viernes, 26 de abril de 2013


 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

FUNDACIÓN DEL CONVENTO DE SAN JOSÉ, DE ÁVILA

  Inaugurado el convento, la ciudad entera pedía su desaparición (13)

 

El sonido de la ronca campanita puso al descubierto el secreto tan bien guardado. Nada puede asombrarla a nuestra fundadora. Lo había construido para que lo supiera todo el mundo. De pronto, ese mundo abulense se estremece.¿  Cómo dar crédito a que una monja se hubiese encerrado en una humilde casita con cuatro jóvenes que lo único que iban a hacer era rezar?

¡Qué disparate! se comentaba en la calle. La reacción de los fuertes fue atrincherarse a las puertas de las murallas, para derrotar al ejército enemigo.¿Y dónde estaba el ejército enemigo de la Ciudad? En una casita en la que la monja Doña Teresa se había puesto al frente de cuatro mujeres jóvenes. Otros acudían a la plaza del Concejo, gritando que  futuro de la ciudad estaba en juego, si no se echaba por tierra la casita recién estrena junto al acueducto.

 De pronto, la Priora de la Encarnación manda que regresen inmediatamente Doña Teresa y las otras dos monjas. Unos forajidos, por orden del Regidor, llegan al conventito, dispuestos a sacar a las cuatro novicias por las buenas o a la fuerza. Las novicias no se inmutan y responden que saldrán cuando diga el Obispo o las saque la que las ha llevado allí.

Un cronista de la época dice que “ a pocas horas revolvió todo el demonionde manera que los principales del pueblo se les puso en la imaginación que, si no le deshacían, la ciudad entera se había de destruir; y tomaron una ira grande y porfía y comenzose el pueblo a alborotar”-La escuchamos:

“Duró esta batería casi medio año, que decir los grandes trabajos que se pasaron  por menudo, sería largo. Espantábame yo de lo que ponía el demonio contra unas mujercitas y cómo les parecía a todos era gran daño para el lugar solas doce mujeres y la priora, que no han de ser más –digo a los que lo contradecían- y de vida tan estrecha, que ya que fuera daño o yerro era para s-i mismas; mas daño al lugar no parece llevaba camino, y ellos hallaban tantos con buena conciencia los contradecían (Vida 36,18-19).

 

 

 

jueves, 25 de abril de 2013







DOMINGO V DE PASCUA .- LA SEÑAL DE QUE SOIS DISCÍPULOS MIOS

-La señal por la que conocerán que sois discípulos mios será que os amais unos a otros”.-Antes había proclamado el mandamiento nuevo:”Que os améis unos a otros como yo os he amado”.- Todo el mensaje de Jesucristo, toda su enseñanza se condensa en estas dos frases.- Aunque no tuviéramos conocimiento de las demás palabras de Jesús, estas dos frases contienen toda su enseñanza que se resume en el mandamiento nuevo.- Sin la novedad de la palabra del mandamiento del amor no habría novedad en las demás palabras o mandamientos de Jesucristo. Todas las palabras, todos los hechos acaecidos en la vida de Jesucristo son eco y expresión o testimonio de una palabra: amaos. El primer mandamiento es “amarás a Dios sobre todas las cosas”.
 Dios es lo primero y, a partir de El, se ilumina toda la realidad.. La entrega total a Dios es necesaria para que el seguimiento de Cristo no acabe en fracaso. Empezar una casa sin disponer  de lo necesario para completarla, o lanzarse a una batalla imposible, indican la actitud de aquellos que pretenden ser cristianos a medias. El resultado es un tremendo fracaso. La vida cristiana no consiste en el intento, sino en la realización. Tampoco hay que  olvidar que todos los bienes proceden de Dios y que deben ser utilizados en su servicio

       Por consiguiente, cualquiera otras señales de identificación cristiana, valen en cuanto dan paso a la señal por antonomasia : el amor.- Y no valen para nada, e incluso se convierten en señales en contra del discípulo, si no encuentran su sentido en el amor.- San Pablo lo expone rotundamente: “ Aunque hablara varias lenguas..., aunque tuviera el don de profetizar lo que va a venir..., aunque tuviera el poder de hacer milagros...,aunque repartiera todos mis bienes y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, nada me sirve, nada me aprovecha”. Para el discípulo de Jesucristo, las demás señales de nada le sirven sin la señal del amor. Todos los mandamientos de la ley se reducen a uno: el mandamiento “ el nuevo”.Pues el que ama al prójimo ha cumplido la ley. La caridad es por tanto, la ley en plenitud.

