viernes, 30 de noviembre de 2012






EL ALMA HALLARÁ EN EL SANTÍSIMO SACRAMENTO SABOR Y CONSOLACIÓN

Santa  Teresa dedica este capítulo 34 de su libro Camino de Perfección a motivarnos en la piedad y vivencia del Santísimo Sacramento de la Eucaristía. Estamos ante una de las páginas más hermosas y densas del libro. Santa Teresa no puede ocultar que está loca por la Eucaristía.

Por eso enseguida va a evocar sus experiencias eucarísticas recientes y estremecedoras. Se siente en la necesidad de testimoniar expresamente su fe viva en la presencia de Jesús en este Sacramento, su felicidad por tener en él a su Señor en persona, no menos feliz que si  hubiera caminado y vivido a su lado por tierras de Galilea.

En presencia de la Eucaristía, nos enseña a interiorizar nuestra oración para simplificar e intensificar su relación con Dios y con Cristo. Suma y realista invitación a entrar dentro de sí con el Señor que entra dentro de nosotros al comulgar. La escuchamos:

Cristo no se queda para otra cosa con nosotros, sino para ayudarnos y animarnos y sustentarnos a hacer esta voluntad (divina) que hemos dicho se cumpla en nosotros. Que, pues su  Majestad ya nos le dio a su Hijo y envió al. mundo por sola su voluntad, él quiere ahora por la suya propia no desampararnos, sino estarse aquí con nosotros para más gloria de sus amigos.

Al habernos dado este pan sacratísimo para siempre,  su Majestad nos le dio este mantenimiento y maná de la humanidad; que le hallamos como queremos y que, si no es por nuestra culpa, no moriremos de hambre; que de todas cuantas maneras quisiere comer el alma, hallará en el Santísimo Sacramento sabor y consolación. No hay necesidad ni trabajo ni persecución que no sea fácil de pasar, si comenzamos a gustar de los suyos ( CP 34, 1-2).

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