Hoy es la fiesta del Espíritu Santo, persona divina en la que creemos. En el Credo, que es el compendio de nuestra fe, confesamos expresamente:” Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de Vida”. Hacemos estas dos afirmaciones: Señor y dador de vida.-Profesamos que el Espíritu Santo es Señor, es decir Dios en cuanto espíritu creador, creador de la vida. Es Dios vuelto hacia nosotros, que suscita en nosotros la adoración.- Pero confesamos en el Credo que el Espíritu Santo es “dador de vida”, aliento vital que Dios infunde en nosotros, al creer en Jesucristo.-“Si creéis que Jesucristo es el hijo de Dios, recibiréis el don del Espíritu”. Por eso le invocamos con toda verdad ,”dulce huésped del alma”. Y le decimos “Cuán manso y amoroso recuerdas en mi seno donde secretamente solo moras”.
Espíritu Santo como dador de vida, es fuerza de Dios, por el que Jesucristo glorificado sigue presente en la historia del mundo, como principio de una historia y de un mundo nuevo.-Por el Espíritu, Jesucristo el Señor sigue presente, cumpliendo su promesa:” No estaréis solos; yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”. La persona se hace cristiana, cuando por el bautismo recibe la infusión de la vida del espíritu de Cristo, cuando se cambia el modo de vivir simplemente humano y se convierte en espiritual, en una criatura abierta a la transcendencia, sabiendo por la fe que el hombre jamás llega a ser él mismo si se deja llevar pura y simplemente por sus inclinaciones naturales. Para ser hombre de verdad, tiene que hacer frente a sus pasiones, a sus inclinaciones naturales. Ayudado por la fuerza del Espíritu llegará a ser un hombre nuevo.
Hemos escuchado en las Sagradas Escrituras seleccionadas para esta Misa, que el Espíritu Santo irrumpió en la sala donde estaban reunidos en oración con María los primeros discípulos .Lo hizo en forma de llamas de fuego sobre sus cabezas, para significar la llama de amor viva, la manifestación de Dios que es Amor. “Y en esto entró Jesús,-dice el Evangelio-, y les dijo:”Paz a vosotros..Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo. Y dicho esto, exaló su aliento sobre ellos y les dijo :”Id al mundo entero, proclamad el Evangelio, y haced discípulos míos”.
Y tenemos las dos imágenes con que se designa el Espíritu Santo; el fuego y el soplo o viento suave. Lámparas de fuego, en cuyos resplandores ,las profundas cavernas interiores de aquellos primeros discípulos reunidos con las puertas cerradas por miedo a los judíos, recibieron luz y calor .Lámparas de fuego sigue siendo el Espíritu para nosotros también, para los hombres de todos los tiempos, para que las profundas cavernas de nuestro seno , oscuras y frías, reciban luz y calor.
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