martes, 7 de junio de 2011

VEN, ESPÍRITU DIVINO. Domingo de Pentecostés, 12 junio




DOMINGO DE PENTECOSTES
Hoy es LA FIESTA DEL Espíritu Santo,persona divina en la que creemos.En el Credo, que es el compendio de nuestra fe, confesamos expresamente:” Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de Vida”. Hacemos estas dos afirmaciones: Señor y dador de vida.-Profesamos que el Espíritu Santo es Señor, es decir Dios en cuanto espíritu creador, creador de la vida. Es Dios vuelto hacia nosotros, que suscita en nosotros la adoración.- Pero confesamos en el Credo que el Espíritu Santo es “dador de vida”, aliento vital que Dios infunde en nosotros, al creer en Jesucristo.-“Si creeis que Jesucristo es el hijo de Dios, recibireis el don del Espíritu”. Por eso le invocamos con toda verdad ,”dulce huésped del alma”. Y le decimos “Cuán manso y amoroso recuerdas en mi seno donde secretamente solo moras”.


Espíritu Santo como dador de vida, poder de Dios, por el que Jesucristo glorificado sigue presente en la historia del mundo, como principio de una historia y de un mundo nuevo.-Por el Espíritu, Jesucristo el Señor sigue presente, cumpliendo su promesa:” No estareis solos; yo estaré con vosotros todos los dias hasta el fin del mundo”. La persona se hace cristiana, cuando por el bautismo recibe la infusión de la vida del espíritu de Cristo, cuando se cambia el modo de vivir simplemente humano y se convierte en espiritual, en una criatura abierta a la transcendencia, sabiendo por la fe que el hombre jamás llega a ser él mismo si se deja llevar pura y simplemente por sus inclinaciones naturales. Para ser hombre de verdad, tiene que hacer frente a sus pasiones, a sus inclinaciones naturales. Ayudado por la fuerza del Espíritu llevara a ser un hombre nuevo.


Hemos escuchado en las Sagradas Escrituras seleccionadas para esta Misa, que el Espíritu Santo irrumpió en la sala donde estaban reunidos, en oración con María, los primeros discípulos .Lo hizo en forma de llamas de fuego sobre sus cabezas, para significar la llama de amor viva, la manifestación de Dios que es Amor. “Y en esto entró Jesús,-dice el Evangelio-, y les dijo:”Paz a vosotros..Como el Padre me ha enviado, así también os envio yo. Y dicho esto, exaló su aliento sobre ellos y les dijo :Id al mundo entero, proclamad el Evangelio, y haced discípulos mios”.


Y tenemos las dos imágenes con que se designa el Espíritu Santo; el fuego y el soplo o viento suave.Lámparas de fuego, en cuyos resplandores ,las profundas cavernas interiores de aquellos primeros discípulos reunidos con las puertas cerradas por miedo a los judios,recibieron luz y calor .Lámparas de fuego sigue siendo el Espíritu para nosotros también,para los hombres de todos los tiempos,para que las profundas cavernas de nuestro seno , oscuras y frias, reciban luz y calor.

Ven, Espítu Divino, entra hasta el fondo del alma, divina luz, e ilumínanos.¡ Mira el vacío del hombre si tu le faltas por dentro!

lunes, 6 de junio de 2011

TERESA VEÍA AL MISMO CRISTO



En el encuentro, seguimiento e identificación de Teresa con Jesucristo, en la oración, "le veía", le oía, le palpaba.De esas visiones sobrenaturales estaba completamente segura. Realmente le acaeía no una vez, sino varias. Pero no encontraba palabras para describirlas, y poder así convencer a su confesor de lo que le acontecía verdaderamente. Dice que lo que veía no era una simple imagen de Jesús, sino a El mismo en persona; como no es lo mismo ver el retrato de un amigo que al amigo en persona.



Los lectores nos recreamos en estas visiones de Teresa, porque encontramos en esta mujer un testimonio concreto y maduro de una realización perfecta del cristianismo, en la edad adulta entre los cuarenta y los cincuenta años. Una santa de pies a cabeza.



Estos encuentros vivenciales de Teresa nos revelan, que por perseverar en responder, de la forma más perfecta que ella podía, a la vocación a la santidad, Dios la regaló estos inmensos dones, de los ella era consciente de no merecer. Será un gozo para mis amigos del BLOG leer estos párrafos deliciosos y edificantes de nuestra Santa:



"Lo que yo ahora querría decir es el modo cómo el Señor se muestra por estas visiones: no digo que declararé de qué manera puede ser poner esta luz tan fuerte en el sentido interior, y en el entendimiento imagen tan clara, que parece verdaderamente está allí, porque esto es de letrados. No ha querido el Seññor darme a entender el cómo; y soy tan ignorante y de tan rudo entendimiento que, aunque mucho me lo han querido declarar, no he aún acabado de entender el cómo".



