Moises de rodillas adora al Dios invisible, que se le
manifiesta en ráfagas de luz envueltas en nubes (Ex.19,16-22).
Bajo relieve en plata cincelada. Juan de Arfe 1571.
DOMINGO DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD
El próximo Domingo, día 19, honramos a la Santísima Trinidad, a Dios que a la vez es un solo Dios y tres personas, Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Así le invocamos a diario. Cuando nos santiguamos, lo hacemos en el nombre del Padre , del Hijo y del Espíritu Santo. Y cuando terminamos las oraciones, lo hacemos diciendo Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Fue Jesucristo el que nos reveló este misterio en distintas ocasiones. Por ejemplo, cuando dijo: “Si me amais, guardreis mis mandamientos; y Y0 le pediré al PADRE y os dará otro CONSOLADOR, para que esté con vosotros para siempre, el Espíritu de la Verdad”.
En otra ocasión, afirmó: “Al que me ama, mi Padre le amará, y vendremos a él y haremos morada en él”.-
Si nos preguntamos : ¿Quién conoce a Dios? ¿Cómo podemos conocerlo?. -La respuesta ya la hemos dicho. Sólo Dios conoce a Dios, sólo su Hijo Jesucristo que es Dios de Dios, Dios verdadero, lo conoce. Y El, que está en el seno del Padre en unión con el Espíritu Santo, nos lo ha contado.El nos ha revelado no sólo lo que Dios es en sí mismo, sino también lo que Dios es para nosotros: que Dios es el creador del mundo, un Padre que nos ama, al que podemos acudir como hijos, que nos escucha y nos habla interiormente.
Para los que no creen en Dios, su realidad personal profunda se convierte en un enigma indescifrable: no saben ni de dónde vienen ni adónde van, qué son y para qué viven. Para los que tenemos fe, Dios es nuestra realidad fundante, el fundamento de todo.
El Dios de los cristianos no es un Dios sólo pensado, como es el dios de los filósofos, sino un Dios de rostro humano; es el Dios-con-nosotros, el Dios del amor al hombre hasta morir en la cruz, el Dios que nos ama y que nos atrae a amarle nosotros a El, a confiar en El. La fe nos libera del aislamiento del yo, porque nos refiere a Dios, en el que vivimos, nos movemos y existimos, y nos abre a los demás, como hermanos.
A santa Teresa le resultó una experiencia inefable el caer en la cuenta de que la persona está hecha a “imagen y semejanza de Dios”. Y, por eso, ella se veía ser a la vez madre, hija y fuerza vital. Y esto, nó desde una reflexión poética, sino desde una experiencia vivencial, hasta el punto de llegar a decir que lo que había aprendido por la fe, lo había llegado a ver con los ojos del alma, y con más certeza que cuando se ven las cosas con los ojos de la cara.
Concretamente, refiriéndose al misterio de la Santísima Trinidad, dejó por escrito que Dios le había regalado la experiencia íntima de las tres divinas personas por separado y de las tres en un todo. Porque Dios es como se manifiesta. Y nuestra Santa se percibía a sí misma a semejanza de Dios Uno y Trino, a la vez.
“Por bajo que hable uno, cuando se dirija a Dios, está tan cerca que nos oirá; ni ha menester alas para ir a buscarle, sino ponerse en soledad y mirarle dentro de sí , y no extrañarse de tan buen huésped; sino con gran humildad hablarle como a Padre, pedirle como a Padre, contarle sus trabajos, y pedirle remedio para ellos..” Este era el Dios de santa Teresa.
Adoremos y alabamos a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo en este domingo de la Santísima Trinidad. Que nos conceda el gozo de conocerle no sólo por la fe, sino también por propia experiencia vital.
A El la gloria por los siglos de los siglos. Amen.
se nos da a conocer en la persona de Jesucristo, en su vida y en su doctrina, que está condensada en las Sagradas Escrituras. Por eso las leemos en la Misa, en la catequesis, en la clases de religión, o en privado.-
Santa Teresa leyendo el Evangelio descubrió que Jesucristo, Hijo de Dios, nos había enseñado qué y cómo teníamos que rezar a Dios. Nos enseñó la oración del Padre nuestro. Y a nuestra Santa le gustaba meditar en las primeras palabras del Padre nuestro:”Padre nuestro, que estás en el cielo”. De esta manera,- dice-, le obliga a Dios ser nuestro Padre, y se obliga con nosotros a ser nuestro hermano . Y a continuación hace este comentario muy substancioso :”Pensais que importa poco saber qué cosa es el cielo y adónde se ha de buscar a vuestro sacratísimo Padre?..Pues ya sabeis que adonde está el rey, allí dicen está corte; en fin, que adonde está Dios, está el cielo..Pues mirad que dice san Agustín que le buscaba en muchgas partes y que le vino a hallar dentro de sí mismo. Pues importa mucho entender esta verdad, y ver que no ha menester para hablar con su Padre eterno ir al cielo,ni ha menester hablar a voces para que le oiga. Por bajo que hable cuando se dirija a Dios, está tan cerca que nos oirá; ni ha menester alas para ir a buscarle, sino ponerse en soledad y mirarle dentro de sí y no extrañarse de tan buen huésped; sino con gran humildad hablarle como a Padre, pedirle como a Padre, contarle sus trabajos, y pedirle remedio para ellos..”
Adoremos y alabamos a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo en este domingo de la Santísima Trinidad. Que nos conceda el gozo que conocer por propia experiencia que Dios es de verdad espíritu y vida
A El la gloria por los siglos de los siglos. Amen.
DOMINGO DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD
El próximo Domingo, día 19, honramos a la Santísima Trinidad, a Dios que a la vez es un solo Dios y tres personas, Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Así le invocamos a diario. Cuando nos santiguamos, lo hacemos en el nombre del Padre , del Hijo y del Espíritu Santo. Y cuando terminamos las oraciones, lo hacemos diciendo Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Fue Jesucristo el que nos reveló este misterio en distintas ocasiones. Por ejemplo, cuando dijo: “Si me amais, guardreis mis mandamientos; y Y0 le pediré al PADRE y os dará otro CONSOLADOR, para que esté con vosotros para siempre, el Espíritu de la Verdad”.
En otra ocasión, afirmó: “Al que me ama, mi Padre le amará, y vendremos a él y haremos morada en él”.-
Si nos preguntamos : ¿Quién conoce a Dios? ¿Cómo podemos conocerlo?. -La respuesta ya la hemos dicho. Sólo Dios conoce a Dios, sólo su Hijo Jesucristo que es Dios de Dios, Dios verdadero, lo conoce. Y El, que está en el seno del Padre en unión con el Espíritu Santo, nos lo ha contado.El nos ha revelado no sólo lo que Dios es en sí mismo, sino también lo que Dios es para nosotros: que Dios es el creador del mundo, un Padre que nos ama, al que podemos acudir como hijos, que nos escucha y nos habla interiormente.
Para los que no creen en Dios, su realidad personal profunda se convierte en un enigma indescifrable: no saben ni de dónde vienen ni adónde van, qué son y para qué viven. Para los que tenemos fe, Dios es nuestra realidad fundante, el fundamento de todo.
El Dios de los cristianos no es un Dios sólo pensado, como es el dios de los filósofos, sino un Dios de rostro humano; es el Dios-con-nosotros, el Dios del amor al hombre hasta morir en la cruz, el Dios que nos ama y que nos atrae a amarle nosotros a El, a confiar en El. La fe nos libera del aislamiento del yo, porque nos refiere a Dios, en el que vivimos, nos movemos y existimos, y nos abre a los demás, como hermanos.
A santa Teresa le resultó una experiencia inefable el caer en la cuenta de que la persona está hecha a “imagen y semejanza de Dios”. Y, por eso, ella se veía ser a la vez madre, hija y fuerza vital. Y esto, nó desde una reflexión poética, sino desde una experiencia vivencial, hasta el punto de llegar a decir que lo que había aprendido por la fe, lo había llegado a ver con los ojos del alma, y con más certeza que cuando se ven las cosas con los ojos de la cara.
Concretamente, refiriéndose al misterio de la Santísima Trinidad, dejó por escrito que Dios le había regalado la experiencia íntima de las tres divinas personas por separado y de las tres en un todo. Porque Dios es como se manifiesta. Y nuestra Santa se percibía a sí misma a semejanza de Dios Uno y Trino, a la vez.
“Por bajo que hable uno, cuando se dirija a Dios, está tan cerca que nos oirá; ni ha menester alas para ir a buscarle, sino ponerse en soledad y mirarle dentro de sí , y no extrañarse de tan buen huésped; sino con gran humildad hablarle como a Padre, pedirle como a Padre, contarle sus trabajos, y pedirle remedio para ellos..” Este era el Dios de santa Teresa.
Adoremos y alabamos a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo en este domingo de la Santísima Trinidad. Que nos conceda el gozo de conocerle no sólo por la fe, sino también por propia experiencia vital.
A El la gloria por los siglos de los siglos. Amen.
se nos da a conocer en la persona de Jesucristo, en su vida y en su doctrina, que está condensada en las Sagradas Escrituras. Por eso las leemos en la Misa, en la catequesis, en la clases de religión, o en privado.-
Santa Teresa leyendo el Evangelio descubrió que Jesucristo, Hijo de Dios, nos había enseñado qué y cómo teníamos que rezar a Dios. Nos enseñó la oración del Padre nuestro. Y a nuestra Santa le gustaba meditar en las primeras palabras del Padre nuestro:”Padre nuestro, que estás en el cielo”. De esta manera,- dice-, le obliga a Dios ser nuestro Padre, y se obliga con nosotros a ser nuestro hermano . Y a continuación hace este comentario muy substancioso :”Pensais que importa poco saber qué cosa es el cielo y adónde se ha de buscar a vuestro sacratísimo Padre?..Pues ya sabeis que adonde está el rey, allí dicen está corte; en fin, que adonde está Dios, está el cielo..Pues mirad que dice san Agustín que le buscaba en muchgas partes y que le vino a hallar dentro de sí mismo. Pues importa mucho entender esta verdad, y ver que no ha menester para hablar con su Padre eterno ir al cielo,ni ha menester hablar a voces para que le oiga. Por bajo que hable cuando se dirija a Dios, está tan cerca que nos oirá; ni ha menester alas para ir a buscarle, sino ponerse en soledad y mirarle dentro de sí y no extrañarse de tan buen huésped; sino con gran humildad hablarle como a Padre, pedirle como a Padre, contarle sus trabajos, y pedirle remedio para ellos..”
Adoremos y alabamos a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo en este domingo de la Santísima Trinidad. Que nos conceda el gozo que conocer por propia experiencia que Dios es de verdad espíritu y vida
A El la gloria por los siglos de los siglos. Amen.
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