FIESTA DE EPIFANIA.UN CAMINO INTERIOR EN BUSCA DE DIOS
En la fiesta del 6 de enero , Epifanía, se muestra la grandeza del corazón de Dios. Jesús no se ha encarnado para darse a conocer a unos cuantos, sino para encontrarse con todos los hombres. En la figura de los Magos de oriente vemos el cumplimiento del deseo inscrito en el corazón humano: encontrar a Dios.-
Esos tres hombres habían oído que los profetas de Israel habían anunciado que vendría un Rey, que estaría en íntima armonía con Dios y que, en su nombre y de parte suya, restablecería el orden y la paz en el mundo. Y se pusieron en camino para encontrar ese Rey. En lo más hondo de su ser buscaban que en el mundo se restableciera el derecho, la justicia que debía venir de Dios. Y ellos estaban dispuestos a servir a ese Rey, ponerse a su disposición y colaborar con él a la renovación del mundo. Eran de esas personas que tienen hambre y sed de justicia.-
Y fueron a buscarlo a donde ellos creían que tenía que estar en la gran ciudad de Jerusalén y en un palacio.-Pero allí no estaba. Resultó que el nuevo Rey era muy diferente de lo que se esperaban. Debían, pues, empezar a aprender que Dios es diferente de como acostumbramos a imaginarlo. Y así comenzaron a recorrer un camino interior. Una estrella los guió a un pequeño pueblo llamado Belén, hasta que encontraron a un Niño envuelto en pañales, se postraron ante El y lo reconocieron como el Rey anunciado por los profetas.
Y empezaron a cambiar su idea sobre el poder, sobre Dios y sobre el hombre y, con ello, a cambiar también ellos mismos. Ahora habían visto que el poder de Dios es diferente al poder de los grandes del mundo. Su modo de actuar es distinto de como lo imaginamos, y de como quisiéramos imponerle que fuera. En este mundo, Dios no le hace competencia a las formas terrenales del poder. No contrapone unos ejércitos a otros ejércitos.
Al poder estridente y pomposo de este mundo, Dios contrapone el poder inerme del amor, que en la Cruz sucumbe y, sin embargo, constituye la nueva realidad divina, que se opone a la injusticia e instaura el Reino de Dios, que es diferente del reino de los hombres.
En la fiesta del 6 de enero , Epifanía, se muestra la grandeza del corazón de Dios. Jesús no se ha encarnado para darse a conocer a unos cuantos, sino para encontrarse con todos los hombres. En la figura de los Magos de oriente vemos el cumplimiento del deseo inscrito en el corazón humano: encontrar a Dios.-
Esos tres hombres habían oído que los profetas de Israel habían anunciado que vendría un Rey, que estaría en íntima armonía con Dios y que, en su nombre y de parte suya, restablecería el orden y la paz en el mundo. Y se pusieron en camino para encontrar ese Rey. En lo más hondo de su ser buscaban que en el mundo se restableciera el derecho, la justicia que debía venir de Dios. Y ellos estaban dispuestos a servir a ese Rey, ponerse a su disposición y colaborar con él a la renovación del mundo. Eran de esas personas que tienen hambre y sed de justicia.-
Y fueron a buscarlo a donde ellos creían que tenía que estar en la gran ciudad de Jerusalén y en un palacio.-Pero allí no estaba. Resultó que el nuevo Rey era muy diferente de lo que se esperaban. Debían, pues, empezar a aprender que Dios es diferente de como acostumbramos a imaginarlo. Y así comenzaron a recorrer un camino interior. Una estrella los guió a un pequeño pueblo llamado Belén, hasta que encontraron a un Niño envuelto en pañales, se postraron ante El y lo reconocieron como el Rey anunciado por los profetas.
Y empezaron a cambiar su idea sobre el poder, sobre Dios y sobre el hombre y, con ello, a cambiar también ellos mismos. Ahora habían visto que el poder de Dios es diferente al poder de los grandes del mundo. Su modo de actuar es distinto de como lo imaginamos, y de como quisiéramos imponerle que fuera. En este mundo, Dios no le hace competencia a las formas terrenales del poder. No contrapone unos ejércitos a otros ejércitos.
Al poder estridente y pomposo de este mundo, Dios contrapone el poder inerme del amor, que en la Cruz sucumbe y, sin embargo, constituye la nueva realidad divina, que se opone a la injusticia e instaura el Reino de Dios, que es diferente del reino de los hombres.
Santa Teresa, hija fiel de la madre Iglesia, ruega por nosotros.
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