"Algunas veces se espantaba el que me confesaba, de mis ignorancias; y jamás me di a entender, ni aún lo deseaba, cómo hizo Dios esto o pudo ser esto, ni lo preguntaba, aunque - como he dicho- de muchos años acá, trataba con buenos letrados. Veía que no había de qué me espantar, sino por qué le alabar. Y, antes, me hacen devoción las cosas dificultosas; y mientras más, más".



"Diré, pues, lo que he visto por experiencia. El cómo el Señor lo hace, vuestra merced lo dirá mejor. Bien me parecía, en algunas cosas, que era imagen lo que veía, mas por otras muchas nó, sino que era el mismo Cristo, conforme a la claridad con que era servido mostrárseme. Unas veces era tan en confuso, que me parecía imagen, no como los dibujos de acá por muy perfectos que sean, que los he visto muy buenos. Es disparate pensar que tiene semejanza lo uno con lo otro en ninguna manera, no más ni menos que la tiene una persona viva a su retrato, que por bien que esté sacado no puede ser tan natural; que, en fin, se ve que es cosa muerta".



En estas visiones " hay la misma diferencia que de lo vivo a lo pintado. Porque si es imagen, es imagen viva; no hombre muerto, sino Cristo vivo; y da a entender que es hombre y Dios. No como estaba en el sepulcro, sino como salió de él después de resucitado. Y viene a veces con tan gran majestad, que no hay quien pueda dudar, sino que es el mismo Señor"(V 28, 6-7).






jueves, 2 de junio de 2011

OS ENVIARÉ EL ESPÍRITU¡ VEN, ESPÍRITU DE LA VERDAD!



DOMINGO DE LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR AL CIELO

La Ascensión del Señor al cielo no ha de entenderse en sentido geográfico, como si un día hubiera subido por encima de las estrellas. Significa que ascendió a la intimidad de Dios, Por lo mismo, aunque físicamente dejó de convivir con sus discípulos, no nos abandonó, sino que siguiendo viviendo con una nueva existencia, cumpliendo su promesa: “yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.


Por eso ,porque sigue vivo, pero está escondido, le pedimos a Nuestra Señora en la Salve: “Muéstranos a tu Hijo Jesucristo”. Digámosle cada uno de nosotros, de todo corazón: Muestranos a Jesucristo, nacido en tu seno por obra y gracia del Espíritu Santo,porque le necesitamos, para nuestra salvación, como fuerza interior liberadora del pecado y del mal. Madre nuestra, aviva nuestra fe en El: que nuestra fe en Dios sea tan fuerte como la tuya, que te fiaste por completo de lo que Dios te pedía, y perseveraste a su lado desde la cuna, hasta la cruz.


Reconozcamos que el acto primero y fundamental del hombre es la fe en Dios, en el Dios que se manifestó en Jesucristo y que se nos revela en los Evangelios. La fe en que Dios existe no es una información como otras. Muchas informaciones no nos importa si son verdaderas o falsas, pues no cambian nuestra vida. Pero, si Dios no existiera, nuestra vida estaría vacía y no tendría sentido por lo que vivimos y morimos. En cambio, para el creyente que afirma su convencimiento de que Dios existe, todo cambia; la vida es luz, nuestro futuro es luz y tenemos una orientación, para saber cómo vivir y como morir .Creer constituye la orientación fundamental de nuestra vida. Creer no es sólo una forma de pensamiento ,como dicen algunos. Es una acción, una forma de vivir, una experiencia íntima y gozosa, una pasión, una manera de ser ante la vida.


. Ante Dios tenemos que vernos como hijos ante un Padre, pero con sentido de responsabilidad; sintiéndonos responsables de administrar bien nuestra vida, de hacer el bien y desechar el mal. Con la preocupación por no destruir el amor sobre el que está construida nuestra vida y la de nuestras familias.


Nuestra fe en Cristo resucitado, que vive en nosotros por el Espíritu que se nos ha dado en el seno de la santa Iglesia, sea fundamento inquebrantable en cada uno de nosotros y en nuestras familias.- Señor, que el día de la Ascensión enviaste a los Apóstoles a hacer discípulos tuyos por todo el mundo, te pedimos que suscites, entre los hijos e hijas de las familias cristianas, vocaciones de apóstoles, religiosos y religiosas, personas consagradas y seglares comprometidos, al servicio del reino de Dios y de la civilización del amor. Haz que hoy como ayer sigamos a tu Hijo Jesucristo, y sea nuestro camino, nuestra verdad y nuestra vida.