En el capítulo 13 de Camino Madre Teresa propone a sus monjas un estilo de vida propio, específico, diferente de otros estilos de vida, como puede ser el mundano. Un estilo de ser o de vivir. Y también, un estilo de hablar, de tratarse entre ellas. Lo que ella llama “el estilo de hermanas y recreación”, que rige en el Carmelo..
Ese estilo lo han de plasmar en diversas facetas: en lo eclesial. En la pobreza, en lo femenino, en vigor y fortaleza, en amor y libertad santa. Todo ello ha de configurar cómo vivir, no sólo como opción y vocación personal, sino de suerte que ponga en marcha un estilo de ser y de vivir en el grupo.
Empieza desenmascarando e sofisma de “las razones”. Reivindica los propios derechos. Y entrevé lúcidamente el sofisma que sirve d soporte a ese fuego cruzado de razones y sinrazones.¡Fuera esa hojarasca de razones! ¿Dónde está la verdadera razón?. Necesidad acuciante de “andar en verdad”. Y descubrimiento de la verdad de la cruz. La escuchamos :
Muchas veces os lo digo, hermanas, y ahora lo quiero lo quiero dejar escrito aquí, porque no se os olvide: que en esta casa ( y aun toda persona que quisiere ser perfecta) huya mil leguas de “ razón tuve”, “hiciéronme sin razón”, “no tuvo razón quien esto hizo conmigo”,¡ De malas razones nos libre Dios!
¿Parece que había razón para que nuestro buen Jesús sufriese tantas injurias y se las hiciesen, y tantas sinrazones? La que no quisiere llevar cruz, sino la que le dieren muy puesta en razón, no sé yo para qué está en el monasterio, tórnese al mundo, adonde aún no le guardarán esas razones. ¿Por ventura podéis pasar tanto que no debáis más? ¿Qué razón es ésta?. Por cierto, yo no la entiendo.
Cuando nos hicieren alguna honra o regalo o buen tratamiento, saquemos esas razones, que, cierto, es contra razón nos le hagan en esta vida. Mas cuando agravios ( que así los nombran sin hacernos agravio), yo no sé qué hay que hablar. O s omos esposas de tan gran Rey, o no. Si lo somos, ¿qué mujer honrada hay que no participe de las deshonras que a su esposo hacen? CP 13, 1.2).
No hay comentarios:
Publicar un comentario