miércoles, 30 de enero de 2013










                                       DOMINGO IV C del tiempo Ordinarios.- Dia 3 de febrero

De este evangelio nos sorprende esa frase de Jesucristo, que expresa una realidad desconcertante:” Nadie es bien visto en su tierra”.- También certifica el Evangelio que , inicialmente, sus paisanos de Nazaret le apreciaban, les gustaban “las palabras de gracia que salían de sus labios”.Pero esta aprobación inicial parece que duró poco. Pronto nacieron las sospechas mal intencionadas y el rechazo...Estas son las consecuencias de la envidia. O de algo más profundo: de ese rechazo que los hombres parecen sentir a la presencia y a la acción poderosa de Dios. Las raices del rechazo  están en la envidia, que se manifiesta en el resentimiento contra alguien que siendo uno de ellos, está por encima de ellos, y máxime porque se llama Hijo de Dios,y porque hace milagros que sólo Dios puede hacer.

 En lo más profundo del corazón humano dormita la rebelión contra Dios, o contra el que actúa en su nombre, como el apóstol, el santo o contra quien es  piadoso. Un hombre así es una provocación permanente. Hay algo en nosotros pecadores que no soporta la vida de un santo.- Es la vieja tentación de siempre: el hombre soporta a Dios siempre que se mantenga lejos. Está dispuesto, incluso, a amarle, pero a condición de que no intervenga demasiado en su vida, que no ponga trabas a su egoísmo. Y ese es el gran escándalo de los habitantes de Nazaret: Se dicen entre sí,“¿Cómo va a ser santo este hombre que  conocemos, que es alguien con quien hemos jugado y convivido ? ¿No sabrán ellos mejor que nadie quién es éste que alardea de ser un profeta, un enviado de Dios, siendo el hijo del carpintero ? ¿Cómo van a aceptarle si su santidad es una provocación para la mediocridad de los demás ?.

Jesucristo lo ha entendido, y les cita el proverbio popular:”Ningún profeta es bien mirado en su tierra”.- El rechazo hacia Jesucristo esta vez no termina sólo en palabras. A empellones lo van empujando y lo llevan hasta el despeñadero del pueblo, para acabar con él...Pero no le había llegado todavía la hora de morir. Mostraba que el reino que Jesús anunciaba no era el de la carne y de la sangre, y que tenía que llamar a las puertas de otros corazones. Hay familias y pueblos que lo aclaman y lo ensalzan, y hay otras que lo empequeñecen y desprecian. En sus mismos apóstoles encuentra esas contradicciones, por lo que tiene que reprenderles con frecuencia: ¿Tampoco vosotros me entendeis?”; “ Llevo tanto tiempo con vosotros ¿y aún no me habéis conocido?”.

   Si esta es la incomprensión de sus paisanos, parientes y amigos, podemos imaginar la hostilidad de sus enemigos. Hasta llegan a decir de él lo más grave: que expulsaba a los demonios y que hacía milagros por medio del príncipe de los demonios. Incluso algunos de los más principales y jefes del pueblo creyeron en él, pero se ocultaban, no querían aparecer a su lado, temiendo ser excluidos de las sinagogas,”porque amaban más la gloria de los hombres que la de Dios”. Defendían sus intereses personales, su “orden” , su estatus social.

     Nunca Jesucristo perdió la paciencia ni la serenidad, ni camufló o aguó su mensaje, por quedar bien. Su mensaje era radicalmente claro como el sol, aunque les cegase o les desconcertase. Todo su modo de ser y de obrar iba contra lo establecido, y hablaba con más autoridad que nadie. Sólo le interesa la gloria de Dios, los mandamientos dados por Dios, y no aprecia ninguno de los valores establecidos por los hombres al margen de la ley de Dios,aunque fuese contra corriente. Apuesta, además, por las clases más abandonadas, por los marginados, mujeres, publicanos, pecadores, extranjeros como los samaritanos. Busca establecer un orden nuevo en la sociedad, la civilización del amor. Pone a un niño -que ocupaba en rango más bajo de la sociedad de entonces- pone a un niño como un modelo al que hay que aspirar, cura a los leprosos sin preocuparse de su etiqueta de intocables.

    Jesucristo se sintió incomprendido, en soledad. Los que estaban con él, no estaban en realidad con él. Cuantos pensaban que le entendían, se les escapaba. El era más grandes que sus pobres cabezas y mucho mayor aún que sus corazones.Sus palabras eran tan hondas que resultaban casi inaudibles. Sólo el Espíritu santo daría a los creyentes aquel suplemento de alma, que era necesario para entenderle. Sólo el Espíritu nos dará también a nosotros luz para entenderle.

domingo, 27 de enero de 2013









                        AMOR Y TEMOR DE DIOS: DOS CASTILLOS FUERTES

Santa Teresa dedica el capítulo 40 de Camino a glosar las dos últimas peticiones del Padrenuestro: “No nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal”. La Santa le pide al divino Maestro algún remedio para no vivir en continuo sobresalto. Y el Señor la inspiró estos dos  remedios: amor y temor, a los que compara a dos castillos fuertes.

Dos castillos, pero que se integran en un solo bastión. De las dos actitudes de fondo, amor y temor, resultará esa especie de seguro de vida y de camino, tan anhelado por la Santa, sensible en extremos al clima de permanente inseguridad en que vive la vida. Quien posea estas dos virtudes es como el que se instala en dos castillos fuertes, desde donde podrá pelearse con todo el mundo y contra todos los demonios, sin conocer la derrota. La escuchamos:

Pues, buen Maestro nuestro, dadnos algún remedio cómo vivir sin mucho sobresalto en guerra tan peligrosa. El que podemos tener, hijas, y nos dio su Majestad, es amor y temor; que el amor nos hará apresurar los pasos; el temor nos hará ir mirando adónde ponemos los pies, para no caer por camino adonde hay tanto en que tropezar, como caminamos todos los que vivimos; y con esto, a buen seguro que no seamos engañadas.

Me diréis que en qué veréis que tenéis estas dos virtudes tan grandes; y tenéis razón, porque cosa muy cierta y determinada no la puede haber; porque siéndolo de que tenemos amor, lo estaremos de que estamos en gracia. Mas mirad, hermanas, hay unas señales que parece los ciegos las ven, no están secretas; aunque no queráis entenderlas, ellas dan voces que hacen mucho ruido, porque no son muchos los que con perfección las tienen, y así se señalan más.

¡Como quien no dice nada: amor y temor de Dios! Son dos castillos fuertes, desde donde se da guerra al mundo y a los demonios (CP 40, 1-2).

jueves, 24 de enero de 2013


   














                   DOMINGO III C DEL TIEMPO ORDINARIO. DIA 27 ENERO



Este evangelio recoge el momento en que Jesucristo vuelve a su pueblo de Nazaret, “donde se había criado”.- Allí le esperaban con mucha expectación, porque “su fama se había ya extendido por toda la comarca”. Llegó un sábado, día en que los judios se reunían en la sinagoga para dar culto a Dios. Jesucristo asistió a la reunión, y leyó en alto un texto del profeta Isaias donde estaba escrito unas palabras reveladas por Dios, anunciando una profecía. Decía así: “ El espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ha ungido. Me ha enviado para dar la buena noticia a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos la vista. Para dar la libertad a los oprimidos, para anunciar el año de gracia del Señor”.- Y cuando terminó de leerlo dijo:”Hoy se cumple esta escritura que acabáis de oir”.-

 Porque ese soy yo: Dios le inspiró al profeta Isaías lo que sería el Mesías, el enviado por Dios, cuando llegase el tiempo previsto. Ese tiempo ha llegado ya. El Mesías ha llegado también, lo tenéis delante de vosotros.- Jesucristo para presentarse a sus amigos y convecinos de Nazaret, no encontró mejores palabras que esas, porque exactamente Jesucristo es el hombre enviado por Dios, que posee la fuerza del espíritu, el que predica una doctrina que es una buena noticia, porque es la salvación de los hombres; es el que proclama y confiere la libertad a los que están cautivos de sus vicios y pecados; que libera de la angustia y de la opresión a los que aceptan la fe y la influencia del espíritu en su alma.- Así es como se autopresenta, se autorevela a aquellos antiguos amigos de Nazaret, con los que había convivido hasta los treinta años.
   
Así es como se nos presenta también a nosotros Jesucristo, como “liberador”, dador y defensor de la libertad, de la libertad profunda del hombre, de su dignidad.Una libertad como fruto del espíritu, la única libertad verdadera, porque sólo “donde reina el espíritu de Dios, allí hay libertad”. Jesucristo se presenta como liberador, porque con su verdad y su gracia nos libera del pecado, que es la mayor esclavitud para el hombre. Es el que nos libera de la ira, de la tristeza, de la angustia, y nos reafirma en la autoestima como hijos de Dios, que podemos confiar en su amor y protección. En cualquier situación podemos tener la certeza de que nos dice “Hoy te amo con un amor que no se acabará nunca. Yo estaré contigo siempre. Por el espíritu estaré siempre con vosotros”.

    “Os infundiré mi espíritu, y os haré hombres nuevos, con un corazón nuevo”.- Si nos dejamos guiar por la fuerza del espíritu, seremos testigos de la Buena Noticia de la salvación; apreciaremos mejor la dignidad de cualquier persona; lucharemos un poco cada día por la paz y la verdad; por la transmisión de los valores permanentes, por el desarrollo integral de la persona, que tiene que liberarse de la esclavitud de las pasiones, del orgullo, de la vanidad, del poder, de las comodidades, y abrazarse con el trabajo , con el esfuerzo, con lo que supone sacrificio. Estas son las consecuencias de la fe en Jesucristo: nuestra fe en Jesucristo no es una fe que esclavice u oprima. Es la fe que nos hace libres, porque nos libera de todo lo que nos oprime y esclaviza, la  que nos da la luz de la verdad, alegría y paz.- Resistid al mal, que es una forma de esclavitud. Haced siempre el bien. Sed comprensivos. Perdonaos mutuamente.
    
