DOMINGO ORDINARIO A-VI , 13 de febrero
Hemos escuchado en la primera lectura: “Es inmensa la sabiduría del Señor , es grande su poder y lo ve todo; los ojos de Dios ven las acciones. El conoce todas las obras del hombre”. Y en el Evangelio nos encontramos con palabras no menos sorprendentes, y que aclaran de modo inequívoco la fidelidad de Dios a sí mismo y la lealdad de Jesús a la fe del pueblo de Israel al que él mismo pertenece:” No creáis que he venido a abolir la Ley o los Profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud. Os aseguro que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la Ley…Quien cumpla estos preceptos y los enseñe será grande en el reino de los cielos”.
Hemos escuchado en la primera lectura: “Es inmensa la sabiduría del Señor , es grande su poder y lo ve todo; los ojos de Dios ven las acciones. El conoce todas las obras del hombre”. Y en el Evangelio nos encontramos con palabras no menos sorprendentes, y que aclaran de modo inequívoco la fidelidad de Dios a sí mismo y la lealdad de Jesús a la fe del pueblo de Israel al que él mismo pertenece:” No creáis que he venido a abolir la Ley o los Profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud. Os aseguro que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la Ley…Quien cumpla estos preceptos y los enseñe será grande en el reino de los cielos”.
No se trata de abolir los mandamientos dados por Dios a Moisés, sino de llevarlos a cumplimiento, y este cumplimiento exige algo más y no algo menos de justicia, como Jesús dice a continuación: “ Os lo aseguro, si no sois mejores que los letrados y los fariseos, no entrareis en el reino de los cielos”. Pero dice más :” A los antiguos se les ha dicho, pero yo os digo”. El Yo de Jesús destaca de un modo como ningún maestro de la Ley antigua se lo puede permitir. La multitud lo nota : El pueblo estaba espantado de la forma de enseñar de Jesucristo. Decían que hablaba como alguien que tiene autoridad, que habla con la autoridad de Dios. Y así es. Jesús es la palabra de Dios en persona. Dios no es alguien desconocido y lejano, nos muestra su rostro en Jesús, en su obrar. Y en su voluntad reconocemos los pensamientos y la voluntad de Dios mismo.
Jesús predicó un mensaje nuevo, válido no solo para el pueblo de Israel, sino para todos los pueblos:fundó una nueva familia universal, cuya única condición previa es la comunión con Jesús, la comunión con la voluntad de Dios: “El que cumple la voluntad de mi Padre, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre”. La comunión con Dios es comunión filial con Dios Padre, unión entre los hombres como hermanos con Jesús que podemos rezar a Dios diciendo Padre Nuestro.
“Habeis sido llamados a la libertad de los hijos de Dios. Pero no tomeis la libertad como pretexto para vuestros apetitos desordenados, antes bien haceos esclavos unos de otros por amor”. La libertad de los discípulos de Jesús es libertad para el bien, libertad que se deja guiar por el Espíritu de Dios. La ley de Cristo es la libertad. Libertad que tiene un contenido, una orientación nueva, y por eso está en contradicción con todo con lo que aparentemente libera al hombre, que en realidad lo esclaviza. Una libertad iluminada, que tiene su fundamento en la comunión de voluntad con Jesús, y, por tanto, con Dios mismo. Para el creyente, Jesucristo es el punto decisivo de referencia hacia el que siempre dirige la mirada; para él la búsqueda de la voluntad de la voluntad de Dios en la comunión con Jesús sigue siendo como una señal de orientación para su razón, sin la cual corre siempre el peligro de quedar ofuscado , ciego.
Sólo viviendo en relación con Dios, nuestra vida tendrá sentido, será verdadera. Porque ser hombre significa esencialmente relación con Dios, que incluye hablar con Dios y escuchar a Dios.
QUE DIOS OS BENDIGA. Con mis cordiales saludos, Nicolás
Sólo viviendo en relación con Dios, nuestra vida tendrá sentido, será verdadera. Porque ser hombre significa esencialmente relación con Dios, que incluye hablar con Dios y escuchar a Dios.
QUE DIOS OS BENDIGA. Con mis cordiales saludos, Nicolás
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