V .A. CUARESMA
Hemos escuchado el evangelio, que narra la resurrección de Lázaro, el mayor de los milagros hechos por Jesucristo. Se trata de un muerto, ya de cuatro dias, que es devuelto a la vida con sólo una palabra, pronunciada por Jesucristo delante de su sepulcro. “Lázaro, sal fuera “. El hecho sucedió en el pueblo de Betania, a tres kilómetros de la ciudad de Jerusalen, delante de numerosos testigos, hostiles a Cristo muchos de ellos.- El evangelista San Juan es un testigo ocular, digno de fe, que cuenta lo que ha visto con sus propios ojos y oido con sus oidos. Las hermanas de Lázaro, Marta y María, le enviaron recado a Jesucristo, amigo suyo, que andaba predicando por Galilea de que su hermano estaba grave.
Cuando se lo dijeron, respondió :”Lázaro ha muerto. Pero me alegro de no haber estado allí, para que vosotros creais. Vamos , pues, alla´”. Al encontrarse Jesús con Marta, le dijo claramente “Tu hermano resucitará”. Interpretó ella lo que cualquiera hubiera interpretado. “Ya lo sé que resucitará en el último día”.-La respuesta de Jesús fué mucho más allá de lo que Marta esperaba, porque estaba pensando en sus discípulos, y en todos los que a través de los tiempos creyeran en él.
Dijo “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque muera vivirá y todo el que vive y cree en mí no morirá para siempre. ¿Crees esto ?”.- Cristo buscaba algo más que devolver la vida a su amigo muerto. Buscaba que sus oyentes percibieran que hay resurrecciones más hondas y radicales...El no venía a prolongar unos años a los hombres, venía a traer una supervida que sólo se realizaría plenamente en su resurrección gloriosa, y en los que creyeran en ella. Por eso la fe era lo decisivo.
Creer en El era más que estar vivo; creer en El y en su resurrección era disfrutar de esa supervida que no se acabará. Ante esa respuesta del Maestro, Marta lo primero que hizo, fué una confesión de fe en El:” Si, Señor,yo creo que tú eres el Mesias, el Hijo de Dios, que ha venido a este mundo”. Fué entonces cuando Jesucristo le pidió ir a donde estaba enterrado su amigo Lázaro, y que levantaran la losa del sepulcro. Marta contestó que eso sería muy penoso, porque llevaba muerto cuatro dias y olía mal.
Pero insistió en que quitaran la piedra, y rezó así delante del cadaver :” Padre del cielo,yo sé que siempre me escuchas, pero lo digo por todos estos que me rodean, para que crean que tú me has enviado...¡Lázaro, sal fuera!".- Fué una orden, que sacudió al muerto y le hizo removerse sobre la piedra fria en que descansaba, y al punto, el que estaba muerto salió.
Pensemos en lo que realmente Jesucristo nos quiere decir a través que este Evangelio: que El es dispensador de la vida, la palabra de vida, que él tiene palabras de vida eterna, que El nos da la vida que recibimos de Dios, a través de la fe, de la gracia, de los sacramentos, la vida sobrenatural. Esta vida que el Mesias, el Hijo de Dios, comunica a lo hombres es mucho más que la vida natural, es la vida trascendente del mundo superior, la vida del espíritu,la vida eterna,; un bien en orden a la salvación, la salvación misma.
Cuando la gente vió con sus ojos que el Maestro había devuelto la vida a un muerto,unos creyeron en El y otros nó: les pareció que era imposible que hubiera sucedido lo que estaban viendo....Es lo que ocurre con el sol que brilla sobre el barro y lo endurece, y brilla sobre la cera y la ablanda; así este milagro endureció algunos corazones para la incredulidad y ablandó a otros para la fe... Nosotros, con los ojos del alma fijos en Jesucristo, dador de vida, digamos lo mismo que la hermana de Lázaro: “ Señor, yo creo que tú eres el Mesias, el Hijo de Dios, que ha venido a este mundo a salvarnos de la corrucción del pecado y de la muerte”.
La muerte no es el final de la existencia humana de los creyentes.Lo mismo que Cristo cabeza de la Iglesia, resucitarán los creyentes,miembros del cuerpo místico de Cristo. Cristo es realmente la resurrección y la vida. Lo hemos oido en este Evangelio. El nos ha dicho :” Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; el que cree en mí no morirá para siempre”.
¿Crees esto?, esa es la pregunta que nos hace el Señor.Con un saludo, Nicolás González
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