Que hoy se cumpla también en nosotros la escritura que acabamos de oir.


martes, 22 de enero de 2013














SEÑOR, SIEMPRE ES MENESTER PEDIROS REMEDIO

En este capítulo 39 de Camino Santa Teresa interrumpe su narración que viene a ser como una conversación con sus lectores sobre lo que ocurre al alma que llega a la contemplación, y se pone a hablar directamente con Dios en oración de contemplación- Recemos nosotros con ella:

Pues, Padre eterno, ¿ qué hemos de hacer sino acudir a vos y suplicaros no nos traigan estos contrarios nuestros en tentación? Cosas públicas vengan, que, con vuestro favor, mejor nos libraremos; mas estas traiciones, ¿ quién las entenderá, Dios mío?

Siempre hemos menester pediros remedio. De cidnos, Señor, alguna cosa para que nos entendamos y aseguremos; ya sabeis;  ya sabéis que por este camino no van los muchos; y si han de ir con tantos miedos, irán muy menos.

Cosa extraña es ésta,¡ como si para los que no van por camino de oración, no tentase el demonio!, y que se espanten más todos de uno que engaña de los que van más llegados a perfección que de cien mil que ven en engaños y pecados públicos, que no hay de andar a mirar si es bueno o malo, porque a mil leguas se entiende es Satanás. A la verdad, tienen razón, porque son tan poquísimos a los que engaña el demonio de los que rezaren el Paternoster, como queda dicho, que como cosa nueva y no usada, da admiración. Por eso  pedimos al Señor “No nos dejes  caer  en la tentación” (CP. 39, 6-7). 

lunes, 21 de enero de 2013












                                LA ORACIÓN SIEMPRE DEJA CON MÁS LUZ

 

En este capítulo 39 de Camino Santa Teresa insiste en que en todo y siempre caminemos en humildad, máxime cuando el Señor nos haga mercedes y regalos espirituales. Nos dice abiertamente que el principio y fin de la oración es el conocimiento propio.

Distingue entre  meditación y contemplación. En la meditación el alma ejercita sus potencias, reflexionando con el entendimiento en algún párrafo de la sagrada escritura que haya escogido como puntos de meditación, o la memoria acordándose de algún paso de la pasión del Señor. En cambio en la contemplación el alma no ejercita ninguna de sus potencias, sino que sencilla y llanamente  se concentra pasivamente  en una advertencia amorosa y gozosa que Dios la infunde directamente. Pues dice nuestra Santa, que aún entonces el conocimiento propio de ese inmenso regalo de Dios, que es la contemplación, le tiene que llevar a la humildad. Y apela a su propia experiencia.La escuchamos:

Procurad mucho tratar estas mercedes y regalos con quien os dé luz, sin tener cosa secreta; y tened este cuidado: Que el principio y fin de la oración, por subida contemplación que  sea, siempre acabéis en propio conocimiento.

 Y si  es de Dios, aunque no queráis, ni tengáis este aviso, lo haréis aún más veces, porque trae consigo humildad, y siempre deja con más luz para que entendamos lo poco que somos. No me quiero detener más, porque muchos libros hallaréis de estos avisos. Lo que he dicho es porque he pasado por ello y me he visto en  trabajo algunas veces. Todo cuanto se puede decir no puede dar entera seguridad (CP. 39,5).

 

sábado, 19 de enero de 2013

viernes, 18 de enero de 2013







SE CUMPLEN 471 AÑOS DE LA APARICIÓN DE LA VIRGEN A SANTA TERESA
                                           

 

Tal y como suena este título, se puede hablar de las apariciones de la Virgen en Lourdes, de las apariciones de la Virgen en Fátima, y de la Aparición de la Virgen en el coro alto de la Encarnación en Ávila. Si tan reales y verídicas fueron aquellas apariciones de la Virgen en Lourdes y en Fátima, tanto y más es la Aparición de la Virgen a Santa Teresa en el coro alto del Monasterio de la Encarnación, en Ávila.

 

Y no es que se trate de una historia transmitida por las monjas carmelitas a lo largo de más de cuatro siglos. Es eso y mucho más. Fue una aparición tan real y verdadera, que la narra su protagonista tal y como le ocurrió el 19 de enero de 1572, a las seis de la tarde. Y si en aquellos lugares de Lourdes y de Fátima han ocurrido milagros, también aquí los ha habido, como les contaré después. Primero empecemos por describir el hecho en sí, tal y como lo describe la misma santa Teresa.Vió a la Virgen María en persona, que la habló y escuchó, y que vino acompañada de ángeles que se posaron sobre los sitiales del coro.

