sábado, 6 de octubre de 2012










ENSEÑOREARSE POCO A POCO DE SÍ MISMO

Santa Teresa es maestra en el arte del autocontrol personal, de enseñarnos a tomar las riendas de nuestro albedrío y conducirlo al autodominio. Pero su pedagogía va más allá de los resortes meramente psicológicos. Su gran intuición es enraizarlos en la fe. La fe aporta una fuerza motriz de concentración e interiorización propia.

En la relación con el Dios que nos habita, se llega a perforar las capas profundas del yo. Entrar en la presencia de Dios postula la presencia de lo más hondo y decisivo de mi mismo. En definitiva, “entrar en sí” es acercarse a la hondura del alma, donde Dios mora. La Santa tiene la convicción de que, a esa hondura, la oración abre el espíritu a la experiencia de Dios, a experimentar la propia interioridad como “paraíso de Dios”. La escuchamos:

De esta suerte rezaremos con mucho sosiego vocalmente y es quitarnos de trabajo; porque, a poco tiempo que forcemos a nosotros mismos para estarnos cerca de este Señor, nos entenderá por señas. Como entendamos que estamos con él y lo que le pedimos y la gana que tiene de darnos, y cuán de buena gana se está con nosotros, no es amigo de que nos quebremos las cabezas, hablándole mucho.

El Señor lo enseñe a las que no lo sabéis, que de mi os confieso que nunca supe qué cosa era rezar con satisfacción hasta que el Señor me enseñó este modo; y siempre he hallado tantos provechos de esta costumbre de recogimiento dentro de mí, que eso me ha hecho alargar tanto. Quien lo quisiere adquirir, no se canse de acostumbrarse a lo que queda dicho, que es señorearse poco a poco de sí mismo, no perdiéndose en balde, sino ganarse a sí para sí, que es aprovecharse de sus sentidos para lo interior. Después que se lo dé el Señor, no lo trocaría por ningún tesoro.

Nada se aprende sin un poco de trabajo, por amor de Dios, hermanas, que deis por bien empleado el cuidado que en esto gastaréis. Mirad que poco tiempo para tan gran ganancia, como es hacer buen fundamento para si quiere el Señor levantaros a grandes cosas, que halle en vos aparejo hallándoos cerca de sí. Plega a su Majestad no consienta nos apartemos de su presencia. Amen ( CP 29, 6-8).

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