lunes, 22 de octubre de 2012





EN ESTA ORACIÓN DE QUIETUD HACE DIOS MERCEDES MUY DIFICULTOSAS DE ENTENDER

Madre Teresa nos describe extensamente alguna de las mercedes que Dios le hizo, cuando le pidió “venga en nosotros tu reino”. Sin esperarlo, se ve inmersa en un estado sublime e indescriptible, que le dura días enteros. Se me metida en el “reino” de Dios. Nos previene que no vamos a entender lo que a ella le pasa, sino hemos tenido nosotros una “gran experiencia” como la suya.

Describe que la voluntad queda como absorbida por Dios, hasta tal punto que el entendimiento puede estar ocupado en las cosas materiales que debe hacer la persona durante el día, mientras la voluntad está concentrada en purísima contemplación de Dios. Situación en la que nadie puede entrar por mucho que se empeñe, porque eso sólo Dios lo da a quien quiere. Descubramos la experiencia de Dios que le regaló a nuestra Santa:

“Algunas veces, en esta oración de quietud, hace Dios una merced muy dificultosa de entender, si no hay gran experiencia, mas si hay alguna, luego lo entenderéis la que la tuviere, y os ha de dar mucha consolación saber qué es. Cuando es grande y por mucho tiempo esta quietud, me parece a mí que, si la voluntad no estuviese asida a algo, que no podría durar tanto en aquella paz; porque acaece andar un día o dos, que nos vemos con esta satisfacción y no nos entendemos, y verdaderamente ven que no están enteros en lo que hacen, sino que les falta lo mejor que es la voluntad, que  -a  mi parecer- está unida con su Dios, y deja las otras potencias libres para que entiendan en cosas de su servicio.

Es gran merced ésta a quien el Señor la hace, porque vida activa y contemplativa es junta.Yo sé de una persona que la ponía el Señor aquí muchas veces, y no se sabía entender, y lo preguntó a un gran contemplativo, y dijo que era muy posible, que a él también le acaecía. Así que pienso que, pues el alma está tan satisfecha en esta oración de quietud, que lo más continuo debe estar esta potencia de la voluntad con el que sólo puede satisfacerla (CP 31,4-5).

No hay comentarios:

Publicar un comentario