        De ello nos dió ejemplo supremo e inconfundible Jesucristo: “Sabiendo que había  llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo”. Pone toda su vida al servicio de los hombres, se pone en sus manos tan absoluta y radicalmente que  acepta morir por ellos en la cruz. Esta es su señal y “ obras son amores”.- Esa es la gloria de Dios, porque Dios es Amor. Amar hasta el extremo señala la hora de Dios. El amor es presencia de Dios.

        Pero no estamos ante el mandato de un amor cualquiera. Es el mandamiento del amor “como yo os he amado”. Amor libre, sincero, total, sin reservas, a todos, incluso al enemigo.- El amor cristiano, el mandamiento nuevo del amor, tiene un modo y una medida: ser como el amor de Jesucristo.- Este es el amor que nos renueva , y nos hace ser hombres nuevos, intérpretes de un cántico nuevo. Este amor fué el que renovó a los patriarcas, a los profetas, a los apóstoles, y los primeros que se incorporaron a la Iglesia y siguieron incorporándose a ella a lo largo de los siglos, por todas las partes del mundo. El amor, el mandamiento nuevo del amor es el que hace de todo el género humano, extendido por el universo entero, un único pueblo nuevo, el reino de Dios.- Porque , en la Iglesia, el pueblo de Dios, los miembros se preocupan unos por otros; y si padece uno de ellos, se compadecen todos los demás, y si uno de ellos se ve glorificado, todos los otros se congratulan... No como se aman quienes viven en la corrupción de la carne, ni como se aman los hombres simplemente porque son hombres; no por filantropía, sino como se quieren todos los que se tienen por hijos de Dios, y llegan a ser hermanos de su único Hijo, amándose unos a otros con aquel mismo amor con que él los amó, para conducirlos a todos a aquel fin que les satisfaga, donde su anhelo de bienes y de felicidad se encuentren colmados. En esto está la gloria de Dios, que es su voluntad en la tierra. Es la presencia de Dios escondido en las voluntades humanas que aman al estilo de Jesús...La señal de Dios, el amor, es el indicativo eficaz de la llegada del mundo nuevo, del que nos habla la segunda lectura: cuando se implante en el mundo la civilización del amor, habrá “un cielo nuevo y una tierra nueva..., se realizará la morada de Dios con los hombres”.- Y al final de la vida nos examinarán del amor, del amor con que hayamos hecho las cosas. Esto es lo único necesario y siempre nuevo, el amor. Todo lo demás pasa y se hace viejo.

 

 

 

 

martes, 23 de abril de 2013







 

FUNDACIÓN DEL CONVENTO DE SAN JOSÉ, DE ÁVILA

Inauguración del nuevo convento   (12)

 El día señalado para la inauguración oficial del nuevo convento de carmelitas descalzas fue el día 24 de agosto de 1562.

El acto resultó muy sencillo. Asistieron la fundadora Doña Teresa de Ahumada, las monjas de la Encarnación Inés y Ana de Tapia y cuatro jóvenes seglares que recibieron el hábito ese mismo día- Era la primera Antonia de Henao, de 27 años.La segunda. María de Paz, natural de Ledesma y criada en el palacio de doña Guiomar de Ulloa. La tercera, Ürsula de los Santos, de 41 años, recomendada del Maestro Daza. Y la cuarta era hermana de Julián de Ávila, llamada María Dávila, de 37 años.

 También asistieron a la ceremonia el oficiante principal Maestro Daza, en quien había delegado el Obispo, Julián de Ávila que les sirvió de capellán del Convento, las bienhechoras  doña Aldonza  de Gúzman y doña Guiomar de Ulloa, y los amigos Francisco de Salcedo, Juán Velázquez Dávila. Gonzalo de Aranda.La escuchamos:

Pues todo concertado, fue el Señor servido que, día de san Bartolomé, tomaron hábito algunas, y se puso en santísimo Sacramento, y con toda autoridad y fuerza quedó hecho nuestro monasterio del gloriosísimo Padre nuestro San José, año de mil y quinientos y sesenta y dos. Estuve yo a darles el hábito y otras dos monjas de nuestra casa misma , que acertaron a estar fuera.