 

“La víspera de san Sebastián, el primer año que vine a ser priora en la Encarnación, comenzando la Salve, vi en la silla prioral, a donde está nuestra Señora, bajar con gran multitud de ángeles la Madre de Dios y ponerse allí. A mi parecer, no vi las imagen entonces(la imagen de la Virgen de la Clemencia), sino esta Señora que digo. Parecíame encima de las comas de las sillas y sobre los antepechos,ángeles, aunque no con forma corporal que era visión intelectual. Estuvo ansí toda la Salve, y díjome la Virgen: Bien hiciste en ponerme aquí (la imagen de la Virgen de la Clemencia); yo estaré presente a las alabanzas que hicieren a mi Hijo y se las presentaré”.

 
 

Esta Aparición trascendió hasta conocimiento de los Reyes de España, que pedían a las monjas que expusieran sus peticiones delante de la imagen de la Clemencia. Anotamos que en 1882 sus AA.RR. las serenísimas infantas de España, hermanas del rey Alfonso XII regalaron una corona de plata sobredorada para la Virgen de la Clemencia, según se recoge en el Libro de Becerro del convento.  Y en las Navidades de 1967 los reyes de Bélgica, Balduino y Fabiola, encargaron una Misa ante el altar de la Virgen de la Clemencia, a la que asistieron personalmente.  Sea esto dicho en honor de lo que es ya historia, omitiendo otros datos para no alargarnos.

 

Pero también quiero reseñar algo ocurrido en los tiempos presentes, de lo que soy testigo de visu et auditu.Por el año de 1997 vino por aquí un matrimonio del mediterraneo español, como turista, y comentó a la monja de la portería que no podían tener hijos, y que el ginecólogo los había convencido y razonado tal imposibilidad. Resultó que la Hna. Carmela les dijo: ¡Vayan Vds. a la iglesia, y pidan ante la Virgen de la Clemencia que les conceda ser padres de una niña!

 

Así lo hicieron. En 1998  les nació una niña, a la que pusieron el nombre de Teresa. En el 99 vinieron con su hija a dar las  gracias. Se lo contaron a la priora, y le dijeron que esperaban otra niña para primeros del 2000. La priora les anticipó la noticia: ¡Nacerá el 19 de enero, día de la Virgen de la Clemencia! Y así ocurrió.

 

Como tal día 19 de enero, a las seis de la tarde, todos los años, las carmelitas representan tal acontecimiento, en el coro alto,  cantando completas y la Salve, a la que solemos asistir los que conocemos la Aparición de la Virgen, hace un par de años saludé a un matrimonio, que me dijeron habían venido de Madrid para dar gracias a la Virgen de la Clemencia, porque se habían encomendado a ella, por mediación de las monjas, y le había curado al marido de un cáncer.

 

Pues esta es la historia. Con vistas al los 500 años del nacimiento de nuestra Santa, he querido destapar este acontecimiento excepcional para público conocimiento. Y si alguno quiere acompañarnos el próximo sábado, a las seis de la tarde, vengan con un buen abrigo o manta, para gozar del evento, dulce y pacíficamente. Hay sitio para todos. 

martes, 15 de enero de 2013




                                    DOMINGO II DEL TIEMPO ORDINARIO C.-DIA 20

 
                                                      HACED LO EL OS DIGA

    Aprendamos de este evangelio, primero, el caracter servicial de la fe de la Virgen María, y, segundo, su confianza total en Jesucristo, su Hijo.- Allí están en el pueblo de Caná. Habían ido allí María con Jesucristo y sus discípulos, para asitir a la boda de unos jóvenes esposos, a la que habían sido invitados. “ Faltó el vino y la Madre de Jesús le dijo:No les queda vino. Jesús le contestó: Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora. Su madre dijo a los sirvientes: Haced lo que él os diga”.

 

      El primer rasgo que aparece es la preocupación de María por lo que está pasando: se ha acabado el vino.Aprendamos este ejemplo de atención a los demás, a las necesidades de los demás..., porque nuestra fe tiene que ser también servicial.- Un segundo rasgo en la actitud de la Virgen María es su confianza en Jesucristo, su Hijo. A pesar de que la respuesta que ha recibido de El es como de querer desentenderse del problema , porque le ha contestado a su madre: “todavía no ha llegado mi hora”, la hora de hacer milagros, para manifestar su poder sobrehumano, María dice a los sirvientes:” Haced lo que El os diga”.- Son palabras que cada uno de nosotros debemos escuchar de la boca de la Virgen María dichas también a cada uno de nosotros: “Haced lo que mi Hijo Jesucristo os diga”, al escuchar sus palabras del Evangelio, o a través de la iglesia, o cada uno a través de su propia conciencia cristiana,a la luz de la fe.

