viernes, 13 de enero de 2012

HABLA,SEÑOR, QUE TU SIERVO ESCUCHA. Domingo 15 enero

Apóstoles, en plata,en la Custodia del Corpus de Ávila,1571

Orfebre Juan sw Arfe


DOMINGO ORDINARIO II B

Las lecturas de este domingo nos indican las notas características de nuestra relación interior con Dios en la fe: la llamada, el encuentro y la respuesta. Según la primera lectura,Dios llama a Samuel en el silencio de la noche, y él le responde abiertamente: aquí esto, Señor “Habla que tu siervo escucha”. El EVANGELIO RECOGE UNOS ENCUENTROS DE Jesús con dos discípulos de Juan el Bautista, que le vieron y le siguieron. Jesús volviéndose a ellos viendo que le seguían, les preguntó:¿ qué buscais?. Dijeron ellos: ¿dónde moras?. Y él les propuso: "Venid y ved". Andrés fue a buscar a su hermano Pedro y se lo presentó a Jesús y también le siguió.

En la llamada universal de Dios a seguir a Jesucristo, el divino Maestro, destaca la peculiar iniciativa de Dios, escogiendo a algunos para que sigan más cerca de su Hijo Jesucristo, y sean sus colaboradores y testigos privilegiados. El divino Maestro llamó personalmente a los Doce Apóstoles para que lo acompañaran y para enviarlos a predicar. Ellos, a su vez, se asociaron con otros discípulos, fieles colaboradores en el ministerio misionero. Y así, respondiendo a la llamada del Señor, y dóciles a la acción del Espíritu Santo, una multitud innumerable de personas a lo largo de los siglos, se han entregado completamente a la Iglesia al servicio del Evangelio, seglares, religiosos, religiosas, sacerdotes. Por eso, nos sostiene la certeza inquebrantable de que el Señor, que libremente escoge e invita a su seguimiento a personas de todas las culturas y de todas las edades, según los designios inescrutables de su amor misericordioso.seguirá guiando firmemente a su Iglesia hasta el final de los tiempos.

Dios nos llama libremente. Y por parte de cuantos están llamados, se requiere escucha atenta y prudente discernimiento, y una respuesta generosa. A la iniciativa libre de Dios requiere y espera la respuesta libre del hombre. Una respuesta positiva que presupone siempre la aceptación y la participación en el proyecto que Dios tiene sobre cada uno; una respuesta que acoja la iniciativa amorosa del Señor y llegue a ser para todo el que es llamado una exigencia moral vinculante, una ofrenda agradecida a Dios y una total cooperación en el plan que El persigue en la historia.

Por tanto, creer en el Señor y aceptar su don, comporta fiarse de El con agradecimiento ,adhiriéndose a su proyecto salvífico. Si esto sucede, la persona llamada lo abandona todo gustosamente y acude a la escuela del divino Maestro escuchando su Evangelio; y comienza entonces un fecundo diálogo entre Dios y el hombre, un misterioso encuentro entre el amor del Señor que llama y la libertad del hombre que le responde en el amor, sintiendo resonar en su alma las palabras de Jesús :” No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido, y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure” (Jn. 15,16).

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