Como en esta casa, que  se hizo el monasterio era en la que estaba mi cuñado ( que –como he dicho- la había él comprado por disimular mejor el negocio) con licencia estaba yo en ella, y no hacía cosa que no fuese con parecer de letrados, para no ir un punto contra obediencia. Y como veían ser muy provechoso para toda la Orden por muchas causas; que, aunque iba con secreto y guardándome no lo supiesen mis prelados, me decían lo podía hacer; porque, por muy poca imperfección que me dijeran era, mil monasterios me parece dejara, cuanto más uno.

 Pues fue para mi como estar en una gloria ver poner al Santísimo Sacramento y que se remediaron cuatro huérfanas pobres – porque no se tomaban con dote- y grandes siervas de Dios  ( que esto se pretendió al principio, que entrasen personas que con su ejemplo fuesen fundamento para en que se pudiese el intento que llevábamos, de mucha perfección y oración, efectuar), y hecha una obra que tenía entendido era para servicio del Señor y honra del hábito de su gloriosa Madre, que éstas eran mis ansias (Vida 36, 5-6).

 

 

viernes, 19 de abril de 2013

miércoles, 17 de abril de 2013







DOMINGO DE PASCUA IV. DOMINGO DIA 21 DE ABRIL

El tema central de este Evangelio: Jesucristo es como un Pastor bueno. Con esta imagen se designaba en su tiempo al que estaba al frente de un pueblo, por tener la misión de apacentarlo, de regirlo, de defenderlo y de cuidarlo. El hombre se sentía guiado, conducido, protegido por ese guía bueno y fiel, que se designaba metafóricamente con el nombre de Pastor... Esto no era nada humillante para el hombre, pues se sentía bajo una protección superior a él,bueno y fiel. La imagen del Buen Pastor es muy frecuente en los salmos y se aplica a Dios, a quien se le invoca como guia y pastor de su pueblo, su creador y señor, su fiel proveedor, que ama a su pueblo y poderosamente lo rige. Por eso Jesucristo que es la presencia misma del pastor divino, se llama también a sí mismo el buen pastor. Y nosotros le invocasmos piadosamente con palabras del salmo 22:” El Señor es mi pastor, nada me falta”. Jesucristo es mi pastor, en quien puedo confiar, al que pertenezco, a cuya conducción me someto,a cuya providencia me entrego. El está cerca de mí, me apacienta y me rige.-   Dejarse guiar por este Pastor, es estar seguro de caminar por sendas rectas, porque Dios es bueno, es el Dios de toda consolación, el omnipotente, el santo, y como tal no puede querer más que nuestro bien.- Dejarse guiar por este Pastor es estar seguro de ser llevado a verdes campiñas del espíritu donde podamos acampar, descansar en paz, y donde podamos sentirnos refrigerados en medio del trabajo y de las zozobras de la vida
 Por eso llamar a Jesucristo nuestro Pastor, el Mesias, el Cristo Salvador, no lo podemos decir sin un acto profundo de fe. Y como tal lo aceptamos gozosamente. Y podemos seguir diciendo con el salmista: “ Aunque camine por cañadas oscuras, por barrancos tenebrosos, nada temo, porque tú estás conmigo”..-  Pretender que Jesucristo nos conduzca sólo por sendas fáciles es una utopía. A cada uno de nosotros la vida nos leva por senderos tortuosos, caminos en que nos vemos asaltados, como oveja descarriada, por los lobos de la existencia, por buitres ambrientos... Lo que Cristo proporciona al caminante es no temer mal alguno. Caminando con El o El con nosotros, no podemos temer mal alguno. No cambia la naturaleza del camino, lo que cambia es la situación, el ánimo del viadante. Pues todo lo que nos rodea y oprime, lo que nos cansa o desespera, no es en el fondo mal alguno, sino el camino normal de la vida y de la salvación. “ Porque Tú estás conmigo, no temo mal alguno”.   La imagen del Buen Pastor nos sirve para actualizar la idea central del cristianismo : Cristo viviente habitando en el centro del hombre, como sustentando su forma de vivir y de morir, poniendo luz con su Evangelio en las oscuridades de la conciencia humana, y como fuerza esperanzadora en el sufrimiento y en el dolor. Cristo viviente en el corazón del hombre, suscitando esperanza , arrepentimiento, perdón, alegría, amor, agradecimiento, eso es lo que significa Jesucristo el buen Pastor de nuestras almas.  Mis ovejas escuchan mi voz”. Jesucristo habló para todos, pero no todos le escucharon ni se escuchan. Esto es así, porque Dios es coherente con el respeto a la libertad humana. Le escuchará quien quiera escucharle; comprenderá su palabra, quien quiera comprenderla. Con la palabra de Dios pasa como con las ondas que llenan la atmósfera; nadie las advierte, salvo el que está provisto de su correspondiente aparato de radio capaz de captar la emisión que uno busca. Y sólo las capta y las comprende quien sabe poner el propio aparato en situación de escucha.


