viernes, 29 de abril de 2011

SEÑOR MIO Y DIOS MIO. IIº Domingo de Pascua, 1 de mayo






En el Evangelio de este IIº Domingo de Pascua se narran dos apariciones de Jesucristo Resucitado : una a sus apóstoles, reunidos por miedo a los judios, a puertas cerradas, en la que faltaba santo Tomás, y por segunda vez a los mismos a los que se había ya unido el apostol ausente. Se hizo presente sin esperarlo:" Entró Jesús, se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros".



Ante aquellas palabras, se reavivó la fe casi apagada en sus ánimos. Ellos lo contaron a Tomás, ausente en el primer encuentro :Sí, el Señor ha cumplido cuanto había anunciado; ha resucitado realmente y nosotros lo hemos visto y tocado. Pero Tomás permaneció lleno de dudas y de perplejidades.¿Será verdad?.-Cuando, ocho dias después, Jesús vino por segunda vez a la reunión le dijo: "Tomás, trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente". La respuesta del Apostol es una abierta y conmovedora profesión de fe: ¡"Jesús mio y Dios mio!".



Renovemos también nosotros la profesión de fe. La humanidad actual,- comenta Benedicto XVI-. espera de los cristianos un testimonio renovado de la resurrección de Jesucristo, necesita encontrarlo y poder conocerlo como verdadero Dios y verdadero Hombre. Si en este Apostol podemos encontrar las dudas y las incertidumres de muchos cristianos de hoy, los miedos y las desiluciones de innumerables contemporaneos nuestros, con él podemos redescubrir también con renovada convicción la fe en Cristo muerto y resucitado por nosotros. Esta fe, transmitida a lo largo de los siglos por los sucesores de los Apóstoles, continúa, porque el Señor resucitado ya no muere más. El vive en la Iglesia y la guia firmemente hacia el cumplimiento de su designio eterno de salvación.



Cada uno de nosotros puede estar tentado por la incredulidad, como Tomás- ¿El dolor, el mal, las injusticias, la muerte, especialmente cuando afectan a los inocentes, no someten quizás nuestra fe a dura prueba? No obstante, justo en estos casos, la incredulidad de Tomás nos resulta paradójicamente util y preciosa, porque nos ayuda a purificar toda concepción falsa de Dios y nos lleva a descubrir su rostro auténtico: el rostro de un Dios que, en Cristo, ha cargado con las llagas de la humanidad herida. Una fe que estaba casi muerta y ha renacido gracias al contacto con las llagas de Cristo, con las heridas que el Resucitado no ha escondido, sino que ha mostrado y sigue indicándonos en las penas y los sufrimientos de cada se humano.



Aquellas llagas, que en un primer momento fueron un obstáculo a la fe para Tomás, porque eran signos del aparente fracaso de Jesús; aquellas mismas llagas se han vuelto, en el encuentro con el Resucitado, pruebas de un amor victorioso. Estas llagas que Cristo ha contraido por nuestro amor nos ayudan a entender quién es Dios, y a repetir también: "Señor mio y Dios mio". Sólo un Dios que nos ama hasta cargar con nuestras heridas y nuestro dolor, sobre todo el dolor inocente, es digno de fe.


Renovemos nuestra fe en Jesucristo, diciéndole: ¡Dios mio!

jueves, 28 de abril de 2011

¿QUIÉN ES ESTE AL QUE LE OBEDECEN TODAS LAS POTENCIAS DE MI ALMA?






En estos dias de Pascua celebramos a Jesucristo Resucitado, el Viviente con una existencia nueva que se aparece a Pedro, a los Once, a los discípulos de Emaus, al que siendo el mismo que habían conocido con su corporeidad, tardan en reconocerle cuando se les aparece ya resucitado. Era tal la sorpresa y la novedad, que no salían de su asombro, ¿ Será el mismo que murió en la cruz y fue sepultado?. Y les ocurre que tan pronto como le reconocen, desaparece.



Tratándose de unos hombres pescadores, desconcertados por la pasión y muerte de su Maestro, asustados por miedo a los judicios, es tal el efecto ttransformador que se opera en ellos cuando se les aparece resucitado que de hecho. la predicación apostólica, con su entusiasmo y audacia, es impensable sin un contacto real de los testigos con el fenómeno totalmente nuevo e inesperado que los llega desde fuera y que consistía en la manifestación de Cristo resucitado y en el hecho de que hablara con ellos.



