Teresa, nuestra carmelita, padeció lo que ella llama la contradicción de los buenos. Pero todo lo que le pasa a esta mujer es de proporciones gigantescas y absolutamente desconcertantes. Tambien en la oposición de sus mejores amigos y en asuntos de vital importancia en la vida espiritual. Ella estaba segura en conciencia de que sus "visiones" de Jesucristo eran verdaderas y que por nada del mundo estaba dispuesta a no dejar la oración personal, y los otros la decían que no podían creerse que ella tuviera esas visiones, por lo que tenía que renunciar incluso a hacer oración.
Sus confesores, también convencidos del error que padecía la monja Teresa, llegaron incluso a mandarla que se dejara de esas visiones y que abandonara la oración.¿ Qué hacer en medio de esas tensiones? ¿Obedecer o hacer lo contrario de lo que le mandaban los "ministros" de la iglesia, los "buenos", sus mejores y santos amigos clérigos y seglares?
Teresa sigue los dictados de su propia conciencia, porque está segura de que "ve"y "oye" a Jesucristo. En un momento " díjome que les dijese que ya aquello era tiranía". "Y otra vez, teniendo yo la cruz del rosario en l mano, Jesús me la tomó con la suya, y cuando me la tornó a dar, era de cuatro piedras grandes, muy más preciosas que diamantes, sin comparación. Tenía las cinco llagas de muy linda hechura. Y me dijo que así la vería de aquí adelante; y así me acaecía: que no veía la madera de que era, sino estas piedras. Mas no lo veía nadie sino yo".
Y, a mayores contradicciones, más claro veía que los otros estaban equivocados, porque el Señor más la regalaba con visiones y revelaciones sobrenaturales. "En comenzando a mandarme hiciese estas pruebas (de rechazarlas) y que resistiese, era muy mayor el crecimiento de las mercedes. En queriendo divertirme ( para obedecer a los que así se lo mandaban), nunca salía de oración; aún durmiendo, me parecía estaba en ella, porque aquí era crecer el amor, y aunque quisiese y más lo intentase, no podía dejar de pensar en Él"(V 29, 5-6).
¡Qué descanso, nos da santa Teresa! Esa música de fondo mientras nos relata sus experiencias, nos lleva a oir a Dios, nos garantiza que Dios existe, y que su vida, como la nuestra, es impensable sin la referencia a Dios. Con mis saludos. Nicolás González
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