domingo, 12 de agosto de 2012







ORAR CON TODA DETERMINACIÓN

Madre Teresa de Jesús dedica el capítulo 23 de Camino a convencernos de que dedicar un tiempo diario a la oración es cosa muy importante para el crecimiento en la vida espiritual. Parte de que la fe cristiana es una relación personal e íntima con Jesucristo. Esa relación personal e íntima el cristiano tiene que cultivarla con la oración, a la que ha de dedicar un cierto tiempo-¿Cuánto? Eso depende de las posibilidades de cada cual y de la generosidad: pueden ser diez minutos, ¼ de hora, 30 minutos, una hora completa.

Pero lo que importa es que ese tiempo se lo dediquemos al Señor, se lo demos gustosa y generosamente. Que no se nos ocurra dedicar un tiempo a la oración, y en ese tiempo estemos pensando en nuestras ocupaciones, porque eso sería sencillamente un engaño. Hay que dárselo del todo, “libre el pensamiento y desocupado de otras cosas”. Dárselo “ con toda determinación de nunca jamás tornárselo a tomar”.¡Lo que se da no se quita! Santa Teresa nos da tres argumentos contundentes.

El primero es una exigencia del amor: a quien nos ama y nos da tanto, no es razonable que nosotros no le demos un poco de nuestro tiempo.La escuchamos:

La una es que no es razón que a quien tanto nos ha dado y da de continuo, que una cosa que nos queremos determinar a darle, que este cuidadito, no se lo dar con toda determinación, sino como quien presta una cosa para tornarla a tomar. Esto no me parece a mí dar; antes siempre queda con algún disgusto a quien han prestado una cosa, cuando se la tornan a tomar, es especial si la ha menester y la tenía ya como por suya. Con razón le parecerá poquedad y muy poco amor, que aun una cosita suya no quiere dejar en su poner, siquiera por señal de amor.

¿Qué esposa hay que, recibiendo muchas joyas de valor de su esposo, no le dé siquiera una sortija, no por lo que vale, que ya todo es suyo, sino por prenda que será suya hasta que muera? Pues ¿qué menos merece este Señor para que burlemos de él, dando y tomando una nonada que le damos? Sino que este poquito de tiempo que nos determinamos de darle de cuanto gastamos en nosotros mismos y en quien no nos lo agradecerá, ya que aquel rato le queremos dar, démosle libre el pensamiento y desocupado de otras cosas, y con toda determinación de nunca jamás se le tornar a tomar por trabajos que por ello nos vengan ni por contradicciones ni por sequedades, sino que ya, como cosa no mía tenga aquel tiempo ( CP 23,1-2).


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