 

 Y el milagro se produjo: Jesucristo atendió a la necesidad expuesta por su madre, y convirtió unos cántaros de agua en cántaros de vino.-   La resonancia que tuvo ese milagro en aquellos comensales no fue el que alguno pensaría que iba a suceder finalmente, que todos terminaran un tanto o un mucho embriagados.- El efecto que produjo ese milagro lo recoge también el evangelio: “ Creció la fe de sus discípulos en él”.

 

    Son muchas las reflexiones que debemos hacernos: considerar la preocupación de la Virgen María por las necesidades de los demás, su confianza, la condescendencia de Jesucristo, el crecimiento de la fe de los discípulos de Jesús, y lo que nos dice la Virgen María:”Haced lo que El os diga”, siempre, aunque parezca difícil, porque para El nada hay imposible. Dios puede ayudarnos en todo momento. Sólo hace falta escucharle, obedecerle y seguir el camino que El nos marque. El siempre quiere lo mejor para nosotros.¡ Haced lo que El os diga!- Jesucristo manifiesta su poder y su misericordia no sólo en el templo, o en momentos solemnes, sino en la vida ordinaria, como fué asistiendo simplemente a la boda de unos amigos.

 

En cualquier lugar se nos puede manifestar el Dios infinito y eterno; en cualquier circunstancia, por muy vulgar que parezca, podemos invocar la ayuda de Dios y merecerla.- El Dios trascendente, santo e infinito, se hace cercano a sus criaturas, adaptándose a cualquier espacio y a cualquier tiempo. Es lo mismo que expresó nuestra Santa con aquella célebre y genial frase :” Tambien entre los pucheros anda el Señor. Entre los pucheros, entre los cántaros de agua, entre leprosos, ante un joven ciego de nacimiento, ante una multitud que no tiene que comer y puede desfallecer en el camino por el hambre, en la sinagoga, en el templo de Jerusalen, en cualquier sitio Jesucristo está dispuesto a manifestar la gloria de su divinidad, para que los hombres crean en El.



 
 
 
 
 
 
 
PENSAD QUE PODEIS TORNAR A CAER

 

Santa Teresa en este mismo capítulo 39 de Camino, comentando la petición del Padre Nuestro “no nos dejes caer en la tentación” menciona otras dos tentaciones: la tentación de hacer”penitencias desconcertadas”, y la de arrogarnos  una seguridad que no poseemos.

Les advierte a sus hijas las carmelitas descalzas, y a nosotros sus lectores, que la vanidad de hacer penitencias “desconcertadas” en el fondo sirve para hacernos entender que somos y hacemos más  que los otros. Y también considera   “otra tentación peligrosa” estar seguros de sí mismos, pensando que nunca tornaría a  culpas pasadas. Su receta es: “Nunca andéis tan seguras, que dejéis de temer podeis tornar a caer, y guardaros de las pasiones. La escuchamos:

 Y si es tentación, aun esto no podréis hacer, que no os dejará sosegar el pensamiento, ni ponerle en cosa, sino para fatigaros más; harto será si conocéis es tentación. Así es en penitencias desconcertadas, para hacer entendernos que somos más penitentes que las otras y que hacéis algo.Si os andáis escondiendo del confesor o de la prelada (la superiora), o si, diciéndoos que lo dejéis no lo haceis, es claro tentación. Procurad, aunque más pena os dé, obedecer, pues en esto está la mayor perfección”.

“Pone otra bien peligrosa, que es una seguridad de parecernos que en ninguna manera tornaríamos a las culpas pasadas y contentos del mundo…Ésta, si es a los principios, es muy malo, porque, con esta seguridad, no se les da nada de tornarse a poner en las ocasiones, y hácenos dar de ojos, y ¡plega a Dios que no sea muy peor la recaída!. Asique, aunque más gustos y prendas de amor el Señor os dé, nunca tanto andéis seguras que dejéis de temer podeis tornar a caer, y guardaros de las ocasiones. Esto trae consigo humildad y siempre deja con más luz para que entendamos lo poco que somos” (CP 39, 3-4).

 

viernes, 11 de enero de 2013

PONED EL PENSAMIENTO EN LA MISERICORDIA DE DIOS

En este capítulo 39  de Camino santa Teresa nos previene de caer en la tentación del desánimo, por no confiar plenamente en la misericordia de Dios- Ocurre que contra la verdad y la humildad no solo se puede pecar por engreimiento, atribuyéndose a sí mismo lo que uno no tiene. Sino que se puede pecar por carta de menos: no reconociéndose a sí mismo objeto de los dones de Dios, de su amor, de su acogida bienhechora.

