LAS MORADAS o CASTILLO INTERIOR(4)
La
Santa se encuentra a fines de mayo de 1577 con el padre Gracián. Los dos
conversan en el locutorio del carmelo de Toledo. El va de prisa, de Andalucía a
Madrid, convocado por el Nuncio. Ella está cumpliendo la orden de reclusión,
impuesta por el Capítulo General de la Orden. Un retazo de la conversación nos
llega directamente, de la pluma de Gracián:
"Lo que pasa acerca del libro de
las Moradas es que, siendo yo su Prelado y tratando una vez en Toledo muchas
cosas de su espíritu, ella me decía: ¡Oh qué bien escrito está ese punto en el
libro de mi Vida que está en la Inquisición! “
“Yo
le dixe: Pues que no lo podemos haber, haga memoria de lo que se le acordare y
de otras cosas, y escriba otro libro, y diga la doctrina en común, sin que
nombre a quien le haya sucedido aquello que allí dixere”.
“Y
así le mandé que escribiese este libro de las Moradas, diciéndole para más la
persuadir que lo tratase también con el Doctor Velázquez, que la confesaba algunas
veces. Y se lo mandó" .
Años
más tarde, Gracián mismo completa el informe:
"Persuadíale
yo estando en Toledo a la madre Teresa de Jesús con mucha importunación que
escribiese el libro que después escribió que se llama de Las Moradas. Ella me
respondía la misma razón que he dicho, y la dice muchas veces en sus libros,
casi con estas palabras:
¿Para
qué quieren que escriba? Escriban los letrados, que han estudiado, que yo soy
una tonta y no sabré lo que me digo: pondré un vocablo por otro, con que haré
daño”.
Proyecto
modestísimo, que será desbordado desde el primer capítulo del libro.
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