  Es tambien legítimo aplicar la imagen a aquellas personas que en la iglesia tienen la misión de personificar públicamente la misión de Jesucristo, y así se llama al Papa, Pastor de la igflesia universal; y a los obispos, pastores de sus dióecesis; o al párroco, Pastor de su Parroquia. Porque unos y otros han sido constituidos para ser guias, que conduzcan y defiendan al pueblo de Dios. Como buenos pastores, el Papa y los Obispos  alimentan a los fieles con los pastos saludables de los sacramentos, con la predicación y catequesis; corrigen las malas costumbres, promueven la paz, la justicia, la piedad, la disciplina, el orden y todos esos valores que están en la conciencia colectiva del pueblo cristiano.

  Aceptemos gozosamente pertenecer a este rebaño del pueblo de Dios que es la Iglesia, y acojamos la voz invisible de Jesucristo Pastor espiritual de nuestras almas, y la de sus representantes en el mundo.

 

 

 

 

martes, 16 de abril de 2013













FUNDACIÓN DEL CONVENTO DE SAN JOSÉ, DE ÁVILA

  Inaugurado el convento, Madre Teresa entra en agonía de muerte (14)

 

A Madre Teresa le atrae el mismísimo demonio en el crítico momento en que ella esperaba disolverse por dentro en un silencio sacrosanto de gratitud a Dios y de autosatisfacción personal. La hace descender a la arena donde va librar una batalla inimaginable. Ya no se conoce a sí misma: mis  amigos puede que no lo sean; el Provincial sera mi peor enemigo; las novicias acabarán por salirse por no poder aguantar tantas penitencias ni tantas horas de oración; nadie se apiadaría de nosotras y nos moriríamos de hambre.  La escuchamos:

 

Acabado todo, sería como desde a tres o cuatro horas, me revolvió el demonio una batalla espiritual, como ahora diré. Púsome delante si había sido mal hecho lo que había hecho, si iba contra obediencia en haberlo procurado, sin que me lo mandase el Provincial ( que bien me parecía a mí le había de ser algún disgusto, a causa de sujetarle al Ordinario, por no se lo haber primero dicho; aunque, como él no lo había querido admitir, y yo no la mudaba, también me parecía no se le daría nada por otra parte), y que si habían de tener contento las que aquí estaban en tanta estrechura, si les había de faltar de comer, si había sido disparate, que quién me metía en esto, pues yo tenía monasterio. Todo lo que el Señor me había mandado, y los muchos pareceres y oraciones que había más de dos años que no casi cesaban, todo tan quitado de mi memoria como si nunca hubiera sido. Sólo de mi parecer me acordaba, y todas las virtudes y la fe estaban en mí entonces suspendidas, sin tener yo fuerza para que ninguna obrase, ni me defendiese de tantos golpes.

 

También me ponía el demonio que cómo me quería encerrar en casa tan estrecha y con tantas enfermedades; que cómo había de poder sufrir tanta penitencia, y dejaba casa tan grande y deleitosa – y adonde tan contenta siempre había estado- y tantas amigas; que quizá las de acá no serían a mi gusto, que me había obligado a mucho; que quizá estaría desesperada, y que por ventura había pretendido esto el demonio: quitarme la paz y quietud, y que así no podría tener oración estando desasosegada, y perdería el alma.