Es la falsa humildad, depresiva y desasosegadora, que conduce también a una postura de mentira frente a Dios. Nuestra Santa nos confiesa que ella misma se vió tentada por la falsa humildad. La consigna de la humildad verdadera es no atribuirnos lo que no es nuestro, ampoco no desconozcamos lo que se nos ha dado y efectivamente existe en nosotros. Por ahí va que la humildad es “andar en verdad”. La escuchamos:

“Guardaos, hijas, de unas humildades que pone el demonio con gran inquietud de la gravedad de nuestros pecados, que suele apretar aquí de muchas maneras, hasta apartarse de las comuniones y de tener oración particular (por no lo merecer, según les pone el demonio). Llega la cosa a término de hacer parecer a un alma, que por   ser tal, la tiene Dios tan dejada que casi pone en duda su misericordia.

 “Todo le parece peligro lo que trata y sin fruto lo que sirve, por bueno que sea. Dale una desconfianza, que se le caen los brazos para hacer ningún bien, porque le parece que lo que es en los otros, en ella es mal.Mirad mucho, hijas, en este punto que os diré, porque algunasn veces podrá ser humildad y virtud teneros por tan ruin, y, otras, grandísima tentación. Porque yo he pasado por ella, la conozco”.

“La humildad no inquieta ni desasosiega ni alborota el alma, por grande que sea; sino viene con paz y regalo y sosiego. No alborota ni aprieta el alma, antes la dilata y hace hábil para servir más a Dios- Cuando así os halláreis, atajad el pensamiento de vuestra miseria lo más que pudiéreis y ponedlo en la misericordia de Dios y en lo que nos ama y padeció por nosotros “(CP 39,1-3)-

martes, 8 de enero de 2013

Domingo 13 de enero: BAUTISMO DEL SEÑOR


Después de llevar treinta años de vida escondida en Nazaret, Jesús deja su pueblo y su casa y se encamina hacia el  Jordán. Va a inaugurar una etapa nueva de su vida: el ejercicio de su ministerio público. Y, fijémonos, que  lo va a hacer, lo hace por el camino de la humillación, uniéndose a todos los que desde cualquier rincón de Palestina acuden a Juan Bautista para confesar sus pecados y a que él los bautice. Es, ciertamente, un misterio de humillación. Jesús se coloca sin más en la fila de los pecadores, siendo él santo, y se somete al bautismo de penitencia. Cualquiera que lo viera bajar al agua del Jordán y pedirle a Juan el Batista que le bautizase, pensaría que era también un pecador.-  

Cuando se da cuenta Juan el Bautista de que tenía delante a Jesucristo, el Mesías , el Salvador de los hombres, le dice   :” Pero,¿cómo? Yo debo ser bautizado por tí, ¿y tú vienes a mí ?.- Entonces, ¿ Cuál es el sentido de este gesto de Jesucristo? El sentido profundo lo encontramos en la respuesta que Jesús le da : ¡Déjame ahora, pues es necesario que se cumpla así toda justicia!.- “Es necesario”: Es la palabra que emplean habitualmente los evangelios para referirse al cumplimiento de la función mesiánica anunciada por los profetas, y al cumplimiento del designio de Dios. También aparece en los labios de Jesús muchas veces, particularmente al anunciar su pasión y su muerte:”Es necesario que el hijo del hombre sea entregado en manos de sus enemigos”. 

Y también cuando dialoga con los que van camino de Emaus les replica:” ¿ No era necesario que el Mesias padeciese eso para entrar en su gloria ?”. Por tanto, la respuesta de Jesús a Juan el Bautista coloca el hecho de su bautismo en el Jordán en el contexto de la realización del designio de Dios,que culminará en la cruz. La respuesta de Jesús vendría a significar algo así como :” Es verdad, yo soy inocente - le dice al Bautista-, y tú deberías ser bautizado por mí. Pero yo soy el Servidor, cargado con el pecado de todos; yo soy como Isaac, el cordero que el Padre ofrece como sacrificio de holocausto para redención de los hombres.

Por lo tanto, en este gesto de Jesucristo pidiéndole a Juan el Bautista que derramara agua del Jordán sobre su cabeza, lo que nos manifiesta es la entrega y solidaridad con nosotros, por la que se hace como si fuera pecador con nosotros. No porque El haya pecado, sino porque por esa solidaridad “ a quien no conoció pecado, Dios lo asimiló en todo con nosotros, para que viníeramos a ser justicia de Dios en Jesucristo. Así baja ahora a las aguas del Jordán, y así subirá más tarde al patíbulo de la cruz. También allí aparecerá,ante los ojos de los hombres, como un malhechor. Son nuestras desgracias, calamidades, miserias y  pecados la cruz que El ha querido libre y voluntariamente cargar sobre sus hombros. Siendo inocente, toma sobre sí los pecados de la Humanidad para librarnos de ellos. Esto se le queda tan grabado a Juan Bautista que para él Jesús será ya en adelante “ el cordero de Dios que lleva el pecado del mundo”.