Algo parecido le ocurre a Teresa de Jesús. El Viviente se le "aparece" y le "habla", y tiene tal certeza de que es Jesucristo al que "VE" y "OYE", que así se lo cuenta a su confesor y lo dejó escrito:



Es así, cierto" que muchas veces me acordaba de cuando el Señor mandó a los vientos que estuviesen quedos en la mar, cuando se levantó la tempestad, y así decía yo: ¿Quién es Este al que así le obedecen todas mis potencias, y la luz en tan gran oscuridad en un momento, y hace blando un corazón que parecía piedra, da agua de lágrimas suaves adonde parecía había de haber mucho tiempo sequedad?; ¿quién pone estos deseos?; ¿quién da este ánimo?; que me acaeció pensar: ¿de qué temo?, ¿qué es esto?".



"Pues si este Señor es poderoso, como veo que lo es, y sé que lo es, y que son mis esclavos los demonios, siedo yo sierva de este Señor y Rey, ¿qué mal me pueden ellos hacer a mí? ¿ Por qué no he yo de tener fortaleza para combatirme con todo el infierno? Tomaba yo una cruz en la mano, y parecía verdaderamente darme Dios ánimo, que yo me vi otra en un breve tiempo, que no temiera luchar con ellos a brazos, que me parecía fácilmente con aquella cruz los venciera a todos. Yo quedé sosegada y tan sin temor de todos ellos, que se me quitaron todos los miedos que solía tener, hasta hoy. Quedome un señorío contra ellos, bien dado del Señor de todos, que no se me da más de ellos que de moscas (V 25, 18-20).



FELICES PASCUAS. Nicolás González

miércoles, 20 de abril de 2011

NO ESTÁ AQUÍ...HA RESUCITADO




La resurrección de Cristo es la mayor “mutación", el salto más decisivo de una vida mortal a una dimensión totalmente nueva, una vida nueva, distinta y definitiva. Esta es la mayor “mutación” que se haya producido jamás en la larga historia de la vida y de sus desarrollos: un salto de un orden completamente nuevo, que nos afecta y que atañe a toda la historia. ¿Gracias a qué ¿ No mediante el poder y las técnicas humanas, sino en virtud del poder de Dios, que es amor. Por ser Dios, Jesús venció a lamuerte, resucitó del sepulcro.


La resurrección fue como un estallido de luz, una explosión de amor que desató los vínculos hasta entonces indisolubles del morir. Inauguró una nueva dimensión del ser, de la vida. Resucitar para vivir perpetuamente.


¿ Por qué celebramos nosotros y en todo el mundo este acontecimiento? ¿ Cómo la resurrección de Jesucristo llega hasta nosotros y atrae nuestra vida hacia El? La respuesta es porque Jesucristo instituyó el bautismo y nos ha regalado el don de la fe. Bautismo y luz de la fe que forman parte de esta Vigilia Pascual .El bautismo es realmente el sacramento por el que participamos de la muerte y resurrección de Cristo.El bautismo es renacimiento, transformación en una vida nueva. El bautismo y la fe nos unen a Cristo y nos hace participar de su vida divina, como el sarmiento unido a la vid participa de su sabia, o como los miembros de un cuerpo humano participan de la vida de cuerpo, formando entre todos un único cuerpo.


Quedamos así asociados a una nueva dimensión de la vida, en la que en medio de las tribulaciones de nuestro tiempo, estamos ya de algún modo inmersos en una nueva vida de fe y esperanza. Portando una luz ,símbolo e la fe, en nuestras manos, siguiendo al cirio pascual símbolo de Cristo resucitado, hemos entrado en este espacio sagrado, símbolo también del espacio abierto de nuestra vida humana. No estamos solos.Jesucristo el Hijo de Dios nos amó hasta el extremo. Con un amor más fuerte que la muerte. El amor crea la inmortalidad.


Frente a todo lo que cambia y pasa, Dios es lo que permanece y subsiste. Por eso el que ha amado a todos, y están unidos a El por la fe y el amor, les ha hecho a todos inmortales. Esto es lo que quiere decir la bíblia cuando dice que su resurrección es nuestra resurrección.- Esta es la alegría de la Vigilia Pascual. La resurrección no ha pasado, la resurrección nos ha alcanzado y nos ha impregnado. Al Señor resucitado nos agarramos, y sabemos que también El nos sostiene firmemente cuando nuestras manos se debilitan.


¡FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN!