DOMINGO 11 DE PASCUA- DIA 7
DE ABRll
LA fe de los apóstoles en Jesús como Hijo de Dios, el
Mesias esperado, había sufrido una dura prueba por el escándalo de la cruz.
Durante su detención, condena y muerte se habían dispersado. Ahora se
encontraban juntos. Con las ventanas y puertas cerradas, por miedo a los judíos.
Cuando menos lo esperaban. “Jesús entró en la habitación y les dijo: Paz a vosotros”.
Anteceden aquellas palabras.
Y bastaron: se reavivó la fe casi apagada en sus ánimos. Los Apóstoles lo
contaron a Tomás, ausente en aquel primer encuentro extraordinario: Si, el
Señor ha cumplido cuanto había anunciado: ha resucitado realmente y nosotros
lo hemos visto y tocado, Tomás, sin
embargo, permaneció dudoso y perplejo. Cuando ocho diasdespués, Jesús volvió
por segunda vez al Cenáculo; le dijo: Tomás, trae tu dedo, aquí tienes mis
manos, trae tu mano y ,métela en mi costado, y no seas incrédulo sino creyente.
La respuesta de Tomás es una conmovedora profesión de fe:”¡ “Señor mio y Dios
mio!
Renovemos también nosotros nuestra
personal profesión de fe:¡Señor mio y Dios mio!. Si en este apostol podemos
encontrar las dudas y las incertidumbres de muchos cristianos, con el Apostol
podemos también redescubrir con renovada convicciónla fe en Cristo muerto y
resucitado por nosotros. Esta fe, transmitida a lo largo de los siglos por los
sucesores de los apóstoles, continúa vigorosa. El Señor resucitado ya no muere Más.
El vive en la Iglesia, en cuantos creemos en El ,y no gui firmemente hasta el cumplimiento
de los designios de Dios-
La fe es el principio de nuestra
santificación. “El que cree en Mi, no morirá para siempre””Yo tengo palabras de
vida eterna” FUNDACIÓN DEL CONVENTO DE SAN JOSÉ, DE ÁVILA
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