Esta escena se corona con la oración de Jesús y la bajada del Espíritu Santo, los cielos abiertos y la voz del Padre:”Este es mi Hijo amado, mi predilecto”.- En esos momentos, mientras El se humilla, Dios lo ensalza. Descendiendo el Espíritu Santo sobre su cabeza, Dios quiere significar ante los hombres que ese es el Mesias, ungido, capacitado para predicar en nombre de Dios, para fundar su reino. Un reino no de terror, sino de amor, de sabiduría, de fortaleza, de paz, de solidaridad.- Por eso esta manifestación del Espíritu es anticipo de la glorificación que experimentará Jesucristo tras la humillación de la cruz. El Espíritu desciende no sólo sobre El, sino también sobre la Iglesia, porque El es como la cabeza de un gran cuerpo que es la Iglesia. Y por eso tenemos que pensar que no sólo a El le dice Dios, “tú eres mi Hijo amado”, nos lo dice a todos y a cada uno de nosotros los cristianos : tú eres mi hijo amado, vosotros sois mis hijos  amados

Escuchemos con los oidos del alma estas palabras dichas por Dios nuestro Padre a cada uno de nosotros:”tú eres mi hijo amado” .Es una invitación a vivir en la familiaridad con Dios, en coloquio amoroso con Dios.

lunes, 7 de enero de 2013













NO TENEMOS NADA QUE NO LO RECIBIMOS
 

En este  capítulo santa Teresa nos hace una confidencia, que no nos esperábamos. Nos dice pura y simplemente que en su vida ha habido vaivenes de sube y baja, como nos pasa a cualquiera. Unas veces la ocurre verse en las alturas de la vida mística, en plena y  radiante luz del Espíritu, y otras en lo profundo de la oscuridad de la fe. Dios nos puede dar a gustar de sus consuelos, y nos los puede quitar. La escuchamos:

“¿Nunca lo habéis visto por vosotras, hermanas? Pues yo sí: unas veces me parece que estoy muy desasida, y en hecho de verdad, venido a la prueba, lo estoy. Otra vez me hallo tan asida, de cosas que por ventura el día de antes burlara yo de ello, que casi no me conozco. Otras veces me parece tengo mucho ánimo, y que a cosa que fuese servir a Dios no volvería el rostro, y probado es así, que le tengo para algunas. Otro día viene que no me hallo con él para matar una hormiga por Dios, si en ello hallase contradicción”.

“Así, unas veces me parece que de ninguna cosa que me murmurasen ni dijeses de mí. No se me da nada y, probado, algunas veces es así, que antes me da contento. Vienen días que sola una palabra me aflige y querría irme del mundo, porque me parece me cansa en todo. Y esto no soy sola yo, que lo he mirado en muchas personas mejores que yo, y sé que pasa así”-

“Pues esto es, ¿ quién podrá decir de sí que tiene virtud ni que está rica, pues al mejor tiempo que haya menester la virtud se halla de ella pobre?...Verdad es que, sirviendo con humildad, en fin, nos socorre el Señor en las necesidades; mas si no hay muy de veras esta virtud, a cada paso, como dicen nos dejará el Señor. Y es grandísima merced suya, que es para que la tengáis y entendáis con verdad que no tenemos nada que no lo recibamos” CP 38, 5-7).

 

jueves, 3 de enero de 2013


 


 
 
 
 
 
 
                         FIESTA DE EPIFANIA. Domingo 6 de enero 2013
 
                           UN  CAMINO INTERIOR EN BUSCA DE DIOS

 En la fiesta de hoy , Epifanía, se muestra la grandeza del corazón de Dios. Jesús no se ha encarnado para darse a conocer a unos cuantos, sino para encontrarse con todos los hombres. En la figura de los Magos de oriente vemos el cumplimiento del deseo inscrito en el corazón humano: encontrar a Dios.-

Esos tres hombres habían oído que los profetas de Israel habían anunciado que vendría un Rey, que estaría en íntima armonía con Dios y que, en su nombre y de parte suya, restablecería el orden y la paz en el mundo. Y se pusieron en camino para encontrar ese Rey. En lo más hondo de su ser buscaban que en el mundo se restableciera el derecho, la justicia que debía venir de Dios. Y ellos estaban dispuestos a servir a ese Rey, ponerse a su disposición y colaborar con él a la renovación del mundo. Eran de esas personas que tienen hambre y sed de justicia.-

 Y fueron a buscarlo a donde ellos creían que tenía que estar en la gran ciudad de Jerusalén y en un palacio.-Pero allí no estaba. Resultó que el nuevo Rey era muy diferente de lo que se esperaban. Debían, pues, empezar a aprender que Dios es diferente de como acostumbramos a imaginarlo. Y así comenzaron a recorrer un camino interior. Una estrella los guió a un pequeño pueblo llamado Belén, hasta que encontraron a un Niño envuelto en pañales, se postraron ante El y lo reconocieron como el Rey anunciado por los profetas.

