miércoles, 23 de mayo de 2012





 
PUES TODAS HEMOS DE PROCURAR SER PREDICADORAS DE OBRAS

Obras son amores y no buenas razones. Teresa apela a que es mejor agradar a Dios que a las criaturas. Igualmente advierte que la mejor lección que podemos dar a la persona que difama a otra, sin razón, es que vea su propia sinrazón. Una obra de estas produce más efecto que diez sermones. La escuchamos:

¿Qué es esto, mi Dios ¿ ¿Qué pensamos sacar de contentar a las criaturas? ¿Qué nos va en ser muy culpadas de todas ellas, si delante del Señor estamos sin culpa?¡Oh hermanas mias, que nunca acabamos de entender esta verdad!, y así nunca acabaremos de estar perfectas, si mucho no lo andamos considerando y pensando qué es lo que es y qué lo que no es.

Pues cuando no hubiese otra ganancia sino la confusión que le quedará a la persona que os hubiere culpado de ver que vos sin ella  os dejais condenar, es grandísimo. Más levanta una cosa de éstas, a veces, al alma que diez sermones. Pues todas hemos de procurar de ser predicadoras de obras, pues el Apóstol y nuestra inhabilidad nos quita que lo seamos en las palabras.

Nunca penséis que ha de estar secreto el mal o el bien que hiciéreis, por encerradas que esteis. ¿Y pensais que aunque vos, hija, no os disculpeis, ha de faltar quien torne de vos. Su Majestad moverá a quien torne por vosotras, y cuando no, no será menester. Esto yo lo he visto y es así. Y el provecho que vereis en vuestra alma, el tiempo os doy por testigo; porque se comienza a ganar libertad y no se da m´s que digan mal que bien, antes parece que es negocio ajena; y es como cuando están hablando dos personas, y como no es con nosotras mismas, estamos descuidadas de la respuesta. Así es acá: con la costumbre que está hecha de que no hemos d responder, no parece hablan con nosotras.

Al principio es dificultoso. Mas yo sé que se puede alcanzar esta libertad y negación y desasimiento de nosotros mismos con el favor de Dios (CP 15,-6-7)



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