Imagen en el cuerpo superior de la Custodia del Corpus.
En plata. a.1571, Juan de Arfe.Catedral de Ávila.
DOMINGO DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD
El próximo Domingo, día 30, honramos a la Santísima Trinidad, a Dios que a la vez es un solo Dios y tres personas, Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Así le invocamos a diario. Cuando nos santiguamos, lo hacemos en el nombre del Padre , del Hijo y del Espíritu Santo. Y cuando terminamos las oraciones, lo hacemos diciendo Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Y al derramar el agua sobre la cabeza del bautizando, el celebrande dice; yo te bautizo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Fue Jesucristo el que nos reveló este misterio en distintas ocasiones. Por ejemplo, cuaqndo dijo: “Si me amais, guardareis mis mandamientos; y Y0 le pediré al PADRE y os dará otro CONSOLADOR, para que esté con vosotros para siempre, el Espíritu de la Verdad”.
En otra ocasión, afirmó: “Al que me ama, mi Padre le amará, y vendremos a él y haremos morada en él”.-
Si nos preguntamos : ¿Quién conoce a Dios? ¿Cómo podemos conocerlo?. -La respuesta ya la hemos dicho. Sólo Dios conoce a Dios, sólo su Hijo Jesucristo que es Dios de Dios, Dios verdaro, lo conoce. Y El, que está en el seno del Padre en unión con el Espíritu Santo, nos lo ha contado..El nos ha revelado no sólo lo que Dios es en sí mismo, sino también lo que Dios es para nosotros: que Dios es el creador del mundo, un Padre que nos ama, al que podemos acudir como hijos, que nos escucha y nos habla interiormente.
Para los que no creen en Dios, su realidad personal profunda se convierte en un enigma indescifrable: no saben ni de dónde vienen ni adónde van, qué son y para qué viven. Para los que tenemos fe, Dios es la realidad fundante, el fundamento de todo.
El Dios de los cristianos no es un Dios sólo pensado, como es el dios de los filósofos, sino un Dios de rostro humano; es el Dios-con-nosotros, el Dios del amor hasta la cruz, el Dios que nos ama y que nos atrae a amarle nosotros a El, a confiar en El. La fe nos libera del aislamiento del yo, porque nos refiere a Dios, en el que vivimos, nos movemos y existimos, y nos abre a los demás, como hermanos.
A santa Teresa le resultó una experiencia inefable el caer en la cuenta de que la persona está hecha a “imagen y semejanza de Dios”. Y, por eso, ella se veía ser a la vez madre, hija y fuerza vital. Y esto, nó desde una reflexión poética, sino desde una experiencia vivencial, hasta el punto de llegar a decir que lo que había aprendido por la fe, lo había llegado a ver con los ojos del alma, y con más certeza que las cosas que se ven con los ojos de la cara.
Concretamente, refiriéndose al misterio de la Santísima Trinidad, dejó por escrito que Dios le había regalado la experiencia íntima de las tres divinas personas por separado y de las tres en un todo. Porque Dios es como se manifiesta. Y nuestra Santa se percibía a sí misma a semejanza de Dios Uno y Trino, a la vez. Esta fue una de las visiones que tuvo santa Teresa, que describe así:" El martes después de la Ascensión...comenzó a inflamarse mi alma pareciéndome que claramente entendía tener presente a toda la Santísima Trinidad en visión intelectual, a donde entendió mi alma, a manera de representación, como es Dios uno y trino y así me parecía hablarme todas tres personas y que se me representaban las tres distintamente "(CC 14ª,1)
“Por bajo que hable uno, cuando se dirija a Dios, está tan cerca que nos oirá; ni ha menester alas para ir a buscarle, sino ponerse en soledad y mirarle dentro de sí , y no extrañarse de tan buen huésped; sino con gran humildad hablarle como a Padre, pedirle como a Padre, contarle sus trabajos, y pedirle remedio para ellos..” Este es el Dios de santa Teresa.
Adoremos y alabamos a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo en este domingo de la Santísima Trinidad. Que nos conceda el gozo de conocerle no sólo por la fe, sino también por propia experiencia vital, como santa Teresa.
El Dios de los cristianos no es un Dios sólo pensado, como es el dios de los filósofos, sino un Dios de rostro humano; es el Dios-con-nosotros, el Dios del amor hasta la cruz, el Dios que nos ama y que nos atrae a amarle nosotros a El, a confiar en El. La fe nos libera del aislamiento del yo, porque nos refiere a Dios, en el que vivimos, nos movemos y existimos, y nos abre a los demás, como hermanos.
A santa Teresa le resultó una experiencia inefable el caer en la cuenta de que la persona está hecha a “imagen y semejanza de Dios”. Y, por eso, ella se veía ser a la vez madre, hija y fuerza vital. Y esto, nó desde una reflexión poética, sino desde una experiencia vivencial, hasta el punto de llegar a decir que lo que había aprendido por la fe, lo había llegado a ver con los ojos del alma, y con más certeza que las cosas que se ven con los ojos de la cara.
Concretamente, refiriéndose al misterio de la Santísima Trinidad, dejó por escrito que Dios le había regalado la experiencia íntima de las tres divinas personas por separado y de las tres en un todo. Porque Dios es como se manifiesta. Y nuestra Santa se percibía a sí misma a semejanza de Dios Uno y Trino, a la vez. Esta fue una de las visiones que tuvo santa Teresa, que describe así:" El martes después de la Ascensión...comenzó a inflamarse mi alma pareciéndome que claramente entendía tener presente a toda la Santísima Trinidad en visión intelectual, a donde entendió mi alma, a manera de representación, como es Dios uno y trino y así me parecía hablarme todas tres personas y que se me representaban las tres distintamente "(CC 14ª,1)
“Por bajo que hable uno, cuando se dirija a Dios, está tan cerca que nos oirá; ni ha menester alas para ir a buscarle, sino ponerse en soledad y mirarle dentro de sí , y no extrañarse de tan buen huésped; sino con gran humildad hablarle como a Padre, pedirle como a Padre, contarle sus trabajos, y pedirle remedio para ellos..” Este es el Dios de santa Teresa.
Adoremos y alabamos a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo en este domingo de la Santísima Trinidad. Que nos conceda el gozo de conocerle no sólo por la fe, sino también por propia experiencia vital, como santa Teresa.
A El la gloria por los siglos de los siglos. Amen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario