El primer convento que fundó santa Teresa, quería que fuese paradigma de sus ideas renovadoras y que plasmara en su edificación lo que ella proyectaba en su imaginación. Nada que se pareciese a los grandes monasterios de Santa Ana y de santo Tomás o al de la Encarnación del que había salido para fundar el nuevo de san José.
Sentía inclinación hacia lo pequeño, a lo debil, a lo escondido, a lo que no haga ruido. Buscó para monjas unas chicas desconocidas, pero virtuosas, que se dejasen abrazar por ella como por una madre, desasidas de todo, transparentes. Sigamos los trazos con que Teresa diseña su nuevo convento y lo que pide a sus moradoras:
" Nuestras armas , la santa pobreza. Estas armas han de ser nuestras banderas,que de todas maneras lo queramos guardar: en casa, en vestidos, en palabras, y mucho más en el pensamiento. Y mientras esto hicieren, no hayan miedo caiga la religión de esta casa, con el favor de Dios, que, como decía santa Clara, grandes muros son los de la pobreza"-
"De éstos muros, decía ella, y de humildad quería cercar sus monasterios; y a buen seguro, si se guarda de verdad, que esté la honestidad y todo lo demás fortalecido mucho mejor y con muy suntuosos edificios- De esto se guarden, por amor de Dios, y por su sangre se lo pido yo. Y, con conciencia puedo decir que el día que tal hicieren, se torne a caer".
"Muy mal parece, hijas mias, que de la hacienda de los pobrecitos, se hagan grandes casas. No lo permita Dios, sino pobre y chica. Parezcámonos algo a nuestro Rey, que no tuvo casa, sino en el portal de Belén a donde nacio y la cruz adonde murió. Casas eran éstas a donde se podía tener poca recreación. Los que las hacen grandes, ellos se entenderán; llevan otros intentos santos; mas trece pobrecitas, cualquier rincón les basta".
"Porque es menester, por el mucho encerramiento, tuvieren campo ( y aún ayuda a la oración y devoción), con algunas ermitas para apartarse a orar, enhorabuena. Mas edificios y casa grande ni curioso, nada. ¡Dios nos libre!".
"Pues hacer mucho ruido al caerse casa de trece pobrecitas, no es bien, que los pobres verdaderos no han de hace ruido" (CP, 2, 7-10).
Pues, así, sin ruido, nos vamos. Hasta la próxima. Un abrazo. Nicolás
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar