miércoles, 4 de abril de 2012

DOMINGO DE RESURRECCIÓN




PASCUA RESURRECCION 2012
Después de morir en la cruz y ser sepultado el viernes, al tercer día, el día posterior al sábado, al alba, la tumba fue encontrada vacía, y la piedra quitada, y puesta fuera del sepulcro. Este es el hecho que conmemoramos esta noche, lo que llamamos la Pascua, es decir, el tránsito del Señor de la muerte a la vida. Al alba del tercer día, resucitó. Resucitó en condiciones nuevas, vivificado por una animación nueva e inmortal... Esta nueva realidad, documentada con las pruebas inexpugnables del Evangelio, es tan superior a nuestra capacidad cognoscitiva, que es necesario admitirla por la fe, y expresarla con símbolos.
La Iglesia celebra y expresa esta realidad nueva de Jesucristo resucitado con estos símbolos litúrgicos: la noche, el fuego, el cirio, las velas, el agua, el pan... Son símbolos que nos sumergen en un mundo sobrenatural, pleno de interioridades. Un mundo de misterios. Y el misterio central es Jesucristo resucitado de entre los muertos, que se ha convertido en luz, calor, alimento y agua de salvación para nuestras vidas.
Y la primera realidad que nos envuelve en esta Vigilia es la noche. La noche es un tiempo muy propicio para hablar con el cielo ; el silencio de la noche apacigua y sosiega nuestros sentidos y así podemos entrar mejor dentro de nosotros mismos por los caminos del silencio interior. A la noche sucede el día; de la oscuridad de la noche amanece la luz resplandeciente y clarísima. Eso queremos que sea Jesucristo resucitado para nosotros. La fe cristiana es fe en su persona, y esa fe nuestra se funda en su resurrección. Si Cristo no hubiera resucitado, no seguiría viviendo en la Iglesia; vana sería nuestra vida cristiana, nuestra fe, y la noche oscura de nuestra realidad terrena. Pero podemos decirnos con toda seguridad: “ Sé firme, en tu fe, corazón mio, sé firme, que mañana amanecerá !”.
Que el silencio de esta noche santa ponga sosiego y paz en nuestros pensamientos, para tratar con el cielo, para llevar todos nuestros pensamientos a Dios...,para que la oscuridad de la vida, al fin quede iluminada y entendida a la luz de Cristo resucitado que vive para siempre.

Esa luz que es Cristo para nosotros está simbolizada en el Cirio Pascual, del que hemos encendido nuestras velas que simbolizan nuestra fe. La luz de Cristo es la que tiene que amanecer en cada uno de nosotros. Su luz pone claridades en nuestras conciencias, y esclarece el corazón y le alegra. Su claridad nos despierta a los creyentes para obrar en verdad, para hacer obras luminosas.- A tí, el resucitado, que eres manantial de luz, te pedimos que nos alumbres con tus verdades y , sobre todo, con la lumbre de tu espíritu. Disipa los nubarrones y oscuridades de nuestra conciencia. Luz que nunca puede ser ahogada en el mundo. Luz sapientísima y poderosa.
El agua es también símbolo del Dios vivo. Dios es como una cristalina fuente, para saciar la sed de nuestras almas. Dios es fuente de esperanza y de alegría interior que siempre brota, como fuente escondida, como fuente de la que beben los cielos y la tierra, fuente insondable, fuente inagotable. Agua de vida para saciar la sed del espíritu.-
Por el pan de la eucaristía Cristo resucitado se ha convertido en nuestro alimento de eternidad.
A través de estos signos sensibles, penetramos en el secreto último al que nos reenvían : Jesucristo resucitado. El está detrás de estas realidades sensibles, ofreciéndonos lo que significan : la luz de su verdad, el agua de su gracia, el alimento de nuestra fe y de nuestra esperanza. Alguien vivo y presente aquí y ahora, porque dijó “yo estaré con vosotros todos los dias hasta el fin del mundo”. Para que también nosotros seamos vivificados por una animación nueva e inmortal, la de su espíritu.

FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN, con mejores deseos de paz u bien.Nicolás

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