 

Cosas de esta hechura juntas me ponía delante, que no era en mi mano pensar en otra cosa; y con esto una aflicción y oscuridad y tinieblas en el alma, que yo no lo sé encarecer. De que me vi así, fuime a ver al Santísimo Sacramento, aunque encomendarme a él no podía; paréceme estaba con una congoja como quien está en agonía de muerte. Tratarlo con nadie no había de osar,porque aún confesor no tenía señalado.

 

Es cierto que me parece fue uno de los recios ratos que he pasado en mi vida; parece que adivinaba el espíritu lo mucho que estaba por pasar, aunque no llegó a ser tanto como esto, si durara más.

 

No dejó el Señor padecer mucho a su pobre sierva; porque nunca en las tribulaciones me dejó de socorrer, y así fue en ésta, que me dio un poco de luz para ver que era demonio y para que pudiese entender la verdad y que todo era quererme espantar con mentiras; y así comencé a acordarme de mis grandes determinaciones de servir al Señor y deseos de padecer por El (Vida 36, 7-9).

 

jueves, 11 de abril de 2013


 
DOMINGO DE PASCUA III.

En el evangelio hemos escuchado otra aparición de Jesucristo resucitado.Se aparece a algunos de los apóstoles junto al lago de Genesaret. Habían ido a pescar, como era el trabajo normal de los vecinos del pueblo de Cafarnaún.Habían cogido la barca al atardecer, para pescar , aguas adentro, por la noche. Y al amanecer volvían hacia la orilla del lago, esta vez sin haber pescado nada. De pronto ven a uno que les grita desde la playa: “Muchachos,¿ teneis pescado?. Ellos contestaron: No-

Simón Pedro y los demás apóstoles se encontraban nerviosos e indecisos. Hacía dias que había muerto Jesucristo, el Maestro, a quien habían prometido seguirle, y esperaban que se cumpliera lo que les había prometido, que resucitaría. Y esperaban que se les apareciera. Desconocían cuándo y de que manera. Se habían agrupado algunos en la casa de Simón Pedro a quien siguen considerándolo como su jefe natural. Saben que cuando Jesús reaparezca resucitado lo hará allí donde Pedro  esté. Ese día habían ido a pescar juntos. En esta misma barca habían vivido junto al Maestro horas muy felices. Meses antes de morir.habían estado conversando con el Maestro en esa misma barca y en ella habían presenciado prodigios que había hecho como calmar fuertes tempestades con sólo decir a las olas “enmudeced”Pero pronto la realidad de los acontecimientos les alejó de los recuerdos Esa noche pasaban las horas y no caía ningún pez

Y decidieron regresar a la costa.Estaba amaneciendo cuando divisaron en la orilla una figura humana,un hombre que les parecía joven y que les hacía gestos de acercarsey les preguntó si tenían algo que comer. Respondieronn rotundamente que no. Pero eldesconocido les insistió “Echad la red a la derecha de la barca y encontrareis”  El consejo les pareció absurdo, pues más sabián ellos de pesca, por ser su profesión. Pero le hicieron caso. Y en unos minutos sintieron el tirón de la red. Habían caído muchos peces El desconocido había hecho fuego. La luz de las llamas y una corazonada le hicieron hablar a Juan:¡Es el Señor! Cayeron en la cuenta de que era el Maestro de siempre, que volvía a estar con ellos como viejos amigos, amable, piadoso, extraordinario. Era verdad: ¡Había resucitado!

Confiemos siempre en el Señor. En cualquier circunstancia, en cualquier fracaso, el Señor nos dice: ¡No te paralices. Vuelve  a echar las redes!

 


 
 

FUNDACIÓN DEL CONVENTO DE SAN JOSÉ, DE ÁVILA

Una despedida dolorosa (10)

En Toledo había intimado con la señora de la casa, con sus amigas y con toda la dependencia del palacio, con quien la encantaba charlar. Tenía nuevos confesores por los que se enteraba de la marcha de sus respectivas Ördenes religiosas y la informan de nuevos cultos eucarísticos, y se había ido acostumbrando a seguir novenas y a oir sermones de mucha altura. Pero su corazón la reclamaba el desprendimiento que ella misma había predicado.

