ESTA NOCHE ES NOCHE BUENA
Esta noche es noche Buena. ¿Por qué? Porque un Niño nos ha nacido. Es Dios que se ha hecho niño, como uno de nosotros, por nosotros y para nosotros.
Y ¿ cómo y dónde podemos encontrarle? Con una mirada interior, con los ojos del corazón, en nuestra alma. Así es como tenemos que ver el hecho histórico, acaecido hace dos mil años, cuando en una aldea de Israel, Nazaret, entonces desconocida, un ángel del cielo anunció a una aldeana, llamada María, un designio de salvación para los hombres. Hacerse hombre a través de sus entrañas, y nacer niño, como nacemos todos.
Y dio a luz ese niño ,en otra aldea llamada Belen.
“ Y a los que le recibieron, les dio el poder de ser hijos de Dios”.Este Niño, para el que tiene fe, sigue siendo el viviente. Entonces y ahora, revive si le acogemos y adoramos en nuestro interior. Lo adoramos en nuestro interior, si abrimos la mente a la verdad, al bien, a la bondad , a la ternura. Esta noche podemos ver nuestra vida como una choza, como una cuna en la que la Virgen María pone al Niño Dios . Vino y puso su morada en nosotros, en nuestro corazón, deteriorado y debil, destartalado como un pesebre; herido y desfigurado por el pecado y por el mal.-
Llegó a Belén, y en la posada no había sitio. Eso también puede suceder en nosotros. Es cierto. La humanidad espera a Dios, su cercanía, su salvación. Pero cuando llega el momento, no tiene sitio para El. Está tan ocupada consigo misma, de forma tan exigente, que necesita todo el espacio y todo el tiempo para sus cosas y ya no queda nada para el otro, para el prójimo, para Dios.
¿Tenemos tiempo y espacio para Dios? ¿Puede entrar Dios en nuestra vida?. ¿Encuentra un lugar en nosotros o tenemos ocupado todo nuestro pensamiento, nuestro querer , nuestra vida, con nosotros?
Este es el misterio de esta noche buena. En realidad estas celebraciones de la Navidad no consisten en una serie de cosas que hacemos, sino en vivir una gran experiencia interior. Las iniciativas exteriores, tan bellas y sugestivas, sólo tienen sentido en la medida que son expresiones de un profundo compromiso que nace en el corazón de las personas.- En la Navidad volvemos a proclamar, un año tras otro, que ha aparecido la ternura de Dios entre nosotros, que ha aparecido la gracia de Dios que trae la salvación para todos los hombres; enseñándonos a renunciar a la vida sin religión y a los deseos paganos, y a llevar una vida sobria, honrada y religiosa.
“Gloria a Dios en el cielo”.- Pero, atención a lo que decía Santa Teresa. El cielo no pertenece a la geografía del espacio sino a la geografía del corazón. Dios no está en el cielo. ¡El cielo está ,donde está Dios!. La humildad de Dios es el cielo. Y si salimos al encuentro de esta humildad, y Dios entra en nuestro corazón, entonces tocamos el cielo. Cuando nuestra voluntad coincida con la suya, nuestra alegría sea su alegría, su luz hará luminosa nuestra existencia.
Dios ha venido para hacerse uno de nosotros, borrando toda distancia, todo obstáculo, todo temor ; y dándonos un soplo celestial de incomparable belleza y de soberana alegría : gloria a Dios en el cielo...
La Navidad nos enseña eso : a ser sencillos, a sentirnos libres de los agobios de la vida complicada y mundana, a sentir a Dios con nosotros, a sentirnos todos amigos y hermanos, hijos de un mismo Padre celestial. Venimos a Belén esta noche como quien va a un hogar de amor bueno y puro, en el que nos sintamos un poco mejores, en donde nos sintamos un poco iluminados sobre todos los problemas de esta complicada aventura que es nuestra vida en el tiempo, sobre la tierra, porque ese niño es luz del mundo, dulce luz.
" Gloria a Dios en el cielo", en el cielo de nuestra vida.
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