lunes, 9 de enero de 2012

DETERMINÉ HACER ESO POQUITO QUE ERA EN MI






Al fundar su nuevo contento de san José en esta ciudad de Ávila, tuvo noticias de la división ocasionada a la Iglesia católica por culpa de Lutero, fraile agustino, fundador del protestantismo.El "crecimiento de la desventurada secta", a la que se unen los hugotones franceses, va a influir en las actividades de la nueva comunidad de monjas carmelitas.¿En qué sentido?



Pues sencillamente en el propósito de contrarrestar, haciendo ellas más oración y penitencias, a la relajación y mundanidad de Lutero y sus secuaces. En este libro tilda de "herejes" a los luteranos; los llama "traidores y desventurada secta"; son como un fuego por el que "estáse ardiendo el mundo", por lo que son "un gran mal" para Europa. Según Teresa, luchan en contra de Cristo, porque "le quieren tornar ahora a la cruz"; rechazan los sacramentos, sobre todo el Santísimo Sacramento de la Eucaristía, matan sacertdotes, queman iglesias y hacen todo el mal que pueden a la santa Iglesia.



Para luchar contra tanto mal, se propone como tarea propia y de sus monjas vivir pobres y humildes, buscando en todo la perfección, como testimonio de su fidelidad a Cristo y a su Iglesia.La misma pasión de amar más a su Rey soberano por los que habían dejado de amarle. En soledad, pero abiertas al mundo Con sencillez y elegancia nos cuenta el por qué y el para qué de su nueva vida de reformadora y de sus reformadas

" En este tiempo vinieron a mí noticia de los daños de Francia y el estrago que habían hecho estos luteranos, y cuánto iba en crecimiento esta desventurada secta. Diome gran fatiga y, como si yo pudiera algo o fuera algo, lloraba con el Señor y le suplicaba remediara tanto mal. Parecíame que mil vidas pusiera yo para remedio de un alma de las muchas que allí se perdían".



"Y, como me vi mujer y ruín e imposibilitada de aprovechar en lo que yo quisiera en el servicio del Señor, y toda mi ansia era, y aún es, que, pues tiene tantos enemigos y tan pocos amigos, que ésos fuesen buenos, determiné hacer eso poquito que es en mí, que es seguir los consejos evangélicos con toda la perfección que yo pudiese, y procurar que estas poquitas que están aquí hiciesen lo mismo, confiada en la gran bondad de Dios, que nunca falta de ayudar a quien por El se determina a dejarlo todo"-



"Y que, siendo tales cuales yo las pintaba en mis deseos, entre sus virtudes no tendrían fuerza mis faltas y podría yo contentar en algo al Señor; y que todas ocupadas en oración por los que son defensores de la Iglesia y predicadores y letrados que la defienden, ayudásemos en lo que pudiésemos a este Señor mio, que tan apretado le traen a los que ha hecho tanto bien, que parece le querrían tornar ahora a la cruz estos traidores y que no tuviese adonde reclinar la cabeza" (CP 1, 2).



Nos encanta que Teresa resuma la prodigiosa e inigualable vida de perfección que ella y sus monjas inician en el convento de sanjosé, como "eso poquito que era en mí". Su obra sobrevive y podemos comprender la emoción que sentiría al ofrecer al Señor eso poquito, que hoy es inmenso como el mar. Nos sorprende Teresa , cuando apenada infinitamente por los luteranos, los provoca con lo poquito que ella era y podía hacer. ¡Un poquito tan vivo, tan grande, tan fuerte que te hace inmensamente feliz. Madre Teresa! Adios, amigos.

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