Y empezaron a cambiar su idea sobre el poder, sobre Dios y sobre el hombre y, con ello, a cambiar también ellos mismos. Ahora habían visto que el poder de Dios es diferente al poder de los grandes del mundo. Su modo de actuar es distinto de como lo imaginamos, y de como quisiéramos imponerle que fuera. En este mundo, Dios no le hace competencia a las formas terrenales del poder. No contrapone unos ejércitos a otros ejércitos.

”Al poder estridente y pomposo de este mundo, Dios contrapone el poder inerme del amor, que en la Cruz sucumbe y, sin embargo, constituye la nueva realidad divina, que se opone a la injusticia e instaura el Reino de Dios, que es diferente del reino de los hombres. Aquellos hombres venidos de Oriente comprendieron que eso de instaurar la causa de la justicia y del bien en el mundo no se puede conseguir simplemente a través de órdenes impartidas desde lo alto de un trono, ni por las armas, ni por la fuerza...Aprenden que su vida debe acomodarse a este modo divino de ejercer el poder, y que para ello deben convertirse en hombres de la verdad, del derecho, de la bondad, del perdón, de la misericordia, del amor y del servicio a los demás.- El poder humano, si prescinde de Dios, se convierte en totalitarismo, que no sirve a la libertad del hombre, sino que lo priva de su dignidad y lo esclaviza. No son las ideologías las que salvan el mundo, sino saber dirigir la mirada al Dios viviente, que es nuestro creador, el garante de nuestra libertad, el garante de lo que es realmente bueno y auténtico, La revolución verdadera consiste en mirar a Dios, que es la medida de lo que es justo y, al mismo tiempo, es el amor eterno. Y ¿ qué puede salvarnos, si no es el amor?.- Aquellos hombres “entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron”. Queridos hermanos, ésta no es una historia lejana, de hace mucho tiempo. Es una presencia. Y aquí, en la Hostia consagrada, El está ante nosotros y entre nosotros. Como entonces ,se oculta misteriosamente en un santo silencio y, como entonces, desvela precisamente así el verdadero rostro de Dios. Por nosotros se ha hecho grano de trigo que cae en tierra y muere y da fruto hasta el fin del mundo. El está presente aquí como entonces en Belén. Y nos invita a adorarle, a hacer ese camino interior que se llama adoración.Y pidámosle a El que nos guíe en el camino. Amen”.

 

miércoles, 2 de enero de 2013















PEDID AL SEÑOR OS LIBRE DE UNOS DEMONIOS QUE SE TRANSFIGURAN EN ÁNGEL DE LUZ

 
Santa Teresa, con la agudeza que la caracteriza, advierte al orante que puede caer en una tentación muy peligrosa, por parecerle que no es una “tentación”. Y aquí sí que tiene que pedir al Señor que le libre de la tentación. Ocurre cuando en el interior del orante se incuba el riesgo de mentira o de iluminismo, amor propio, orgullo y vanidad.

 La Santa lo dice con su típico grafismo: “Adonde el demonio puede hacer gran daño sin entenderle, es haciéndonos creer que tenemos virtudes no las teniendo, que esto es pestilencia”. Ese es, según nuestra Santa, el grave riesgo de deformación y de traición, que acecha al hombre de oración, no desde fuera, sino desde la entraña misma del trato con Dios. El colmo del absurdo consiste en pensar que somos acreedores ante Dios, no deudores; que no recibimos de Él, sino que Él recibe de nosotros lo que nos está dando; que Dios es el obligado con nosotros y nuestro deudor. Teresa nos advierte que es ahí donde el demonio “puede hacer gran daño sin entenderle”. Es una “ponzoña”, de la que debemos huir, pues oscurece la luz y la verdad, y “ da con nosotros en un hoyo de donde no podemos salir”. La escuchamos:

“A los que hay que temer, y es razón teman y siempre pidan los libre el Señor de ellos, son unos enemigos que hay traidores, unos demonios que se transfiguran en ángel de luz, que vienen disfrazados. Hasta que han hecho mucho daño en el alma no se dejan conocer, sino que nos andan bebiendo la sangre y acabando las virtudes y andamos en la misma tentación y no lo entendemos. De éstos pidamos, hijas, y supliquemos muchas veces en el Paternoster que nos libre el Señor y que no consienta andemos en tentación. Que nos traigan engañadas, que se descubra la ponzoña, que no se escondan la luz y la verdad.”

Procurad ,hermanas, siempre humildad, y ver que no sois dignas de estas mercedes y no las procuréis. Bien es andar con aviso no haga quiebra en la humildad o engendrar alguna vanagloria”(CP 38,3-5).