Volvemos a la casa de los Cepeda. La jovenTeresa va a cambiar de las malas a las buenas compañías. En el espesor de la vida real, las circunstancias cambian. Y en esta casa, cambian para bien. Las buenas compañías la van a hacer reflexionar, en serio, en el futuro de su vida.
Antes de ingresar en el monasterio de la Encarnación, de la casa paterna pasó Teresa al convento de Agustinas. Tenía 16 años. el viernes pasado escuchamos su versión de los hechos. Acompañada de su padre, entró en el internado de Santa María de Gracia.Santa María de Gracia.
¿Por qué y para qué la internó su padre en las Agustinas?
Estamos en el año 1531. En la numerosa familia de los Cepeda, la hija mayor quiere independizarse. Doña María de Cepeda habla con Don Martín de Guzmán y Barrientos, y han decidido casarse. Los hermanos van a experimentar la ausencia de quien había sido para ellos como una segunda madre.
El padre Don Alonso sospecha que su hija Teresa pueda hacer lo mismo cualquier día. Tiene tan sólo 16 años. La ha visto tontear con los primos y escuchar las cuitas con la prima Doña Inés. Es su hija predilecta. Sabe que es capaz de todo.
Volvamos a leer a la protagonista, que, como acostumbra, se va a culpar de andar en vanidades, de llevar una vida ruin, por lo que,- según su parecer-, su padre decidió sacarla de esos peligros, y meterla en un internado de “doncellas de piso”, procurando que no se enterara nadie, para no verse deshonrada. Así lo cuenta ella:
“Porque no me parece había tres meses que andaba en estas vanidades, cuando me llevaron a un monasterio que había en este lugar , adonde se criaban personas semejantes, aunque no tan ruines en costumbres como yo; y esto con tan gran disimulación, que sola yo y algún deudo lo supo; porque aguardaron a coyuntura que no pareciese novedad: porque, haberse mi hermana casado y quedar sola sin madre, no era bien”.
Ha respondido a nuestras preguntas: según ella, su padre la ha internado porque la veía en peligro, y para que la “criaran”, es decir, para que la educaran convenientemente. Ante los conocidos, el padre alegó que la había confiado a las monjas agustinas, porque le vendría bien superar el riesgo de verse sustituyendo a la hija mayor que acababa de casarse .
Seguiremos mañana, si Dios quiere.
lunes, 9 de noviembre de 2009
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