inspira donde quiere, y, por otra, la mujer es más sensible a la religión y más capaz de darse generosamente a las grandes causas. De aquí la interminable hilera de santas, de místicas y de fundadoras que han surgido en la Iglesia católica-
Junto a éstas habría que situar también a las mujeres quehan promovido movimientos ascético-teológicos, que influyeron posteriormente sobre amplísimos sectores.
La noble Marcela, que dirigió en el monte Aventino una especia de convento integrado por patricias ricas y cultas, colaboró con San Jeronimo en la traducción de la Biblia.
Madame Acarie influyó sobre ilustres personajes,como en Jesuita Coton, el capuchino De Canfelt, el mismísimo Francisco de Sales y muchos otros, y a través de ellos, en toda la espiritualidad francesa de la primera mitad del siglo XVII.
La princesa Amalia de Gallitzin, desde su “Círculo de Münster” tenido en gran estima incluso por Goethe, difundió por toda la Alemania sptentrional una corriente de vida intensamente espiritual. Sofía Swetchine, rusa convertidaal catolicismo, llegó a ser en Francia, a comienzos del siglo XIX, la “directora espiritual” de los seglares y de los sacerdotes más representativos.
Podría citar otros muchos casos. Pero vuelvo a ti, más que hija, fuiste madre espiritual de San Juan de la Cruz y de los primeros carmelitas reformados. Hoy está todo completamente claro a este respecto, pero en tu tiempo se produjo el choque. De una parte estabas tú, rica en carismas, fuerzas ardientes y luminosas para bien de la Iglesia de Dios. De la otra se encontraba el Nuncio, es decir, la jerarquía, a la cual correspondía juzgar la autenticidad de tus carismas. Y al principio el juicio del Nuncio fue negativo…Examinadas mejor las cosas, éstas se esclarecieron: la jerarquía dio su aprobación y tus dones pudieron difundirse en en beneficio de la Iglesia”.
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