jueves, 2 de junio de 2011

OS ENVIARÉ EL ESPÍRITU¡ VEN, ESPÍRITU DE LA VERDAD!



DOMINGO DE LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR AL CIELO

La Ascensión del Señor al cielo no ha de entenderse en sentido geográfico, como si un día hubiera subido por encima de las estrellas. Significa que ascendió a la intimidad de Dios, Por lo mismo, aunque físicamente dejó de convivir con sus discípulos, no nos abandonó, sino que siguiendo viviendo con una nueva existencia, cumpliendo su promesa: “yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.


Por eso ,porque sigue vivo, pero está escondido, le pedimos a Nuestra Señora en la Salve: “Muéstranos a tu Hijo Jesucristo”. Digámosle cada uno de nosotros, de todo corazón: Muestranos a Jesucristo, nacido en tu seno por obra y gracia del Espíritu Santo,porque le necesitamos, para nuestra salvación, como fuerza interior liberadora del pecado y del mal. Madre nuestra, aviva nuestra fe en El: que nuestra fe en Dios sea tan fuerte como la tuya, que te fiaste por completo de lo que Dios te pedía, y perseveraste a su lado desde la cuna, hasta la cruz.


Reconozcamos que el acto primero y fundamental del hombre es la fe en Dios, en el Dios que se manifestó en Jesucristo y que se nos revela en los Evangelios. La fe en que Dios existe no es una información como otras. Muchas informaciones no nos importa si son verdaderas o falsas, pues no cambian nuestra vida. Pero, si Dios no existiera, nuestra vida estaría vacía y no tendría sentido por lo que vivimos y morimos. En cambio, para el creyente que afirma su convencimiento de que Dios existe, todo cambia; la vida es luz, nuestro futuro es luz y tenemos una orientación, para saber cómo vivir y como morir .Creer constituye la orientación fundamental de nuestra vida. Creer no es sólo una forma de pensamiento ,como dicen algunos. Es una acción, una forma de vivir, una experiencia íntima y gozosa, una pasión, una manera de ser ante la vida.


. Ante Dios tenemos que vernos como hijos ante un Padre, pero con sentido de responsabilidad; sintiéndonos responsables de administrar bien nuestra vida, de hacer el bien y desechar el mal. Con la preocupación por no destruir el amor sobre el que está construida nuestra vida y la de nuestras familias.


Nuestra fe en Cristo resucitado, que vive en nosotros por el Espíritu que se nos ha dado en el seno de la santa Iglesia, sea fundamento inquebrantable en cada uno de nosotros y en nuestras familias.- Señor, que el día de la Ascensión enviaste a los Apóstoles a hacer discípulos tuyos por todo el mundo, te pedimos que suscites, entre los hijos e hijas de las familias cristianas, vocaciones de apóstoles, religiosos y religiosas, personas consagradas y seglares comprometidos, al servicio del reino de Dios y de la civilización del amor. Haz que hoy como ayer sigamos a tu Hijo Jesucristo, y sea nuestro camino, nuestra verdad y nuestra vida.

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