Y con determinada determinación, pidió prestada la carroza de su señora, y se puso  en camino hacia Ávila.¡Se va la santa! Las sirvientas y los recaderos salen a la puerta a despedirla, limpiándose las lágrimas con la manga. Oigámosla:

Yo estaba tal, que ya me era tormento tan grande, que  suplique a aquella señora tuviese por bien dejarme venir, porque ya mi confesor –como me vió así- me dijo que me fuese, que también le movía Dios como a mí.

Ella sentía tanto que la dejase, que era otro tormento, que le había costado mucho acabarlo cdon el Provincial, por muchas maneras de importunaciones. Tuve por grandísima cosa querer venir en ello, según lo que sentía; sino, como era muy temerosa de Dios y como le dije que se le podía hacer gran servicio y otras hartas cosas, y dila esperanza que era posible tornarla a ver; y así , con harta pena, lo tuvo por bien.

Entendiendo yo era más perfección una cosa y servicio de Dios, con el contento que me da contentarle, pasé la pena de dejar aquella señoran que tanto la veía sentir, y a otras personas a quien debía mucho, en especial a mi confesor –que era de la Compañía de Jesús- y hallábame muy bien con él. Veía que venía a meterme en un fuego, que ya el Señor me lo había dicho: que venía a pasar gran cruz, aunque nunca yo pensé lo fuera tanto como después  vi; y con todo, venía ya alegre (Vida 35,  10)

 

 

sábado, 6 de abril de 2013


 

DOMINGO 11 DE PASCUA- DIA 7 DE ABRll

 LA fe de  los apóstoles en Jesús como Hijo de Dios, el Mesias esperado, había sufrido una dura prueba por el escándalo de la cruz. Durante su detención, condena y muerte se habían dispersado. Ahora se encontraban juntos. Con las ventanas y puertas cerradas, por miedo a los judíos. Cuando menos lo esperaban. “Jesús entró en la habitación y les  dijo: Paz a vosotros”.


Anteceden aquellas palabras. Y bastaron: se reavivó la fe casi apagada en sus ánimos. Los Apóstoles lo contaron a Tomás, ausente en aquel primer encuentro extraordinario: Si, el Señor ha cumplido cuanto había anunciado: ha resucitado realmente y nosotros lo  hemos visto y tocado, Tomás, sin embargo, permaneció dudoso y perplejo. Cuando ocho diasdespués, Jesús volvió por segunda vez al Cenáculo; le dijo: Tomás, trae tu dedo, aquí tienes mis manos, trae tu mano y ,métela en mi costado, y no seas incrédulo sino creyente. La respuesta de Tomás es una conmovedora profesión de fe:”¡ “Señor mio y Dios mio!

Renovemos también nosotros nuestra personal profesión de fe:¡Señor mio y Dios mio!. Si en este apostol podemos encontrar las dudas y las incertidumbres de muchos cristianos, con el Apostol podemos también redescubrir con renovada convicciónla fe en Cristo muerto y resucitado por nosotros. Esta fe, transmitida a lo largo de los siglos por los sucesores de los apóstoles, continúa vigorosa. El Señor resucitado ya no muere Más. El vive en la Iglesia, en cuantos creemos en El   ,y no gui firmemente hasta el cumplimiento de los designios de Dios-


 

La fe es el principio de nuestra santificación. “El que cree en Mi, no morirá para siempre””Yo tengo palabras de vida eterna” FUNDACIÓN DEL CONVENTO DE SAN JOSÉ, DE ÁVILA

viernes, 5 de abril de 2013


                                                
FUNDACIÓN DEL CONVENTO DE SAN JOSÉ, DE ÁVILA

Del lujo y abundancia del Palacio toledano, a no tener nada propio (9)

 

Doña Teresa de Ahumada tenía intrigada a Doña Luisa de la Cerda. Se movían por el palacio de igual a igual. La enferma se había recuperado, gracias a las oraciones y a la conversación  de la “santa” que tenía en casa.

 Teresa sigue preocupada de su nuevo convento abulense. Cualquier día le da un disgusto a la señora. Las dos hablando y hablando, Teresa le descubre su secreto y las ansias que tiene de ver si han terminado las obras, si ha llegado el Breve de Roma, si están en regla todos los permisos.

