Figura sobre plata, en el pie de un caliz. siglo XIII
Teresa expresa incesantremente la alegría del encuentro personal con Cristo con el que dialoga como de tú a tú, como con un esposo o un amigo. Le escucha. Le llega su Palabra cuando lee las sagradas Escrituras. A través del Evangelio descubre a Cristo pobre y obediente, y hace de su vida un vivir siguiendo a Cristo, imitándole fielmente.
La primacía de Dios en la vida de Teresa resplandece en todo. Busca su rostro en la oración, y Dios la regala una experiencia singular de sentirle como luz radiante que la transfigura en una persona nueva. La acción de Dios en Teresa lo constata ella con toda certeza, viéndole en Jesucristo, en quien se hizo hombre. Dios humanado.La escuchamos:
Entendí que si el Señor no me mostrara (el camino), yo pudiera aprender poco con los libros, porque no era nada lo que entendía hasta que Su Majstad por experiencia me lo daba a entender, ni sabía lo que hacía. En comenzando a tener algo de oración sobrenatural, me parecía sentir la presencia de Dios, como es así, y procuraba estarme recogida con El.
Es oración sabrosa, si Dios allí ayuda, y el deleite mucho. Había sido yo tan devota toda mi vida de Cristo...,que siempre tornaba a mi costumbre de holgarme con este Señor, en especial cuando comulgaba. Quisiera yo siempre traer delante de los ojos su retrato e imagen, ya que no podía traerle tan esculpido en mi alma como yo quisiera. ¿De dónde me vinieron a mí todos los bienes sino de Vos? ¡Oh Señor de mi alma y bien mio, Jesucristo Crucificado!
¿Quién nos quita estar con El después de resucitado, pues tan cerca le tenemos en el Sacramento, a donde ya está glorificado? Hele aquí sin pena, lleno de gloria, esforzando a los unos, animando a los otros, antes que subiese a los cielos, compañero nuestro en el Santísimo Sacramento, no parece fue en su mano apartarse, un memento, de nosotros.¡ En veros a mi lado, he visto todos los bienes (V,22, 5-6).
En el contexto de esta experiencia de Jesucristo , al que veía Teresa siempre a su lado, ahondemos en la fe, para que nos gocemos en la cercanía de Dios como ella. Con un cordial saludo, Nicolás González
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