Santa Teresa busca la perfección en ella , en sus monjas y en los dirigentes de la Iglesia. Esto lo escribe con insistencia en sus libros, hasta el punto de que uno de ellos, al que estamos dedicando nuestra atención en este año 2012, lo titule precisamente Camino de Perfección.
Del capítulo 3º transcribimos este párrafo, en el que suplica a sus lectores que recen a Dios para que les conceda a los predicadores el grandísimo favor de no desfallecer en la gran batalla contra el mal, y para que sean perfectos en su vida personal. Para que evangelicen con el testimonio de su vida y con el vigor de su predicación. Escribe esto:
Para estas dos cosas os pido yo procureis ser tales que merezcamos alcanzarlas de Dios: la una que haya muchos, de los muy muchos letrados y religiosos que hay, que tengan las partes que son menester para esto, como he dicho, y a los que no están muy dispuestos, los disponga el Señor, que más hará uno perfecto que muchos que no lo sean.
La otra, que, despues de puestos en esta pelea, que no es pequeña, los tenga el Señor de su mano para que puedan librarse de tantos peligros como hay en el mundo y tapar los oidos en este peligroso mar del canto de las sirenas. Y si en esto podemos algo con Dios, estando encerradas (en clausura) peleemos por él, y daré yo por bien empleados los trabajos que he pasado por hacer este rinc´on, a donde también pretendí se guardase esta Regla de nuestra Señora y emperadora con la perfección que se comenzó.
No os parezca inutil ser continua esta petición, porque hay algunas personas que les parece recia cosa no rezar mucho por su alma (la propia) , y, ¿qué mejor oración que ésta? Si teneis pena porque no se os descontará la pena del pugatorio, también se os quitará por esta oración, y lo que más faltare, falte. ¿Que va en que esté yo hasta el día del juicio en el purgatorio, si por mi oración se salvase sola un alma? ¡Cuánto más el provecho de muchas y la honra del Señor!
De penas que se acaban no hagais caso de ellas, cuando interviene algún servicio mayor al que tantas pasó por nosotros, siempre informaros de lo que es más perfecto. Asique os pido, por amor del Señor, pidais a su Majestad nos oiga en esto. Yo, aunque miserable, lo pido a su Majestad. pues es para gloria suya y bien de su Iglesia, que aquí van mis deseos (CP 3,5-6).
Ya lo sabemos, pidamos al Señor que haya muchos y santos evangelizadores en su Iglesia. Con un saludo, hastabel próximo mes "febrerillo el loco", que dicen por esta tierra de Castilla,Nicolás