Un buen día, descubre a una beata, María de Yepes, que también quiere fundar un convento de carmelitas descalzas.¡Oh sorpresa! Impulsiva, sin miedo a nada ni a nadie, se había presentado en Roma, a pie y andando, y había vuelto con el Breve papal que la autorizaba a fundar su convento.

Esta buena señora le descubrió a nuestra Fundadora que , en los principios de la Orden del Carmen, los monjes no tenían nada propio. La escuchamos:

Pues estando con esta señora que he dicho, a donde estuve más de medio año, ordenó el Señor que tuviese noticia de mí una beata de nuestra Orden, de más de setenta leguas de aquí de este lugar, y acertó a venir por acá y rodeó algunas para hablarme.
Habíala el Señor movido el mismo año  y mes que a mí para hacer otro monasterio de esta Orden; y como le puso este deseo, vendió todo lo que tenía y fuese a Roma a traer despacho para ello, a pie y descalza.

Es mujer de mucha penitencia y oración, y hacíala el Señor muchas mercedes, y aparecídola nuestra Señora y mandádola lo hiciese. Hacíame tantas ventajas en servir al Señor, que yo había vergüenza de estar delante de ella. Mostrome los despachosnque traía de Roma, y en quince días que estuvo conmigo, dimos orden en cómo habíamos de hacer estos monasterios. Y hasta que yo la hablé , no había venido a mí noticia que nuestra Regla, antes que se relajase, mandaba no se tuviese propio, ni yo estaba en fundarle sin renta, que iba mi intento a que no tuviésemos cuidado de lo que habíamos menester, y no miraba a los muchos cuidados que trae consigo tener propio.

Esta bendita mujer, como la enseñaba el Señor, tenía bien entendido – con no saber leer –lo que yo con tanto haber andado a leer las Constituciones ignoraba. Y como me lo dijo, parecióme bien, aunque temí que no me lo habían de consentir, sino decir que había desatinos y que no hiciese cosa que padeciesen otras por mí, que a ser yo sola, poco ni mucho me detuviera, antes me era gran regalo pensar de guardar los consejos de Cristo Señor nuestro; porque grandes deseos de pobreza ya me los había dado su Majestad( Vida, 35, 1-2).

 

 

lunes, 1 de abril de 2013













FUNDACIÓN DEL CONVENTO DE SAN JOSÉ, DE ÁVILA

  En Toledo, Madre Teresa de Ahumada sintió la quietud del silencio(8)

 

En la histórica ciudad imperial, permanece unos seis meses, de enero a junio.Fiel cumplidora del encargo que le había hecho el Provincial, de cuidar y alentar a Doña Luisa de la Cerda. Al fallecer su marido a primeros del año 1561 había caído en una gran depresión, que ni médicos ni curanderas habían podido aliviar. Pero alguien había sugerido a la señora que en Ávila había una monja con fama de santa, que no estaba obligada a guardar clausura, y que por las calles y casas de vecindad se decía que tenía poderes sobrehumanos.

 

Teresa había tenido que dejar arrinconado el proyecto de su nuevo convento de San José. Discretísima, acunaba en su quietud interior la esperanza de volver pronto a Ávila. Ahora estrenaba una vida, que iba a ser la antítesis de su soñada casita conventual. Vida de palacio, donde se daban la mano los próceres de la nación. Tuvo que aprender los títulos con los que tenía que tratar a los que llegaban a palacio. Con toda naturalidad se fue adaptando a la situación, hasta sentirse de igual a igual. Y comprobó que no dejaba de tratar con aquellas tan gran señoras  “ con la libertad como si yo fuera su igual”. Pronto las caló a todas por dentro y por fuera, hasta decir que mas que señoras eran esclavas de convencionalismos sociales. La escuchamos:

 

Vi que era mujer, y tan sujeta a pasiones y flaqueas como yo…Tienen más cuidados y trabajos y un cuidado de tener la compostura conforme a su estado, que no las deja vivir; comer sin tiempo ni concierto…,muchas veces  los manjares más conformes a su estado que no a su gusto. Yo la había lástima, y se la he, de ver cómo va muchas veces no conforme a su inclinación, por cumplir con su estado…Ello es una sujeción, que una de las mentiras que dice el mundo es llamar señores a personas semejantes…Es así que de todo aborrecí el desear ser señora ( Vida, 34, 4)