miércoles, 23 de febrero de 2011

JESUCRISTO, EL AMIGO VERDADERO QUE NUNCA FALLA




La imagen que santa Teresa tiene de Jesucristo, le vino de la fe que confesamos en el Credo: "El único Hijo de Dios, concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nacido de María Virgen, que padeció, fue crucificado,muerto y sepultado, y que resucitó".

Pero ese Cristo, enunciado en el Credo, es para santa Teresa vida de su vida. Alguién que le ha entrado en su existencia de tal modo que ha conformado vitalmente su personalidad. Dice que lleva la imagen de Jesús "esculpida" en su alma. Jesucristo Hombre es el hombre de Teresa, al que ama, al que sirve, por el que trabaja y lucha, con el que sufre y se goza.

La fe cristológica en Teresa es , más que fe, una experiencia, que ella tiene de Jesucristo. Una experiencia totalizante, que le impregna todo su ser como persona y como mujer. La escuchamos:

En veros, Señor, cabe mí, he visto todos los bienes. No me ha venido trabajo que, mirándoos a Vos cual estuviste delante de los jueces, no se me haga bueno de sufrir. Con tan buen amigo presente, con tan bien capitán, que se puso el primero en el padecer, todo se puede sufrir. Es ayuda y da esfuerzo; nunca falta ; es amigo verdadero.
Y veo yo claro (y he visto después) que, para contentar a Dios y que nos haga grandes mercedes, quiere que sea por manos de esta Humanidad sacratísima, en quien dijo Su Majestad se deleita. Muy muchas veces, lo he visto por experiencia; me lo ha dicho el Señor. He visto claro que por esta puerta hemos de entrar, si queremos nos muestre la soberana Majestad grandes secretos.
Este Señor nustro es por quien nos vienen todos los bienes. Mirando su vida, es el mejor dechado. ¿Qué más queremos que un tan buen amigo al lado, que no nos dejará en los trabajos y tribulaciones, como hacen los del mundo? ¡Bienaventurado quien le amare de verdad y siempre le trajere cabe sí! (V.22,6-7).
Que también en nosotros, amigos del BLOG, se afiance tanto la fe y el amor a Jesucisto, que se plasme en una experiencia imborrable, como en Teresa de Jesús. Con un cordial saludo, Nicolás González


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